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Nuevos enfrentamientos en Egipto entre las fuerzas de seguridad y partidarios de Mohamed Mursi causaron al menos 40 muertes

Contacto con Maaser Khandil, integrante de la organización Mujeres por el Cambio de Egipto.


(emitido a las 8.43 Hs.)

EMILIANO COTELO:
En Egipto al menos 40 personas murieron y más de 300 resultaron heridas en los enfrentamientos que tuvieron lugar hoy entre las fuerzas de seguridad y partidarios del presidente depuesto Mohamed Mursi, frente a la sede de la Guardia Republicana, en El Cairo.

En respuesta ante estos hechos el Partido Libertad y Justicia, el brazo político de los Hermanos Musulmanes, grupo al que pertenece Mursi, llamó a los ciudadanos a que se levanten en contra del gobierno militar. En un comunicado la agrupación pidió que la comunidad internacional actúe de inmediato "para que no haya una nueva Siria en el mundo árabe".

En protesta por lo sucedido hoy el partido islamista Al Nur, un partido de orientación conservadora que apoyó la intervención de las fuerzas armadas para deponer a Mursi, anunció que cambio su postura y no va a participar en un diálogo para elegir un nuevo primer ministro interino. Por otro lado la Fiscalía egipcia ordenó hoy cerrar y precintar la sede del Partido Libertad y Justicia tras encontrar supuestamente armas en su interior.

Vamos a conocer lo que está pasando yendo casi a las calles de Egipto. Vamos a conversar a partir de este momento con Maaser Khandil, que integra la organización Mujeres por el Cambio.

Una primera aclaración para los oyentes, ¿por qué habla usted tan bien español?

MAASER KHANDIL:
Porque he pasado mi vida entre Egipto y España y he aprendido español justamente para ser portavoz de Egipto en América Latina y en España. Ese ha sido mi motor inicial.

EC – ¿Qué es concretamente esta organización que usted integra?, ¿qué es Mujeres por el Cambio?

MK – Nuestra organización nació en los últimos días de [Hosni] Mubarak, a la sombra del señor [Mohamed el] Baradei, que estaba volviendo a Egipto después de su trabajo internacional, había conseguido el premio Nobel y volvía para involucrarse en la política. Las mujeres nos reunimos alrededor de Baradei contra Mubarak hace tres años o un poquito más.

EC – ¿Y qué participación han tenido en las revueltas más recientes, en las que culminaron ahora, la semana pasada, con la caída de Mohamed Mursi?

MK – Nosotros salimos a las plazas casi todos los días y hemos participado en la recogida de las 22 millones de firmas contra el gobierno teocrático de Mursi.

EC – ¿Usted por lo tanto está satisfecha con el derrocamiento del presidente Mursi?

MK – Estamos en contra un gobierno teocrático que es el representante del terrorismo internacional, es una organización clandestina que se extiende en 80 países y ahora ha encontrado la oportunidad de apoderarse de Egipto. Realmente este último año del gobierno de Mursi ha sido un apoderarse de todas las instituciones y fue un peligro para la vida democrática instalada en el país desde hace 300 años casi, con tradición desde tiempos de Mehmet Alí y los 100 últimos años de Constitución y de libertad en Egipto.

EC – La pregunta que puede hacerse más de un oyente, más allá de compartir las críticas que ustedes formulan a lo que ha sido el gobierno de Mohamed Mursi, es: ¿por qué ustedes optan por respaldar un golpe de Estado?, ¿no hubiera sido lógico que Mursi completara su mandato y en todo caso fuera sustituido cuando se realizaran las nuevas elecciones?

MK – No, ha sido un peligro tremendo para la democracia porque en nombre de la legitimidad de unas urnas –que ponemos entre paréntesis porque ha sido un abuso desde el comienzo, porque se instalaron partidos islamistas contrariamente a la Constitución que regía entonces que prohibía los partidos religiosos– esto ha sido un atropello tras otro y al final nos encontramos con un señor que, en nombre de la legitimidad, cometía muchos actos ilegales. Fue un peligro para la Constitución que la hicieron los partidos religiosos porque se hicieron primero las elecciones presidenciales y parlamentarias y con la mayoría que tenían ellos en el Parlamento dictaron una Constitución a su aire. Cuando tenían el presidente y el Parlamento en su mano empezaron a dictar las leyes de cómo iba a funcionar un gobierno, qué autoridades tenía el presidente, entonces nos encontramos con las manos atadas, con una Constitución que no tenía ninguna garantía de los derechos de la mujer, tenía los derechos de la mujer como ama de casa, únicamente, y cualquier derecho era siempre supeditado a la ley islámica. La ley islámica no es el Corán, es una interpretación que se hizo en los tiempos más oscuros de la historia del Islam y de los árabes.

Nos encontramos con un Parlamento que tenía una representación femenina del 2% y con unos señores que cuando salíamos a pedir nuestros derechos nos violaban a plena luz del día y querían a la mujer en casa, y a eso, nos negamos. Y no reconocemos este gobierno como legítimo, no podíamos esperar tres años más porque iban cambiando la identidad del país, iban convirtiendo al país en un país islamista. Todos estamos en contra, nombraban gobernadores que los pueblos no los querían, teníamos un ambiente de desobediencia que hacía la gente sin saber lo que es desobediencia civil, pero ellos se oponían a los islamistas que estaban apoderándose del país. Por ejemplo en cultura cerraron la ópera, pensaban que la música es un pecado, que no llega nada de dinero haciendo cultura, ellos pensaban en la vida como un negocio solamente. Y es un partido clasista, absolutamente clasista.

EC – Cuando gestionábamos esta entrevista en las conversaciones telefónicas previas usted nos advertía que está permanentemente entrando y saliendo de su casa, que hay que coordinar bien para encontrarla porque viene participando todos estos días en estas nuevas movilizaciones que siguen teniendo lugar en las calles en El Cairo. ¿Por qué?, ¿qué es lo que está en juego?, ¿por qué ustedes siguen movilizándose?

MK – Porque hemos reunido 22 millones de firmas que consideramos es una nueva clase de democracia, esta es la democracia directa, la que pide el ser humano, la pedían en el 15-M en España, en Latinoamérica. Esa es la democracia del pueblo, no esta forma dogmática que llaman los especialistas que nos dictan desde los centros de investigación cómo debe ser la democracia. Ahora el pueblo pide su propia democracia directamente y por eso salimos a la calle, para demostrar que nosotros no solamente firmamos un papel sino que nos comprometemos con lo que hemos firmado y queremos demostrarnos primero a nosotros mismos que somos capaces de estar en la calle y sacrificarnos, estar expuestos a los ataques de los integristas. Porque ustedes todos han visto que cuando nos reunimos en Tahrir, que ese era mi lugar predilecto porque había otros núcleos, me reunía con mis amigos y con otra gente que no conocía en Tahrir y realmente fue el ágora, es el ágora nuestra, nos reunimos, debatimos, cantamos, y lanzamos cohetes al aire, es una demostración alegre.

El otro día, el viernes pasado, nos vimos cercados por los tres costados por unas hordas islamistas que venían con armas a atacarnos. Mis amigas y yo pensábamos hacernos un escudo humano, queríamos salir a la cabecera del puente para separar entre los que venían a agredirnos y la gente pacifista que venía a celebrar con sus niños y mujeres en la plaza. No nos dejaron salir hasta ahí, pero bueno, estábamos en la cabecera, estábamos ahí cuando empezaron los ataques, ellos nos atacaban, nosotros estábamos cantando.

EC – Y qué dice a propósito de los incidentes que han tenido lugar hoy y que yo mencionaba al comienzo de este contacto, estos 40 muertos al menos y más de 300 heridos en enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y partidarios del depuesto presidente Mursi frente a la sede de la Guardia Republicana, ¿qué fue lo que ocurrió en ese lugar?

MK – Primero nosotros salimos a la calle y pedíamos la protección del Ejército de estas hordas islamistas. El Ejército no hizo un golpe de Estado, el Ejército se sumó a nuestras demandas, y por primera vez en Egipto vemos una coalición entre el Ejército, la Policía, la cultura, las instituciones frente a esta gente.

Ayer también fue un día de reunión y se veía perfectamente que salimos para consolidar nuestros derechos y para decir que también seguimos en las calles para proteger esta democracia que nace, este estilo democrático nuevo que nace. Ayer se vio perfectamente la diferencia numérica entre ellos y nosotros. Todo lo contrario, ellos en sus palabras llamaban, incitaban a la violencia, iban sus líderes llamándoles a atacar al Ejército, para cubrir sus atropellos. Hace dos días lanzaron [disparos] a unos niños desde la azotea de un edificio, se veía la crueldad de esta gente, estaban en una azotea tirando balas contra la gente civil que iba pacífica mostrándose también en sus puertas, en las calle, y ellos están apuntando con armas y tiraban a los niños que se escondían en las azoteas. Esto se vio, se vio también que cuando aquel viernes cuando venían a atacarnos pasaron por un barrio pacífico aterrorizando a la gente y ahí se mató a cinco civiles.

A la vista de estas atrocidades, que estaban grabadas y vistas claramente en los medios de comunicación del país, ellos no tenían otra salida que provocar al Ejército porque así se puede pensar que es un enfrenamiento entre el Ejército y la población. Ellos atacaban a las barricadas del Ejército después de llamar al rezo de la madrugada, fue como una señal para que empezara el ataque. Dos días antes el Ejército estaba aguantando las barricadas en un barrio de clase media alta pero al mismo tiempo en sus principios fue brigada de organizaciones sindicales. Ellos acamparon ahí y estaban cortando el paso también a la gente que iba a manifestarse pacíficamente frente al Palacio Presidencial, porque teníamos dos puntos, Tahrir, que es la plaza mítica, y otro también que es el Palacio Presidencial que es como el símbolo del poder de Mursi y aunque Mursi no estaba ahí iba gente ahí también a demostrar su descontento.

Entonces ellos como una salida, porque no sabían qué hacer después de estar días y días y se producían diferencias entre ellos mismos, porque sus políticos y sus líderes se escondían en el aire acondicionado, y mandaban a su gente de a pie a estar en la calle horas y horas después de llamarles desde provincias, venían en autobuses y se quedaban en las calles en un estado lamentable, aterrorizando y teniendo a la gente y los vecindarios como rehenes. Más o menos ellos tenían el rechazo del vecindario aparte de que se veía cada día su falta de número en comparación con el resto de la población y no tenían más salida que ésta, para romper todos los acuerdos a los que se iban llegando las fuerzas revolucionarias, con chamarros, con el partido Al Nur, aunque es salafista pero se sumó a las otras apuestas democráticas, y resultó al final que es una cuña de los Hermanos Musulmanes. Los Hermanos Musulmanes no quisieron sumarse al gobierno nuevo y el partido Al Nur que es su arma invisible, ahora ya es visible, separándonos intentaba dividir y poner trabas al gobierno nuevo que estamos pensando.

Lo último que quiero agregar es que en este Islam político no hay un Islam moderado ni uno menos moderado. Todos ellos son terroristas, como se ha visto, y son integristas.

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