Delegación uruguaya

Un grupo de estudiantes de Facultad de Ciencias están en la Antártida realizando varias investigaciones científicas

Contacto con Gonzalo Sobral, periodista de El Espectador, desde la Antártida.

(emitido a las 8.40 hs.)

ALEJANDRO ACLE:
Una delegación del Instituto Antártico del Uruguay y la Facultad de Ciencias se encuentra desde ayer en la Base Científica Artigas de la Antártida, donde conformarán la primera escuela de verano de introducción a la investigación antártica.

En esa delegación también participan periodistas, concretamente nuestro compañero Gonzalo Sobral a quien recibimos en este momento.

Me da muchísima curiosidad saber cómo es un día allí en la Antártida.

GONZALO SOBRAL:
El día es infinito, en realidad tenés entre tres y tres horas y media de oscuridad.

AA – Claro, en este momento del año hay mucha más luz.

GS – Claro, ayer hasta la medianoche hubo luz y a partir de las 3.30 de hoy hubo luz de nuevo. Te digo luz y no sol porque desde que llegamos ha estado nublado y desde ayer en la noche tenemos una nevada importante. Esa nevada ha cubierto de blanco la explanada donde se desarrolla la Base Científica Artigas que, por esta época del año, se veía nieve a los costados pero básicamente era una explanada de piedras, rocas y canto rodado. Hay algunas fotos en Twitter para ver cuál es el aspecto que tiene desde ayer el entorno en el que estamos trabajando.

AA – Esto requiere un acostumbramiento fisiológico. Pero ahora te pregunto, ¿cómo arrancó este primer día de cursos allí?

GS – Arrancó a todo trapo. Recuerden que aquí hay estudiantes de la Facultad de Ciencias que fueron seleccionados, son de tercer año y están a punto de elegir sus opciones de investigación de tesis de egreso de la facultad. Son 16 estudiantes y siete docentes que a través de cinco líneas de investigación vienen primero a clases teóricas y después trabajo práctico.

La primer aula teórica de la jornada de ayer estuvo a cargo de Rodrigo Ponce de León y habló sobre los bioinvasores, desde organismos realmente muy pequeños hasta islas en el entorno antártico donde, por ejemplo, para poder eliminar la profusión de ratas que había aparecido –que obviamente no eran originarias del lugar sino que habían llegado a través de un barco- alguien trajo gatos. Las ratas comían las aves, los gatos empezaron a comer las ratas, después a las aves, y esos bioinvasores generaron un verdadero caos en la isla. Lo primero que explicaba era todos los bioinvasores que existen en la Antártida y los impactos que pueden generar, entre ellos la llegada del ser humano desde hace más de 100 años.

Esa fue la primera clase teórica que se dio en la jornada de ayer y que fue disparando algunos de los trabajos que en la jornada de hoy tienen que hacer los estudiantes de esa área trabajando con invertebrados polares.

Ayer en la tarde los estudiantes hicieron la primera salida de campo, que estuvo a cargo del decano de la Facultad de Ciencias, Juan Cristina, y se pusieron a recoger heces de pingüinos, algo absolutamente normal de encontrar en el entorno. Recuerden que la Base Artigas está frente a la Bahía de Wallace, por un lado tiene el glaciar Collins, por otro el monte Nelson, que es un enorme peñón y en esa bahía obviamente que hay animales autóctonos. Los pingüinos son los que hay en mayor cantidad y los que además se acercan mucho más al ser humano, lo que llama mucho más la atención de los visitantes para arrimarse, sacarles fotos y demás.

Una de las líneas de investigación que querían hacer los estudiantes, en este caso de la mano del decano, era recoger heces de pingüinos para averiguar si las poblaciones aviares de la Antártica tienen algún tipo de virus complicado que tienen poblaciones aviares en otras partes del mundo. Ayer las recogieron, en la misma tarde pudieron hacer los estudios en los laboratorios que tiene montados aquí el área científica del Instituto Antártico, y les dio que no hay ni rotavirus ni gripe aviar ni Newcastle en esos pingüinos.

AA – Pero los estudiantes también están llevando a cabo otro tipo de estudios, ¿no?

GS – Sí, hay cinco líneas de estudio, unos trabajan sobre ebullición climática, otros sobre los ecosistemas antárticos, otros además son objeto ellos mismos de estudio en el área de la cronobiología. Hay un grupo de estudiantes a los que todos los días se les van tomando muestras de saliva y de orina para ver cómo la poca cantidad de noche y la gran cantidad de luz que hay produce cambios en sus organismos. Este grupo de estudiantes fue seleccionado, se le tomó una serie de muestras en Montevideo antes de viajar y se le va haciendo muestras todos los días y también llevan una especie de reloj pulsera, que se llama actímetro, que va relevando un montón de parámetros que seguramente sobre el final de la estadía acá, a mediados de la próxima semana, ya se podrán empezar a ver los primeros resultados.

AA – Me comentabas más temprano una iniciativa que estaban llevando a cabo los estudiantes con respecto al uso más eficiente de la energía allí en la Base Antártida, ¿cómo es eso?

GS – Calefaccionarse es fundamental, iluminarse otro tanto, y para eso todos los años el buque Vanguardia sale de Montevideo con 150.000 litros de combustible que se depositan aquí en tanque. Ese es más o menos el consumo que se realiza durante el año, esa energía se convierte en energía eléctrica y a su vez, a través de calefactores, en calor y en energía lumínica. Por otro lado también se usa para mover las máquinas aquí disponibles para las tareas diarias.

Por una iniciativa de un grupo de ingenieros de UTE que trabaja en el área de eficiencia energética, ayer presentaron un plan de cómo mejorar la eficiencia. Ellos creen que eso puede llevar a reducir cerca de un 40% la cantidad de combustible que aquí se utiliza. Sin duda, por fuera del ahorro económico que alguien puede pensar que allí está vinculado, se disminuye muchísimo el impacto ambiental porque ese combustible fósil al quemarse emite gases de efecto invernadero. El plan pasa por utilizar bombas de calor para aprovechar el calor que producen las máquinas al estar en funcionamiento y poder usar ese calor que se pierde -eso funciona en un galón alejado de la base- y reciclarlo de alguna manera. Por ejemplo, para calentar agua y que sea la que se use en las duchas y en la calefacción, y que el otro combustible que genera energía eléctrica se haga de otra manera. Ayer sobre la noche hubo una presentación de las posibilidades que hay de aquí a un año de poder hacer ese recambio y bajar en un 40% la cantidad de combustible que se usa en la Base Artigas.

AA – ¿Hasta qué día se queda la delegación allí, soportando el frío y las interminables horas de luz?

GS – Está previsto hasta mitad de la próxima semana. Sucede que aquí es complicado el tema del vuelo porque todo el mundo la maneja como algo de lo más común, que se llama ventana. Es decir, la posibilidad de que existan las condiciones climáticas para que se pueda operar el avión Hércules en el aeropuerto que tiene la base chilena aquí en las cercanías, que es el aeropuerto que usa todo el resto de las bases que están cerca, Corea, China, Rusia, Chile y Uruguay. Las condiciones del clima aquí son extremas, para llegar ya nos tocó esperar un día en Punta Arenas a que las condiciones se produjeran y lo mismo sucede a la vuelta. Para mediados de la semana que viene está previsto el regreso pero puede suceder que el día anterior ya los meteorólogos te digan que las condiciones no van a estar y así esperar hasta el día siguiente.

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