Internacionales

Un ataque a balazos a una dependencia de la Armada estadounidense, cerca de la Casa Blanca, dejó un saldo de 13 muertos

Contacto con Juan Rial, politólogo uruguayo radicado en Estados Unidos.


(emitido a las 8.39 Hs.)

EMILIANO COTELO:
La violencia indiscriminada volvió a golpear ayer a los Estados Unidos. 13 personas murieron a raíz de un ataque a balazos que se produjo en una dependencia de la Armada a pocos kilómetros de la Casa Blanca, en Washington.

¿Qué fue lo que ocurrió? Algunos hablaron de la acción de un individuo solitario o de un pequeño grupo aislado de personas desequilibradas, como en tantos hechos de este tipo que ha habido en Estados Unidos en los últimos años. Otros especularon lisa y llanamente con la posibilidad de un ataque terrorista.

El episodio sorprendió al presidente Barack Obama, quien después de haber llegado a un acuerdo con Rusia sobre la cuestión de Siria, de resultado todavía incierto, pretendía volver a concentrarse en algunos asuntos relevantes de la agenda local de Estados Unidos. En particular, en las negociaciones con el Congreso.

Antes de ofrecer un mensaje a la nación sobre la marcha de la economía al cumplirse cinco años de la crisis financiera que todavía afecta a ese país, Obama condenaba el ataque en estos términos:

"Ha sido un tiroteo que tuvo como objetivo a nuestro personal civil y militar, hombres y mujeres que iban a su trabajo, que consiste en protegernos a todos nosotros. Son patriotas y conocen los peligros de servir fuera de nuestras fronteras, pero hoy han sufrido una violencia que jamás se habrían imaginado encontrar aquí, en casa", decía Obama.

Vamos a poner al día esta noticia, vamos a conversar a partir de este momento con Juan Rial, politólogo uruguayo radicado en Estados Unidos, a quien encontramos en Nueva York.

Quiero charlar de dos o tres temas contigo, pero sobre este en particular, ¿cuáles son las últimas novedades?, ¿ha logrado esclarecerse qué fue efectivamente lo que pasó?

JUAN RIAL:
No mucho, pero evidentemente se trató de la acción probablemente de un individuo desequilibrado. Te voy a pasar el título de uno de los periódicos más leídos en Nueva York, el Daily News –el New York Times lo lee gente de nivel cultural más elevado, este es un periódico más popular que edita el señor [Rupert] Murdoch–: "El mismo tipo de arma, diferente muerte". Se refiere a lo que ocurrió en una escuela hace nueve meses en Newtown, donde murieron unos 20 niños y seis adultos por la acción de un desequilibrado que utilizó un arma exactamente igual a la que usó el señor que ayer actuó en esta dependencia de la Marina de Estados Unidos.

¿Por qué lo hizo?, no se sabe. Se sabe sí que este señor en el año 2004 tuvo un incidente por usar una pistola para balear un automóvil porque estaba preocupado por la forma en que estaba estacionado. Fue dado de baja como reservista de la Armada por disparar en el techo de su apartamento hace relativamente poco. Aún así pudo entrar a esta dependencia de la Armada porque era un subcontratista de una empresa llamada Expert que a su vez trabajaba para Hewlett Packard en el área de tecnología de la información. Es todo lo que se puede saber.

Probablemente el tema será olvidado poco a poco. La relevancia es que esto ocurrió en la instalación más vieja de todas las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, este edificio en Navy Yard de 1799, que es bastante grande. Esto indica dos o tres problemas: el del uso de armas de fuego que sigue sin resolverse, algo que quedó en el debe de la agenda de Obama, y el de los ingresos en determinadas dependencias. Yo prácticamente siempre me río y digo: "¿cuántas fotografías tendré por entrar en este lugar?". En cualquier oficina –y no meramente estatal– se te pide un documento con una fotografía, normalmente usamos nuestra libreta de conducir. Se te toma una fotografía, se te pide una firma, etcétera. Este señor con simplemente una placa de identificación logró entrar, y armado, y disparó desde un balcón hacia una cafetería en donde, como todo buen funcionario, muchos trabajadores estaban tomando su desayuno antes de empezar con su tarea normal. No da para mucho más. Se dice que el señor sufría estrés por haber participado en tareas de rescate cuando ocurrió el atentado del 11 de setiembre en Nueva York, no mucho más se puede saber al respecto.

EC – Ahora, tú mencionabas al pasar que uno de los puntos que se analiza a partir de un hecho como el de ayer es en qué quedó la intención del presidente Barack Obama de regular la venta y el uso de las armas de fuego. Un tema en el que puso un impulso fuerte a raíz de otro de estos hechos de ataques indiscriminados de gente trastornada que mataba niños o jóvenes. En definitiva, ¿en qué quedó aquello?, ¿puede tener ahora una nueva etapa?

JR – Difícilmente. En principio, el lugar donde ocurrió el atentado de ayer es en el límite de Washington con Virginia. En Washington, la capital, igual que acá en Nueva York, está prohibido portar armas, pero uno cruza el río Potomac y está en el estado de Virginia y allí se puede tener toda clase de armas sin ningún problema, que es lo que este señor probablemente hizo. No va a ocurrir nada porque para lograr un cambio en la legislación se necesita que los representantes, senadores o diputados, de los estados en los cuales la venta y la posesión de armas son libres, cambien de posición. Es muy difícil que eso ocurra, estos hechos volverán a ocurrir.

Otra cosa a tener en cuenta es la repercusión que suelen tener en los medios ciertas cosas. Ayer inmediatamente de ocurrido el hecho uno miraba en televisión y los que respondieron al ataque fueron no solo policías sino personas civiles armadas, contratistas que trabajan en la custodia de edificios. Hoy gran parte de esas fotografías han desaparecido, porque, si no, hay que también explicar por qué gran parte de los edificios aún públicos y hasta militares están bajo el control de civiles armados y no de personal específico dedicado al tema. El punto es parte de la sociedad de mercado en la que vivimos ahora, digo sociedad, no economía.

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EC – Seguimos en diálogo con el politólogo uruguayo Juan Rial, desde Nueva York, Estados Unidos. Ahora para pasar a otro frente donde Estados Unidos es protagonista desde hace varios días. Me refiero a la crisis en Siria. En el fin de semana se conoció el acuerdo entre Rusia y Estados Unidos en esta materia.

ALEJANDRO ACLE:
Sí, si bien este acuerdo al que se llegó con Rusia para que el gobierno de Siria entregue su armamento químico y lo deje bajo custodia de la comunidad internacional ha sido visto como una victoria por todas las partes que están involucradas, lo cierto es que quedan algunos detalles importantes para dilucidarse y que se están discutiendo en estos días en una serie de reuniones, hoy concretamente también hubo alguna entre Francia y Rusia. Por ejemplo me refiero a lo que puede ocurrir en caso de que el régimen de Bashar al Assad se niegue a cumplir este acuerdo. Por el lado de las potencias occidentales –Estados Unidos, Francia, Reino Unido– dicen que este acuerdo prevé el uso de la fuerza si Al Assad no cumple; por el lado de Rusia se dice que hay que darle tiempo al gobierno de Siria, que no es automática la cláusula de ofensiva militar si no ocurre lo pactado. ¿Cómo ves ese punto?

JR – Hoy estaba leyendo justamente un informe de una de estas empresas que hacen análisis de inteligencia que recordaba al canciller de la Santa Alianza en 1815, Metternich, quien ante la muerte del embajador turco en Viena comentó algo así como "¿y qué significará esto?". ¿Qué significa el acuerdo al que se ha llegado entre Estados Unidos y Rusia respecto a la cuestión siria? El acuerdo está, el punto más fuerte es cómo se cumple. El problema, más que lo que tú decías de que Siria no esté dispuesta a hacerlo, es cómo se hace para lograr efectivamente que todo ese arsenal químico desaparezca.

En principio, es un arsenal que está disperso en el territorio sirio, el gobierno sirio solo controla una parte de ese territorio, el otro no está en sus manos. Es un arsenal que muy probablemente no esté armado, y muchos de los gases son letales cuando se combinan; el propio sarín o el fosfato de carbono si no están combinados con otros ingredientes químicos no son letales. ¿Cómo se hace para saber qué parte es del producto del armamento y qué parte no? O sea: ¿qué hacemos?, ¿cerramos prácticamente todas las distribuidoras de fertilizantes, por ejemplo?

Hay un problema clave que normalmente el político olvida, y es cómo se hace para poder instrumentar los acuerdos que se llevaron adelante. Seguramente llevará bastante tiempo. La última vez que habíamos hablado yo decía que esto era una forma con la cual Obama trataba de ver si ganaba tiempo frente a un Congreso adverso. No lo gana, ahora en octubre se viene de vuelta el problema del cierre posible del gobierno y mientras tanto seguimos con este ballet de qué hacemos con la crisis siria, que seguirá teniendo sus muertos y, por ahora, a Al Assad como presidente mientras se discute cómo instrumentar algo muy difícil de hacer en la práctica.

EC – El tema está ahora a nivel del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU).

JR – Claro, pero ten en cuenta que el trabajo para el que fue pensada la ONU es realmente secretarial, aunque ha dependido de quién era el secretario general. El primero que tuvo una función más allá de la de secretario fue [Dag] Hammarskjöld, o en los últimos tiempos Kofi Annan, para tener una idea de que la ONU es una suerte de gobierno supranacional por arriba de cada Estado. Hoy no es así, el señor Ban Ki-moon no es más que un secretario y toda la máquina de la ONU está al servicio de lo que resuelvan Estados Unidos, Rusia, y los demás poderes, por sí misma no tiene capacidad para llegar más lejos.

EC – Pero a donde iba es a que el acuerdo Rusia-Estados Unidos ahora tiene que terminar plasmándose en una resolución del Consejo de Seguridad. El tema no se arregla solo entre Rusia y Estados Unidos.

JR – Sí, pero lo más importante es cómo se instrumenta. El acuerdo dirá: "Sí, hay que entregar el armamento químico", el asunto es que no va a decir cómo, eso va a depender de lo que hagan los inspectores que designe la ONU como depositaria de un acuerdo entre las dos potencias.

AA – Una pregunta más para bajar a tierra este acuerdo al que se llegó. Ese trasiego de inspectores que tienen que ir a ver dónde están esas armas, cómo desactivarlas y demás, requeriría por ejemplo un alto al fuego, ¿es viable eso?

JR – No, requerirá que justamente esos inspectores tengan un equipo de custodia que no es fácil de reclutar. Volvemos a algo que decíamos sobre el otro tema, requerirá que la ONU haga un contrato con una o más de una empresa de personal privado para que los acompañe y puedan entonces realizar su tarea. Recuerden que la primera vez que se envió inspectores a ciertas zonas que estaban en conflicto fueron recibidos a balazos. Ese es uno de los grandes problemas para poner en funcionamiento el acuerdo, que va a llevar bastante tiempo.

EC – Ayer se conoció por lo menos una parte del informe de los inspectores de la ONU enviados a Siria que encontraron pruebas claras y convincentes de que se había usado gas sarín en el ataque cometido el pasado 21 de agosto en un barrio de las afueras de Damasco, aquel en el que murieron 1.400 personas. ¿Qué relevancia tiene este resultado?

JR – Simplemente comprobar que se usó el arma química, pero el problema es quién la usó y quién fue el que llevó ese armamento a Siria, eso es lo que todavía no se sabe. Gran parte de la puesta en marcha del acuerdo depende de encontrar este tipo de armamento y poder decir si realmente pertenece al régimen sirio o a otro de los tantos grupos que en este momento actúan en ese país sometido a la guerra civil. Eso todavía no se sabe y el informe no lo pudo resolver.

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