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El papa Francisco llegará a Río de Janeiro en el primer viaje que realiza desde que asumió el pontificado

Contacto con Mario Lubetkin, colaborador de En Perspectiva en Roma.


(emitido a las 8.38 Hs.)

EMILIANO COTELO:
Hoy en Brasil tienen un día pautado por la ansiedad. Y no por el fútbol ni por las protestas masivas de las últimas semanas.

El papa Francisco llegará esta tarde a Río de Janeiro en el primer viaje que realiza desde que asumió el pontificado, hace cuatro meses. Durante esta semana irá encontrándose con más de dos millones de personas provenientes de todas partes del planeta que van a participar en una nueva edición de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que organiza la Iglesia Católica. Además de las actividades que el papa encara habitualmente en estas jornadas, en esta ocasión se espera algo más: que Francisco dé a conocer las pautas generales de lo que será su pontificado, del cual en estos casi cuatro meses ha dado hasta ahora señales, unas cuantas, claras.

¿Cuáles son las señales? ¿Cuáles son las acciones que el nuevo papa ha ido desgranando? Vamos a conversarlo con Mario Lubetkin, director general de la agencia International Press Service, colaborador de En Perspectiva en Roma.

¿Cómo lo definís?, ¿con qué mensaje llega el papa a Río 100 días después del comienzo de su mandato?

MARIO LUBETKIN:
Yo creo que si es coherente con el mensaje que está emitiendo desde el inicio de su mandato va a tratar de llegar con un mensaje de extraordinaria esperanza para tratar de acercar a los sectores más humildes y los jóvenes a la iglesia. Volver a acercar nuevamente sobre todo a aquellos sectores que se han ido alejando en estos años, sobre todo en el anterior papado, o quizás en la fase final del papado de Juan Pablo II. Él señaló en la tarde de ayer que para él esta es la gran semana de la juventud, que es uno de los sectores claves a los que quiere dirigirle un mensaje. Y un mensaje que tiene que ver un poco con su actitud. El señaló que quiere que la Iglesia Católica sea "la iglesia de los pobres para los pobres", que esté enlazada y viviendo con la gente. Los ideales que él está emitiendo con más de 100 días de mandato para tratar de redirigir a la iglesia a un destino que él creo que está planteando con cierta claridad.

EC – Sí, parece bastante claro que las Jornadas Mundiales de la Juventud, que ya estaban programadas antes de que Benedicto XVI abdicara, antes de que se eligiera unas semanas después al papa Francisco, van a ser una ocasión privilegiada para este nuevo papa. No solamente se ocupará de lo que es una jornada de estas características, ya van varias, sino que ahí por lo visto tiene una plataforma. Él de hecho está tomando este acontecimiento como una plataforma, ¿no?

ML – Exacto, como tú señalabas. Primero, es el primer viaje al exterior y no es casualidad que él en estos cuatro meses no haya realizado ningún viaje y el primero sea éste con el mensaje a la juventud. Él está emitiendo señales, Emiliano, si pensamos en la primera salida que él hizo del Vaticano, la hizo hace muy pocos días, justamente fue a una de las zonas límites del sur de Italia donde llegan los emigrados desesperados de África, cosa que marcó también una señal de qué tipo de mensajes él quiere emitir en esta fase. Si juntamos el factor de la emigración dramática del norte de África hacia Europa a través de Italia, y ahora hacia los jóvenes con la esperanza, te puede dar una línea del camino que él piensa enfrentar en el próximo período.

EC – Cuando el papa asumió había unos cuantos asuntos pendientes en el Vaticano de la gestión que venía llevando adelante Benedicto XVI. Pienso por ejemplo en lo que se denominó Vatileaks, las filtraciones de información a propósito de luchas de poder en el círculo más cercano al papa; los distintos casos de pedofilia protagonizados por sacerdotes en distintos países del mundo que durante décadas han ido denunciándose, y más que los casos de pedofilia cómo enfrentarlos, qué reacción debía tener la iglesia, la estructura, el gobierno de la iglesia, ante esos comportamientos; casos de corrupción financiera por ejemplo, dentro del llamado Banco Vaticano. ¿Cuál es la situación hoy en esos frentes, cómo podemos resumirla?

ML – Creo que él y sus equipos se han puesto a afrontar los egos. Si nosotros pensamos por ejemplo en el tema de la pedofilia ha mostrado muy claramente los primeros días "tolerancia cero", para usar el término neoyorquino, en el sentido de que cualquier tipo de casos de estos nuevos que están surgiendo él los está tratando en primera persona, a diferencia del pasado en el cual los temas no eran enfrentados directamente. Por ejemplo la decisión de agravar las penas de pedofilia, que antes no estaban dentro de los códigos penales vaticanos. Así podríamos seguir sobre el tema de la pedofilia.

Y también, y quizás sea hoy el que está más resaltado, es todo el tema del Banco Vaticano y los mecanismos de corrupción. Como tú sabes hace pocos días la justicia italiana ha detenido a algunas autoridades de primer nivel del Banco Vaticano. Algunas, las principales autoridades, han renunciado, y hace exactamente dos días el papa nombró una comisión de alto nivel –no solamente de prelados, o sea, civiles del Vaticano, sino por ejemplo algunos grandes manager como una mujer de una multinacional–, para empezar a hacer un control a fondo de las finanzas vaticanas que, como él dice, quizás tuvieron una distorsión muy grande en los últimos años. Que se empiecen a crear cuerpos externos de control de aspectos absolutamente cruciales de la vida vaticana como es su sector financiero es absolutamente vidente y original.

Pero te diría más. Él cuando asumió dio la sensación de que iba a haber un proceso de cambios. Por ejemplo, todas las autoridades vaticanas, el secretario de Estado, el monseñor [Tarcisio] Bertone, lo que es de hecho el primer ministro, y otras figuras, fueron todas confirmadas al ínterin y no de forma permanente. Y al mismo tiempo creó una comisión extraordinaria de figuras muy cercanas a él para empezar a pensar la reestructura interna de la gestión del gobierno vaticano. Reitero, medidas que antes no estaban tomadas. Esto no son conclusiones, son apenas una serie de primeros pasos y habrá que ir viendo cómo se desarrollan, pero está claro que él está emitiendo señales claras y que escenarios de potencial descontrol él piensa tomarlos en manos.

EC – Por otro lado ha habido una serie de medidas que alguien puede considerar simbólicas pero que han tenido mucha repercusión. Pienso por ejemplo en su propia decisión de no instalarse en el apartamento grande, lujoso, previsto para el alojamiento del papa, el hecho de que permanece en una habitación de una especie de hotel, la Casa de Santa Marta, donde se alojan sacerdotes cuando llegan a Roma, una habitación austera, pequeña, etcétera. O las medidas que ha tomado con respecto al transporte de los cardenales y los jerarcas del Vaticano, instándolos incluso a que directamente se muevan en bicicleta por Roma, pero sobre todo dejando de mostrarse en vehículos lujosos y cero kilómetro. Ese tipo de movidas, ¿cómo hay que inscribirlas en este cuadro?

ML – Exactamente eso, él lo que está dando son señales, de austeridad, de la iglesia de los pobres, de estar cerca de la gente. El mismo elemento que marcó el cambio de calidad en la relación entre el papa Francisco y millones de sus seguidores en todo el mundo: cuando él les dijo "Buenas tardes", o cuando en la misa de los domingos él dice "Buen apetito". Son señales que él emite para dar la demostración de que la iglesia... Como él está vestido, por ejemplo, que es totalmente diferente a como se vestía Benedicto XVI, en relación por ejemplo a los emblemáticos, los zapatos rojos de Benedicto XVI, que para nada se acercan a la forma de vestimenta que tiene Francisco. Son señales que él marca respecto a qué tipo de gestión él quiere realizar en este período. Inclusive te diría, ya que estamos hablando del viaje del papa que llegará hoy a las 17.00 a Río de Janeiro, el mismo avión que lo traslada. Cuando el papa se trasladaba en avión en general lo hacía con la compañía Air Italia y se le armaba una especie de cuarto especial cinco estrellas para sus movimientos y él dio la orden precisa de que él va a sentarse, efectivamente, en sillones cómodos como son los de first class de Air Italia, pero sin ninguna clase de reestructura ni de arreglo para que él haga este vuelo, que es extremadamente largo. Y así podríamos decir otros elementos, tú señalabas la pensión donde él está, podríamos señalar que almuerza con los propios sacerdotes y no en forma separada; en la misma transportación, el transporte que Juan Pablo II tuvo después del atentado que era blindado y que él lo sacó completamente y va en jeep, es el mismo en el cual lo vamos a ver en Río de Janeiro en estos días.

O sea, todo un conjunto de medidas en las cuales él quiere dar señales comunicativas de que quiere ir por otro camino. Naturalmente cuatro meses es muy poco para sacar conclusiones, pero pueden empezar a permitir la lectura de cuál va a ser el escenario en los próximos años.

EC – Sí, hay quienes dicen también: bueno, como período destinado a emitir señales y marcar el rumbo cuatro meses ya está bien, ahora es el tiempo de las concreciones, por eso es que se centra una expectativa en esta presencia en Río de Janeiro, ¿no?

ML – Correcto. Hay que leer si esto va a ser coherente con los mensajes que él da desde la plaza San Pedro desde el Vaticano, por un lado, y por otro lado, aunque no creo, si anuncia algunas medidas en relación a su gestión de mandato futuro. Yo creo que él va a seguir en la línea de emitir esperanza, señales de una iglesia cercana a los pobres y a los jóvenes, y el resto se tendrá que ver aquí, en los muros cerrados del Vaticano, donde está el gran peso del escenario de guerra del poder anterior, etcétera, etcétera.

Te señalaría una cosa más que tiene relación con el Uruguay, que es que esa visita que hizo el presidente [José] Mujica al papa hace algunas semanas también determinó por el lado del Vaticano, una señal en la misma dirección: o sea, le doy importancia a un presidente que tiene un perfil humilde para su gestión, para sus ingresos, para su vida, etcétera, y yo, papa Francisco, en eso tengo los mismos ideales y valoro ese tipo de gestión y de la política. Sin inmiscuirse en los asuntos internos uruguayos él lo que también señaló es que no es un problema de él como persona sino que son señales que él quiere emitir también al mundo de la política, que también está dando mucha atención en su relación con el gobierno italiano.

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