Internacionales

La crisis política de Egipto desde la perspectiva de uno de sus vecinos más cercanos, Israel

Contacto con Ana Jerozolimski, corresponsal de En Perspectiva en Jerusalén.


(emitido a las 10.43 Hs.)

ALEJANDRO ACLE:
La crisis política que vive Egipto le importa ante todo y por supuesto a sus propios ciudadanos, pero los acontecimientos que se están viviendo en ese país también son seguidos con mucha atención por su vecino, Israel. Mohamed Mursi, presidente que representaba a los Hermanos Musulmanes, fue depuesto por las Fuerzas Armadas y la suposición casi natural es que Israel vería ese hecho como positivo, pero al parecer las cosas son un poco más complejas.

Para analizar este tema nos contactamos con nuestra corresponsal en Jerusalén, Ana Jerozolimski.

Ana, en primer lugar y en términos muy generales, ¿Israel ve como algo bueno que Mursi ya no sea presidente de Egipto?

ANA JEROZOLIMSKI:
El Israel oficial, las autoridades de Gobierno, no se pronuncian; es más, el primer ministro Benjamin Netanyahu, conociendo la dinámica de la disposición muy rápida de los ministros israelíes a hablar también cuando no es oportuno que lo hagan, impartió una orden muy clara: no se pronuncien públicamente sobre un tema que es claramente un tema egipcio interno aunque por supuesto interesa a Israel. Eso en cuanto a Israel oficial.

Eso no quita que, sin dar nombre y apellido, de forma anónima, diferentes figuras de Gobierno, analistas a diferentes niveles, sí se pronuncien. Expresan, por un lado, el hecho de que cuando un fundamentalista de un grupo como los Hermanos Musulmanes que ha tenido inclusive pronunciamientos antisemitas ya no está en el poder, en principio uno dice que la situación puede ser mejor. Pero eso no quiere decir que en la práctica automáticamente cuando él es depuesto el resultado es positivo para Israel. No solo porque quienes lo depusieron y diferentes elementos en la sociedad egipcia de hoy también tienen una visión crítica respecto a Israel, sino más que nada por el temor acerca de en qué puede derivar la situación actual de inestabilidad.

AA – ¿Cuáles serían concretamente las preocupaciones centrales de Israel con respecto a toda esta situación?

AJ – Ante todo creo que lo más evidente es que una situación inestable en un vecino tan importante de Israel como Egipto siempre prende las luces rojas. En general es una situación que linda con lo caótico, tanto por lo político que está sucediendo ahora, como porque a eso se suma a la muy difícil situación económica en Egipto: 90 millones de personas, un poco menos. Me decía un experto en Islam al que entrevisté el otro día: "El título de tu notas si me citas puede ser ‘90 millones de problemas’", refiriéndose a lo serio de la situación económica para alimentar todas esas bocas. Eso en términos generales, lo inestable de una situación así que cuando está pegado a la frontera no es un buen vaticinio para ningún vecino.

Pero también está –y los últimos días han confirmado lo claro de ese temor– la situación en el Sinaí, la península del Sinaí, contigua a la parte sur de Israel , a la ciudad balnearia sureña Eilat, donde ya hay enfrentamientos muy serios con camarillas de delincuentes, bandas de yihadistas, islamistas pro guerra santa que han atacado blancos militares egipcios. En Israel hay plena conciencia de que eso muy fácilmente puede convertirse en un intento de ataque cruzando la frontera hacia territorio israelí.

AA – ¿Y cómo se ve todo este tema del otro lado, del lado palestino? Sobre todo te lo pregunto teniendo en cuenta que en algunos asuntos una cosa es lo que piensa y dice la Autoridad Nacional Palestina y otra lo que dice y hace la organización Hamás, la que gobierna la zona de Gaza.

AJ – Claro, es interesante la distinción que hacés, con mucha razón, creo yo. Para hablar de lo que ve el palestino promedio, moderado, la Autoridad Nacional Palestina, yo quisiera citar a alguien que no está en una posición oficial. Lo entrevisté anteayer, es un profesor de ciencias políticas, palestino, de la Universidad Al Quds, Muhammad Dajani, quien además tiene la particularidad de haber sido el fundador hace unos años del movimiento Wasatia, que en árabe quiere decir "el camino intermedio"; él brega por un tercer camino entre el secularismo y el Islam fundamentalista. Él me decía: "Nosotros queremos que Egipto sea fuerte". Yo aclaro, él no está en un puesto oficial, es un catedrático, un docente, una figura liberal, pero creo que refleja el sentir de mucha gente en la calle, en Ramallah, en los lugares más liberales. Decía: "Nosotros queremos que sea fuerte, que esté estable, que se sienta seguro, que la gente esté bien, solo de esa forma va a poder ayudar, como trató de hacer en otras oportunidades, a que se logre una solución pacífica entre israelíes y palestinos". "Solo un Egipto así ayuda", me decía el profesor Dajani. Por eso para Israel también es de interés que Egipto viva una situación normal y no tan álgida como la actual.

Del otro lado, para ver qué es lo que dicen en Gaza yo llamé hace dos días a Mahmud az-Zahar, que es considerado el ejemplo de la línea más dura dentro de Hamas, que gobierna Gaza desde hace un poco de seis años, desde junio del 2007. Y él, muy cauteloso, diplomáticamente, me dijo: "Perdón, nosotros decidimos que no vamos a comentar nada porque la situación es muy tensa". Pero no es solo por diplomacia que no quería comentar, Hamas está identificado desde el punto de vista ideológico con los Hermanos Musulmanes, por un lado veía en Mursi, cuando subió al poder, a su aliado y por otro supo que iba a tener que maniobrar con un Mursi que quería también seguir recibiendo ayuda de Estados Unidos y por eso tomó medidas concretas contra los yihadistas en el Sinaí, por eso entre otras cosas. O sea que la situación es muy compleja y un ejemplo concreto en la práctica, como último punto a esta respuesta: anoche se volvió a cerrar el pasaje fronterizo de Rafah, en la frontera sur entre Gaza y Egipto, por ataques de yihadistas a blancos militares egipcios en el Sinaí. Eso no ayuda por supuesto a los palestinos, cuando ese pasaje fronterizo está cerrado.

AA – Ana, y en estas charlas, en esas entrevistas que has tenido en los últimos días por este tema, ¿tuviste la oportunidad de conversar con alguna figura egipcia que haya compartido contigo alguna interpretación diferente, distinta a lo que se ha venido escuchando sobre toda esta situación?

AJ – Sí, yo te diría que una de las figuras que a mí más me impactó es un egipcio que vive en Washington hace muchos años, que lo conocí ya años atrás. Nuevamente, no es nadie que esté en un puesto oficial egipcio, vive en el exterior. Se trata del doctor Tawfik al-Hamid, lo conocí hace algunos años en una conferencia que vino a dar a Jerusalén, creo que fue una entrevista de como tres horas por lo interesante de todo su planteamiento. Él es un pensador reformista del Islam, sugiere una versión no anacrónica, más moderna, menos tradicional del Islam, más que nada el texto coránico, para permitir que el Islam sea conciliable con la democracia. Él dice que en la interpretación que comúnmente se da hoy en día y que según él es la central en la educación islámica es irreconciliable el Islam con los valores de la democracia. Lo que tiene de particular este hombre entre muchas otras cosas es que él de joven cuando vivía en Egipto sintió una necesidad de acercarse al Islam, buscando las diferentes opciones, como puede pasar con cualquier religión.

Llegó a la Gamaa al-Islamía, que era una organización terrorista fundamentalista islámica que cometía atentados contra blancos militares y políticos dentro de Egipto. Él me contaba de la forma en que los hacían rezar en las mezquitas, pegados hombro a hombro, algo que interpretaba como una forma de tratar de quitar el individualismo posible en cada uno, que todos sean parte de un total amorfo que no puede pensar en forma independiente, y decía que para él la prueba para ser miembro formal de esa organización fue cuando le dijeron que secuestre a un policía egipcio, conciudadano, correligionario suyo, por supuesto, y lo entierre vivo. Y él ahí como que se despertó y dijo: "No, esta no es la opción islámica que yo estaba buscando", se alejó, se tuvo que escapar a Arabia Saudita, lo amenazaron de muerte, llegó después a Estados Unidos, y él hoy hace todo ese pensamiento reformista en el Islam. Y está convencido de que, contrariamente a lo que se oye en diferentes sectores de la opinión pública mundial a raíz de la crisis política en Egipto, los que violaron la democracia ahora en su país natal no fueron los generales al quitar a Mursi del poder, sino los Hermanos Musulmanes con toda su actitud. Desde que supuestamente dice que ganaron las elecciones con fraude, hasta que, en sus palabras nuevamente, traicionaron a la ciudadanía egipcia prometiendo una cosa y haciendo otra muy diferente de modo tratar de imponer la sharia, la ley islámica, en un país que evidentemente no lo quiso.

AA – Sí, ahí Egipto tiene otro problema, más allá de esta interpretación que tu comentabas sobre que esta visión del islamismo no es compatible con la democracia, y es que Egipto en sí no tiene una tradición democrática demasiado fuerte. Por lo menos en las últimas décadas, si tenemos en cuenta lo que fue el gobierno militar de [Hosni] Mubarak de los últimos 30 años. Pero bueno, eso puede dar para otro tema más grande, que es si es necesariamente deseable si un país tenga que organizarse de manera democrática, quizás eso dependa de la idiosincrasia, de la cultura de cada pueblo, o sea un proceso que tenga que darse en diferentes etapas. Pero volviendo a Israel, Ana, y desde un punto de vista más amplio, un tanto más allá de la crisis egipcia actual, ¿qué dicen con respecto a la llamada primavera árabe?, ¿les parece que ese proceso todavía tiene probabilidades de éxito?

AJ – Sí, primero un comentario general, antes de entrar a analizar cada caso que tenía sus propias características y desenlaces diferentes. En general cuando estalló todo esto hace ya más de dos años, cuando empezaron los procesos de revueltas de levantamientos en el mundo árabe, recuerdo que fui a una conferencia muy interesante con un exjefe del servicio de inteligencia militar del Ejército, que ahora encabeza el principal centro de estudios de investigación al máximos nivel de Israel, el general retirado Amos Yadlin. Y él decía: "Todo movimiento en el mundo árabe, que es nuestro vecino, que cada uno con sus características y a su forma, trate de lograr mayor democracia, mayor vida en libertad en principio, si tiene éxito, es una buena receta para la convivencia. Eso no quiere decir que entrando en detalle de cada caso no veamos que las cosas no siempre resultan como se espera originalmente", explicaba el general retirado Yadlin.

El término ‘primavera árabe’ fue criticado de entrada por gente que dijo "¿qué primavera árabe? Esto va a ser un invierno islámico". Bueno, el hecho de que Mursi haya sido depuesto por millones y millones que salieron a la calle –recordemos  que recién después el Ejército intervino– es una señal de que allí no querían un invierno islámico. Si bien hay casi 30 millones que pueden estar cerca del apoyo a los Hermanos Musulmanes, el grueso de la población quería otra cosa, quiere decir que la esperanza de una primavera árabe sigue existiendo y aquí, conectando este punto con el comentario anterior que hiciste, si acaso necesariamente hay que vivir en democracia, yo quisiera, creo que es ilustrativo, citar nuevamente al profesor Dajani.

Cuando yo le pregunté si acaso cree –entre otras cosas, fue una entrevista larga muy interesante– que habrá democracia en el mundo árabe, si se llegará al punto en el que se pueda decir "se logró la democracia", y si desde occidente se va a ver a esa eventual democracia como algo con limitaciones. Y él dice: "Nosotros los árabes no tenemos que copiar a occidente". Decía inclusive que hay dentro del Islam dos conceptos que según él garantizan un mejor desempeño para la vida ciudadana que el régimen democrático que se conoce en occidente. Me decía: "En una democracia occidental el 51% gana, el 49% que perdió las urnas lo perdió, mientras que puede haber un modelo que bregue por mayor pluralismo", no democracia en el sentido formal, tradicional que lo conocemos en occidente, y él decía que están en el Islam los elementos claros de los consejos de los marcos de consulta, que es la shura, o el consenso, ijma, se llama en árabe. Decía que esos elementos están en el islam y que si se los puede combinar con una forma de vida ya no bajo autocracias o dictaduras, como realmente ha tenido el mundo árabe durante tantas décadas, se puede llegar a un pluralismo que de hecho funcione mejor que lo que en occidente se ve como el régimen formal de democracia de votar y que gane el 51% y casi la otra mitad entera pierda totalmente.

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