El panorama político en Chile de cara a las elecciones presidenciales y parlamentarias de fin de año
Contacto con Fernando Rosenblatt, colaborador de En Perspectiva en Santiago de Chile.
(emitido a las 8.37 Hs.)
ALEJANDRO ACLE
Dentro de seis meses los chilenos volverán a las urnas. Deberán decidir si continúa al frente del país la coalición de derecha que terminó con 20 años de gobiernos de la Concertación o si la izquierda retorna al poder.
Las elecciones, que serán presidenciales y parlamentarias, están marcadas para el 17 de noviembre. Pero antes, el mes próximo, los partidos chilenos deberán resolver en elecciones primarias quiénes serán sus candidatos a la Presidencia.
Para conocer cuál es el escenario actual de la política chilena vamos a conversar en los próximos minutos con nuestro colaborador en Santiago, Fernando Rosenblatt, docente en la Escuela de Ciencia Política en la Universidad Diego Portales y candidato a Doctor en Ciencia Política por la Pontificia Universidad Católica de Chile.
¿Cuáles son los primeros aspectos que podemos destacar de esta carrera presidencial que está comenzando?
FERNANDO ROSENBLATT
Por un lado, el regreso de Michelle Bachelet y su nominación como precandidata presidencial por los partidos PPD (Partido por la Democracia), Partido Socialista (PS) y Movimiento Amplio Social (MAS). Bachelet regresó a Chile luego de haber ocupado el cargo de directora de ONU-Mujeres. Mucho se especuló sobre las chances de que ella buscara la reelección, cuestión que finalmente se concretó sobre finales de marzo.
AA - ¿Pero Bachelet sigue teniendo respaldo en las encuestas? Recordemos que ella terminó su mandato en 2010 con tasas de aprobación muy altas.
FR - Sí, es por lejos quien obtiene mayores adhesiones. Si bien la primaria de la oposición enfrentará a cuatro candidatos, creo que nadie aquí duda que ella, al menos, ganará el 30 de junio la primaria de la oposición.
AA - Entonces habrá elecciones primarias para elegir candidato presidencial.
FR - En Chile se aprobó una ley de primarias. Esta ley habilita que los partidos o pactos convoquen a primarias para elegir candidatos al Congreso y para las presidenciales. En el pasado se hicieron primarias, pero ahora serán organizadas por el Servicio Electoral, algo así como nuestra Corte Electoral.
Las primarias son voluntarias; es decir, son los partidos y los pactos los que definen si convocan o no así como pueden establecer el padrón (para militantes, abiertas a la ciudadanía, etcétera). Ahora, si las convocan son vinculantes.
Si bien habrá elecciones para elegir al candidato presidencial en la oposición (Concertación, Partido Comunista y otros), no se arribó a un acuerdo para dirimir los candidatos al Congreso.
Todo esto ha generado mucha desilusión en los candidatos que querían competir para lograr un lugar en las elecciones nacionales de noviembre. Además, porque mucho se hablaba de cambiar la política. De hecho, en el Partido Socialista hay tensiones muy fuertes producto de la no realización de primarias para candidatos al Congreso.
Entonces, por ahora lo cierto es que en la oposición únicamente habrá primarias presidenciales, cuyo resultado es bastante previsible.
AA - ¿Y cuál es la situación en la coalición de gobierno?
FR - En la Alianza hay dos precandidatos: Andrés Allamand, de Renovación Nacional (RN), el partido del presidente Piñera (de hecho, RN será el único partido en realizar primarias para candidatos al Congreso en algunos distritos) y por la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido más a la derecha, el precandidato presidencial es Pablo Longueira.
AA - Pablo Longueira sustituyó a Laurence Golborne, quien originalmente iba a ser el candidato.
FR - Exacto. Esta fue una situación bastante compleja que tuvo que manejar la UDI. Laurence Golborne llegó a la política con el gobierno de Piñera. Fue ministro de Minería y luego de Obras Públicas. Quizás los oyentes lo recuerden porque tuvo un rol importante en el rescate a los mineros en el 2010. Eso lo catapultó como el ministro más popular y poco a poco se fue convirtiendo en presidenciable.
Hace algunos meses la UDI proclamó a Golborne como su candidato, aunque él seguía siendo independiente. Lo que pasó fue que la Corte Suprema condenó al grupo Cencosud en un juicio por unos cobros abusivos en tarjetas de crédito. Laurence Golborne era el gerente general de Cencosud cuando se implementaron cambios unilaterales en los cobros de comisiones por tarjetas; eso fue lo que motivó el juicio contra Cencosud. Esto fue un golpe para la candidatura de Golborne. A los pocos días, para peor, se conocieron unas cuentas que Golborne tendría en las Islas Vírgenes, dineros no declarados en Chile.
AA - ¿Ese escenario terminó por precipitar entonces la salida de Golborne?
FR - Así es. Fueron días bastante complejos porque en la derecha el manejo de esta situación fue bastante desprolijo. Por un lado tienen que enfrentar a una candidata muy popular como Michelle Bachelet. Por otro lado, estamos en un contexto político muy delicado donde las noticias que se conocieron de Golborne no ayudaron a su candidatura que, además, no lograba despegar en las encuestas.
AA - Repasemos un poco, si te parece, ese contexto político al que haces referencia.
FR - Por un lado, tenemos al movimiento estudiantil que cobró mucha fuerza en 2011 y que sigue convocando multitudes. Pero ese movimiento estudiantil fue acompañado por otras demandas y protestas que surgieron en regiones o también en Santiago. De hecho, estos diferentes movimientos han logrado trascender los reclamos sectoriales. Hay una ciudadanía que reclama mayor protagonismo y derechos.
A su vez, crecen los reclamos de la ciudadanía contra "abusos" de las empresas. Se han conocido ejemplos de empresas que realizan cobros abusivos (además del de Cencosud, uno muy sonado fue el de la multi tienda La Polar).
Hace pocos días hubo una "marcha de los enfermos" por la Alameda. Esto es interesante porque, a diferencia de la educación, los usuarios de la salud tienen problemas para organizarse porque no hay algo que los nuclee; que resuelva lo que en ciencia política llamamos "dilema de acción colectiva".
Todo esto genera un clima muy delicado donde la ciudadanía por un lado demanda transformaciones al modelo económico y la clase política no logra reconectar con la ciudadanía. En otras ocasiones conversábamos de la desconexión de las instituciones políticas representativas, especialmente los partidos, hablamos de la desconfianza y apatía.
La ciudadanía no está clamando por un cambio radical de modelo, las encuestas de opinión pública no respaldan eso. Pero sí está claro que la ciudadanía está reclamando contra ejes importantes del modelo económico.
AA - Por lo tanto estamos en un escenario de desprestigio de los partidos y de una ciudadanía movilizada y que reclama.
FR - Sí y podríamos discutir si esto representa problemas para la democracia. Varios creemos que no. En realidad hay una democracia consolidada donde los ciudadanos se expresan. Sin embargo, sí está claro que las instituciones representativas no encuentran canales más o menos formales para expresar esas demandas de la ciudadanía.
Pero, además, a todo esto tenemos que sumar serios cuestionamientos en la Casen (Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional), al INE, por el IPC y el censo realizado el año pasado donde, supuestamente, habría habido manipulación de datos. Es decir, estamos en una situación donde la credibilidad de muchas instituciones está puesta en duda.
AA - Lo que describís es una situación bastante compleja para un país que sigue siendo una economía dinámica y con bajos niveles de desempleo e inflación, por ejemplo.
FR - Sí, es que ahí radica la paradoja. Es un país que funciona pero tiene una ciudadanía molesta, empoderada y alejada de los líderes políticos. Esto ya lo conversamos cuando analizamos el movimiento estudiantil en 2011, pero la paradoja sigue allí.
La política está en un círculo vicioso. Hay desconfianza y distanciamiento de la ciudadanía de los partidos, y hay reclamos. En los partidos hay una dificultad de coordinación y mutuas acusaciones, que generan tensiones muy fuertes. Esto pone en entredicho la posibilidad de generar una propuesta que vuelva a reencontrar a la ciudadanía con los partidos y los políticos. Se intentan dar respuestas pero parecen ser más bien reactivas, sin dirección clara.
Se pensaba que con esta ley de primarias se iba a reactivar la vida partidaria. Además, en Chile ahora el voto es voluntario (con inscripción automática) y hay muchas dudas de cuanta personas saldrán a votar en todo este proceso electoral que comienza en junio. Sabemos que con voto voluntario y con estas primarias voluntarias, es poco lo que se puede lograr. En todo caso, la clave tampoco está en las reglas de juego.
Las experiencias exitosas muestran la importancia de la promoción de liderazgos, que necesita de líderes con visión para proyectarlos, es decir, que exista rotación más allá de la forma de elección de los candidatos. Pero, además, estos tienen que brindar propuestas que se adelanten a las demandas y que ataquen los principales problemas de una sociedad que crece pero sigue siendo sumamente desigual. Es muy riesgoso cuando se entra en una dinámica de desprestigio de los partidos.
La derecha logró encaminar la carrera y la primaria presidencial de la oposición también está encausada. La pregunta es si la política chilena logrará reencontrarse con una ciudadanía que sabe de sus derechos pero duda mucho de sus representantes. La pregunta es si la política chilena puede salir de ese círculo vicioso.
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