Reacciones de Argentina ante el anuncio de Mujica de autorizar a UPM el aumento de producción de pasta de celulosa
Contacto con Fernando Gutiérrez, ccorresponsal de En Perspectiva en Buenos Aires.
EMILIANO COTELO:
Fernando Gutiérrez, nuestro corresponsal en Buenos Aires, ¿cómo vieron en Argentina este anuncio del presidente José Mujica de autorizar el aumento de producción a UPM y la inmediata respuesta de la cancillería argentina?
FERNANDO GUTIÉRREZ:
En Argentina este es también el tema del día, es la noticia principal en todos los diarios y la noticia que ocupó el espacio principal en los informativos televisivos. La reunión entre Mujica y Cristina Fernández, aquel día en que coincidieron en la inauguración del buque "Francisco Papa", había generado cierta expectativa de un acuerdo negociado, así que tanto el anuncio de Mujica como la rápida respuesta de la cancillería argentina significaron para la opinión pública una sorpresa, no tanto por la medida en sí sino por el retorno de las acusaciones cruzadas y el resurgimiento de un conflicto que la opinión pública argentina ya tenía por superado.
Después del anuncio del canciller [Héctor] Timerman sobre recurrir otra vez al tribunal internacional de La Haya, los primeros análisis que se hacen aquí van en el sentido de que el Gobierno argentino no tenía mucho margen para hacer otra cosa. Ante el anuncio uruguayo cabía la posibilidad de un recrudecimiento del ánimo conflictivo en Gualeguaycú, dado que los asambleístas están sintiendo que el movimiento puede recuperar fuerza como para volver a tomar medidas drásticas incluyendo, eventualmente, cortes en el puente internacional. El Gobierno argentino quiere evitar esa situación a toda costa, primero porque está convencido de que la mayoría de la opinión pública argentina en su momento había repudiado esa medida y además porque cree que la imagen del propio Gobierno argentino se vería afectada si se llegara a repetir el corte.
De manera que el anuncio de Timerman puede ser considerado como uno de esos típicos mensajes pensados más para el público interno que para Uurguay. El gobierno kirchnerista de hoy no es el mismo que el de 2006, ya no quiere embanderarse con la causa de los asambleístas y mucho menos apoyar una medida de fuerza, pero siente que tampoco puede quedar ante la opinión pública como blando o sin capacidad de presión. Por eso el anuncio, este de recurrir a La Haya, para la opinión pública argentina suena lógico porque, por un lado, supone la ratificación de la vía diplomática y el apego al derecho internacional, y desde cierto punto de vista puede suponerse que el gobierno intenta descomprimir la tensión; que lo logre ya es otro tema.
Por otra parte, no puede obviarse el momento político que vive Argentina, en medio de una campaña electoral y con un kircherismo que busca reconvertirse para no perder protagonismo en el futuro. Es ahí donde gana importancia la figura del gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri, a quien muchos señalan como el delfín de Cristina Fernández. Después de las elecciones primarias, donde Urribarri se destacó por haber ganado con amplio margen en un contexto de malos resultados electorales del Gobierno, su nombre comenzó a ganar protagonismo como posible presidenciable con miras a 2015. Ayer el gobernador se dijo ofendido por la insinuación de Mujica de que el clima electoral argentino podía estar generando una sobreactuación respecto al tema de la pastera, pero es innegable que este tema pone a Urribarri en un plano nacional, haciendo que trascienda el ámbito provincial para saltar a las tapas de los diarios en todo el país.
Casi podría decirse que este conflicto hasta resulta funcional a las aspiraciones de Urribarri de jugar en las ligas mayores y de aventajar a otros gobernadores peronistas. Para todo político entrerriano que pretende un futuro político el tema de la contaminación del Río Uruguay está entre los primeros temas de la agenda, porque sabe que la opinión pública de la provincia ha quedado sensibilizada. Los próximos pasos del Gobierno van a dar una pauta más clara en el sentido de que el anuncio de ayer fue el momento de máximo de tensión en este nuevo cruce y a partir de ahora el tema del tribunal internacional se pueda empezar a diluir, o si se decide el camino de profundizar el conflicto diplomático.
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