En Egipto "mezclar la política con la religión daña a los dos: no tenemos democracia y no sirve para la religión"
A tres años del inicio de la "Primavera Árabe" y el derrocamiento de Hosni Mubarak, Egipto vive tiempos convulsos. La Hermandad Musulmana fue declarada como organización terrorista, la nueva constitución -impulsada por los militares a cargo del Gobierno- cuenta con el apoyo de gran parte de la población, y este año se llevarán a cabo nuevos comicios. Para ahondar en este panorama, En Perspectiva dialogó con el embajador de Egipto en Uruguay, Sami Salem. Según él, la destitución de Mursi no constituyó un golpe de Estado: "se convirtió de un presidente civil en un dictador, porque introdujo una posición que no reflejó a toda la gente en Egipto" sentenció. Salem también sostuvo que al ejército no le corresponde sacar a un presidente del poder, pero que en esta situación "tan crítica" que vivía el país "era imposible de dejar de lado". Con respecto a los Hermanos Musulmanes, el embajador cree que "la gente que insiste en el terrorismo y la violencia contra el país y contra el pueblo, contra el ejército, no se puede aceptar en un proceso político".
(emitido a las 8.58 hs.)
ALEJANDRO ACLE:
En varias oportunidades hemos seguido desde distintos ángulos aquí en En Perspectiva la evolución de los acontecimientos en Egipto. Se trata de un país clave en el mundo árabe cuya situación repercute en Oriente Medio y, por extensión, en gran parte del mundo. En entrevistas, análisis de corresponsales y especialistas e incluso en varias Tertulias el tema estuvo sobre la mesa. Pero ¿cuál es la visión de la representación oficial de ese país en Uruguay?
Hace tres años, y después de más de tres décadas de gobierno autoritario, una revolución desalojaba del poder a Hosni Mubarak. Este hecho se consideró el inicio de una "primavera" democrática que desembocó en la elección del islamista Mohamed Mursi como presidente, que a su vez fue derrocado por las Fuerzas Armadas en julio de 2013. Actualmente Abdel Fatah Al-sisi, un militar, al igual que Mubarak, se encamina a ser el nuevo gobernante egipcio.
Para conocer cómo evalúa esta situación que se está viviendo en su país, recibimos hoy al embajador de la República Árabe de Egipto en Uruguay, Sami Salem.
Ya aclimatado al Uruguay, hace poco más de un año que está en nuestro país, ¿no?
SAMI SALEM:
Un año y medio casi, sí.
AA - ¿Dónde estuvo el origen de esta situación, pensando que hace solo tres años, después de la caída de la Mubarak, parecía que Egipto se estaba encaminando directamente a una democracia?
SS - En primer lugar me gustaría agradecer a Radio El Espectador por darme esta oportunidad para explicar mi punto de vista sobre lo que está pasando en Egipto. En especial escuché la Tertulia del miércoles pasado, en la que hubo algunas opiniones con las que no estoy muy de acuerdo.
Entonces empiezo con el tema de los exmilitares en el poder, que entiendo que es un tema muy sensible aquí en Uruguay, tomando en cuenta la historia particular del país. En Egipto la situación es muy diferente. Primero hay que respetar la Constitución del país y también la voluntad del pueblo. Y en Egipto la Constitución no prohíbe que exmilitares lleguen al poder, es muy importante aclararlo. Y si uno está de acuerdo o no en que haya militares en el gobierno, hay que respetar la opinión del pueblo, si un exmilitar llega al poder y la gente lo acepta entonces eso es democracia. En nuestro país es muy diferente.
AA - En un primer momento, en las pasadas elecciones, la voluntad del pueblo expresó que quería a Mohamed Mursi en la Presidencia, pero después las Fuerzas Armadas, supuestamente interpretando la voluntad popular, lo sacaron del poder. ¿Cómo es eso?
SS - Lo que pasó exactamente es que la gente quiere justicia, democracia, y también sus derechos en democracia en todo, y libertades. Eso fue lo que pidieron, no querían acabar con los militares como un objetivo principal. Lo principal aquí es tener democracia verdadera en el país, tener libertades, justicia social, acabar con la corrupción, eso es lo principal. Después de un año y medio tuvimos la revolución del 25 de enero, organizamos elecciones presidenciales y ganó Mursi, pero después de un año de gobierno fue muy claro que la gente entendió que no era capaz de gobernar un país como Egipto en ese momento tan clave. Se convirtió de un presidente civil en un dictador, porque introdujo una posición que no reflejó a toda la gente en Egipto, reflejó solamente la voluntad o el objetivo de su grupo, que es un grupo muy pequeño en comparación con la población de 90 millones de habitantes en Egipto.
AA - Hablamos de la Hermandad Musulmana.
SS - Sí; tienen como 500.000 seguidores, pero estamos hablando de 90 millones de habitantes en Egipto, la diferencia es muy grande. Después también hubo un problema grave con el tema del terrorismo, porque llegaron al país muchos activistas de fuera, militares con armas, y el gobierno de Mursi sacó de la cárcel a muchos terroristas. Entonces el tema es grave en Egipto.
Después de un año la gente salió a la calle de una manera pacífica para pedir elecciones adelantadas para tener una situación clara de si Mursi tenía todavía apoyo popular o no. Pero él rechazó eso. Creo que en una democracia hay que aceptar la opinión del pueblo, que se reflejó claramente en los 20 millones de habitantes o más que salieron a la calle de una manera pacífica a pedir eso. Entonces no había otra opción que la intervención del ejército para apoyar la voluntad del pueblo. Ahora estamos en una etapa de hacer lo que la gente pidió, que es organizar elecciones presidenciales adelantadas.
AA - ¿De dónde viene ese papel central que las Fuerzas Armadas siempre han tenido en la historia de Egipto, al menos en las últimas décadas? ¿Es el único garante de la estabilidad en el país?
SS - Egipto tiene mas de 5000 años de antigüedad, y el ejército fue muy importante, fue clave en toda su historia, desde la época de los faraones. Es una tradición muy antigua. Después Mehmet Alí (también conocido como Mohamed Alí), en la época de 1805 a 1810 hizo un esfuerzo grande para que el ejército de Egipto tuviera un rol importante en toda la región. Por eso Egipto siempre ha tenido un ejército muy grande, clave para defender al país, defender a su pueblo, sus fronteras. Cuando ocurrió la revolución del 52 el ejército estuvo en el gobierno, siempre. No sé si es bueno o malo, uno puede tener diferentes opiniones sobre eso, pero al final del día lo más importante es que la gente sienta que el gobernador, sea civil o militar, hace lo que la gente quiere, alcanzar las metas económicas, políticas, todo lo que la gente necesita y quiere. En este momento la gente quiere estabilidad, acabar con los problemas económicos que tenemos ahora en Egipto y tener una democracia verdadera. Si eso lo alcanza un militar o un civil, me da lo mismo, al final del día lo importante es escuchar a la gente y hacer lo que quiere.
AA - ¿Cuáles son las metas concretas del régimen actual? ¿Preparar un proceso de elecciones para que haya un gobierno que se encargue de estos problemas?
SS - Sí, ahora tenemos una hoja de ruta que las fuerzas políticas del país aceptaron en julio pasado, y la estamos aplicando. Empezó con la Constitución nueva, que fue aprobada por el 98% de la población en Egipto hace dos semanas. Ahora la segunda etapa son las elecciones presidenciales, que creo que van a ser en abril. Después en julio vamos a tener elecciones parlamentarias. Con eso terminamos la etapa de transición y vamos a tener un gobierno elegido, con legitimidad.
AA - La nueva Constitución fue apoyada por el 98% de la población, es cierto, pero en esa instancia solo votó el 38%. ¿Ustedes consideran que de todos modos es representativa del pueblo egipcio?
SS - Ese porcentaje es mucho más que lo que se daba antes. Por ejemplo, en el año 2012 hubo 32%, ahora un poco más que antes. En mi opinión, la aprobación de una Constitución tiene que ser de por lo menos el 80% de la gente que vota. En el caso de la Constitución del gobierno anterior la aprobación fue de 63%, creo que eso es muy bajo. Ahora tenemos más del 98% de aprobación de la Constitución nueva. Eso es porque la nueva Constitución tiene muchas libertades, respeta todas las religiones del país y también acepta el derecho de los coptos, de las mujeres en Egipto, es muy diferente de la Constitución anterior. Además, la Constitución nueva abre el camino para una democracia verdadera en el país, porque la comisión que hizo la Constitución reflejó a todos los sectores de la sociedad egipcia.
AA - ¿Allí estaban reflejados los sectores que apoyaban a Mursi, o fueron excluidos?
SS - En parte, porque en Egipto hay muchos, por ejemplo está la parte sarafista, está la Hermandad Musulmana, hay otros grupos. La Hermandad Musulmana no participó, pero los sarafistas participaron, que también hablan de la tendencia islámica en el país.
AA - Para el nuevo proceso que se avecina el nombre más fuerte que suena es el de Abdel Fatah al Sisi, vice primer ministro, ahora ascendido a mariscal. ¿Qué se puede decir de él?
SS - Antes de junio del año pasado nadie sabía de esta persona. El presidente Mursi lo puso en el cargo de ministro de Defensa. Antes de eso nadie lo conocía, pero por el rol que jugó Abdel Sisi en la época entre el 30 de junio y el 3 de julio realmente salvó al país de una guerra civil. Usted sabe lo que está pasando en Siria ahora, el ejército está en un combate abierto con la gente en la calle, en todas las ciudades. Nosotros no queremos esa situación en Egipto, por eso el ejército intervino para respetar la voluntad del pueblo y salvar al país de una guerra civil. Entonces la mayoría de la gente en Egipto respeta el rol que jugó Sisi en esa época. Y con el tiempo ha ido ganando más apoyo popular. Yo lo escuché al principio decir "no quiero ser presidente, no es mi meta; mi meta es salvar mi país y salvar al ejército egipcio";.
AA - Y fue cambiando su postura a lo largo del tiempo.
SS - Porque la presión de la gente es muy fuerte ahora. Por ejemplo, el tema de declarar a la Hermandad Musulmana como grupo terrorista no era la intención del gobierno, porque es una decisión muy importante, había que dejarla para un gobierno legítimo y popular en el país. Pero se cambió de posición porque la presión de la gente era muy fuerte.
AA - ¿Cómo se manifestaba esa presión de la gente? En las calles…
SS - Sí, por supuesto. Y también en medios de comunicación, en todo, porque en diciembre del año pasado los atentados terroristas en Egipto aumentaron tanto que había que hacer algo.
AA - ¿Efectivamente la Hermandad Musulmana estaba detrás de esos atentados, o de algunos de ellos?
SS - Sí, y estaban vinculados con Al Qaeda y otros grupos terroristas también. Hace una semana usted debe haber escuchado que hubo un atentado contra un centro de seguridad en El Cairo, y lamentablemente ese coche bomba también destruyó parte del museo más importante de antigüedades islámicas en el país. Es una cosa muy rara que un grupo que dice que representa al islam haya destruido una parte importante del museo islámico en El Cairo. Muy lamentable.
AA - ¿Hay garantías de que a quien resulte vencedor en el próximo proceso no le vaya a ocurrir lo mismo que le pasó a Mursi, que en determinado momento las Fuerzas Armadas interpreten que el pueblo está pidiendo otra cosa y termine siendo derrocado? ¿Cómo se puede asegurar que finalmente un proceso democrático se pueda sostener en el tiempo?
SS - La única garantía en esto es respetar a la gente y que el nuevo presidente haga lo máximo que pueda para alcanzar la meta que la gente quiere. Si tiene apoyo popular, nunca, ni el ejército ni otra persona, pueden sacarlo del poder. La única garantía es que respete a la gente, respete su voluntad y haga lo máximo para alcanzar las metas de la gente. Y si tiene un programa concreto, de justicia social por ejemplo, de levantar el nivel económico de la gente, de los pobres, y también de introducir la democracia en la política del país, creo que no va a tener problemas. El ejército está solamente para salvar de una guerra civil y para proteger las fronteras del país, no para sacar presidentes del poder. Pero la situación tan crítica que pasó hace seis, ocho meses, era imposible de dejar de lado.
AA - Esas decisiones de las Fuerzas Armadas cuando consideran que un presidente se está apartando de la voluntad del pueblo, ¿las toman por sí mismas o consultan con el Parlamento? ¿Cómo es el proceso de decisión?
SS - En ese momento no había Parlamento, escucharon a la gente en la calle. Cuando salen 25 millones de habitantes a la calle es una presión tan importante, es como si salieran 2 millones de habitantes en Uruguay. Es una cantidad de gente importante, hay que escucharla.
ROMINA ANDRIOLI:
Algunos mensajes de los oyentes van por ese lado, al punto del derrocamiento de Mursi, por ejemplo: "¿Quién interpreta la voluntad popular en Egipto: las urnas, manifestantes en las calles, los militares de los cuarteles? Una democracia muy extraña";.
Otro plantea: "Lo que hicieron fue dar un golpe de Estado y ahora lo están legitimando";.
SS - Creo que no fue golpe de Estado, muchos países de Europa y Estados Unidos al principio pensaron eso, pero ahora cambiaron de opinión. Oficialmente están hablando con nosotros de que no fue un golpe de Estado, porque en un golpe de Estado un grupo militar llega al poder sin la voluntad del pueblo, y eso no pasó en Egipto. En Egipto la gente salió a la calle y no se puede no escuchar su voluntad. Entonces no fue golpe de Estado. Ahora lo que queremos en Egipto es estabilidad democrática, que las urnas decidan quién está en el poder, eso es lo lógico y lo que tiene que hacer. Pero estábamos viviendo un período difícil después de la revolución del 25 de enero, todo está en una etapa transitoria todavía. Entonces lo que yo quiero y todo el mundo quiere en Egipto es que tengamos estabilidad política y solamente las urnas decidan quién estará en el poder por cuatro años, y después otras elecciones para cambiar de presidente.
AA - Para las próximas elecciones, además de Abdel Fatah Al Sisi, ¿suena algún otro nombre que pueda competir?
SS - Sí, uno de ellos es muy importante, Hamdin Sabahi que también estuvo en las elecciones de 2012 y ganó más de 4 millones de votos. Tiene popularidad y puede presentar una competencia importante también.
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AA - En la hoja de ruta trazada por los militares para los próximos meses está fijado que va a haber elecciones presidenciales primero y comicios parlamentarios después. En todo esto, ¿cuál es la situación del Poder Judicial? ¿Es independiente la justicia? Se lo pregunto porque los grupos opositores, los que apoyaban al expresidente Mursi, están siendo muy perseguidos en este momento, entonces uno de los focos de atención está puesto allí.
SS - El Poder Judicial en Egipto es muy independiente, el gobierno no puede interferir en el trabajo del Poder Judicial, y todos los casos que tenemos, especialmente los casos del grupo Hermandad Musulmana, no son presos políticos. Ellos enfrentan acusaciones por cometer crímenes, por ejemplo de matar opositores frente al palacio del presidente, en un caso particular también tortura y traición del país al introducir grupos armados de terrorismo de Sinaí en otros lugares de Egipto y amenazar la seguridad nacional del país. El Poder Judicial va a juzgar eso según la ley de Egipto, en una manera justa, y el gobierno no puede interferir en eso. Otro tema que me gustaría aclarar, se habló de que hubo como 2000 muertos en Egipto…
AA - El tema de la represión de las manifestaciones opositoras.
SS - Desde junio de 2013. Dos puntos aquí. Primero, hay que verificar el número exacto, porque no tengo los datos y las pruebas para decir que son 2000 o 1800.
AA - ¿No hay datos oficiales?
SS - Eso es lo primero. Segundo, quién mató a quién. Porque no hay que olvidar que desde julio hasta ahora hubo muchos atentados terroristas casi diarios en Egipto, murió mucha gente inocente por esos atentados con coches bomba y a manos de grupos que tienen armas en la calle, y cuando enfrentan a la policía o al personal de seguridad hay muertos, por supuesto, en los enfrentamientos armados hay muertos. La gente de la seguridad en Egipto no anda matando gente en la calle al azar, está defendiendo contra grupos armados y terroristas.
AA - ¿El gobierno de Egipto no teme que la Hermandad Musulmana y grupos afines que están siendo arrestados, encarcelados en Egipto puedan empezar a radicalizar sus posturas, con toda esta situación? ¿No es mejor integrarlos plenamente en un proceso?
SS - El gobierno egipcio entiende muy bien ese tema, que las medidas de seguridad no sean las únicas para enfrentar esta amenaza. Desde el principio el gobierno abrió las puertas para la gente que quiera salir de ese grupo, renunciar a la violencia, aceptar la hoja de ruta y entrar de manera democrática para el futuro. En eso no hay ningún problema. Pero la gente que insiste en el terrorismo y la violencia contra el país y contra el pueblo, contra el ejército, no se puede aceptar en un proceso político. Entonces primero hay que renunciar a la violencia y al terrorismo, después todos somos egipcios y tenemos que participar para el futuro del país.
AA - ¿Y cómo se hace eso? ¿Los simpatizantes de estos grupos que quieren integrarse al proceso tienen que afiliarse a otros partidos, por ejemplo?
SS - Sí, la nueva Constitución prohíbe partidos que dependan de la religión o tienen una tendencia religiosa. Tienen que ser partidos políticos solamente, porque mezclar religión con política es terrible en Egipto. La gente sabe muy bien, por la experiencia del año y medio pasado, que mezclar la política con la religión daña a los dos: no tenemos democracia y no sirve para la religión. Los grupos utilizan eso como una manera de tener apoyo popular, porque saben muy bien que la religión es un tema sagrado en Egipto, entonces lo aprovechan para tener apoyo. Pero engañaron a la gente, la mayoría en Egipto ahora entiende muy bien que esos grupos no son religiosos para nada, quieren solamente llegar al poder de cualquier manera, aunque paguemos un alto costo, pero quieren llegar al poder. Lo más importante ahora es respetar el proceso democrático que tenemos, la hoja de ruta, seguir adelante con ese tema, renunciar a la violencia, al terrorismo. Cualquier partido que acepte eso va a entrar a las elecciones próximas.
AA - ¿Cómo visualiza el gobierno este período que viene por delante? ¿Estima que se van a poder llevar a cabo sin dificultades las elecciones, la transición hacia una democracia más plena?
SS - Ya desde el principio tenemos desafíos, sabemos muy bien que no es fácil, porque la Hermandad Musulmana tiene apoyo internacional, tiene mucha plata, mucho apoyo, entonces es una amenaza grande. Pero si el pueblo de Egipto está unido contra eso, vamos a pasar todas las dificultades y desafíos.
AA - ¿Cómo ha repercutido toda esta situación en la economía, particularmente en el turismo, que es una de las fuentes de ingresos más fuertes que tiene el país?
SS - Como es lógico, los turistas no van a un lugar que tiene inestabilidad. Pero gracias a Dios desde principios de diciembre pasado hubo un cambio en los avisos de turismo en muchos países. Por ejemplo en Rusia, en Alemania, en Italia, en Francia, y esos países son muy importantes para nosotros, porque llegan muchos turistas de allí. Ahora lo más importante es decir que en la parte del sur del Sinaí, el mar Rojo, el Luxor, Aswan, está todo estable, no hay problema de terrorismo allá. El terrorismo está solamente en El Cairo, Alejandría, las ciudades grandes, fuera de los balnearios turísticos. Con el tiempo avanzamos con el proceso político, creo que la cosa va a mejorar y podemos esperar que lleguen más turistas.
AA - En esas zonas que mencionó el gobierno dice que se puede hacer turismo sin problemas.
SS - Sí, incluso hubo un toque de queda en algunas ciudades en Egipto desde el 30 de junio pasado, por dos o tres meses, y nunca hubo toque de queda en esa parte, en el sur de Sinaí, en el mar Rojo, Hurgada, Luxor, Aswan, no hubo eso. Solamente en las ciudades grandes donde hay manifestaciones todos los días. Ahora la cosa está más tranquila, ya terminó la ley de emergencia, antes de noviembre pasado, y no hay intención de ponerla de vuelta, porque las leyes actuales son suficientes.
AA - ¿Cuál es el grado de relación entre Egipto y Uruguay?
SS - Históricamente hemos tenido muy buenas relaciones con Uruguay, muy cordiales, siempre de intercambio comercial y cooperación en muchos ámbitos internacionales también, en Naciones Unidas por ejemplo. Cuando hubo crisis económica aquí en Uruguay, en 2001 y 2002, Egipto fue uno de los países que apoyaron la economía de Uruguay comprando carne congelada. En esa época había problemas con la fiebre aftosa en Uruguay y Egipto fue uno de los primeros países que aceptaron la exportación de carne de Uruguay como apoyo a la economía uruguaya. Ahora estamos preparando una visita del canciller, el señor Luis Almagro, a Egipto, y espero que podamos avanzar en todos los temas bilaterales entre Egipto y Uruguay.
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SS - Quiero decir que no estoy defendiendo nada. Estoy diciendo que hay problemas en Egipto, no todo es positivo, hay muchos problemas, muchos desafíos, pero esperamos conseguir el proceso político para alcanzar la meta lo antes posible. Es la única manera de salir de esta crisis que tenemos.
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Transcripción: María Lila Ltaif
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