Internacionales

Estados Unidos, la política y la gente

Crónica de Mauricio Rabuffetti

(Emitido a las 08.26)

EMILIANO COTELO:
George W. Bush y John Kerry tendrán esta noche su último debate antes de las elecciones del 2 de noviembre en Estados Unidos. En esta oportunidad la discusión va a estar centrada en política interna.

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Pero más allá de los temas del debate, hoy los invitamos a realizar un abordaje un tanto diferente de esa campaña electoral de la mano de Mauricio Rabuffetti, recién llegado de Estados Unidos.

Vamos a contar a nuestros oyentes que estuviste de viaje a raíz de un premio que recibiste en un concurso que organizaron el Parlamento uruguayo y la embajada de Estados Unidos entre periodistas uruguayos. Ese premio te llevó durante dos semanas ¿ a qué parte de Estados Unidos?

MAURICIO RABUFFETTI:
Fueron más o menos diez días durante los cuales nos desplazamos junto a Fabián Werner, periodista del semanario Brecha, a las ciudades de Washington y Nueva York. Yo después viajé hacia el sur-sureste, a la ciudad de Raleigh, capital del estado de Carolina del Norte.

EC - El viaje se dio en un período muy especial, con la campaña al rojo vivo. Así que vamos a aprovechar para realizar contigo un abordaje un poco más vivencial, más de calle, si se quiere, de esta campaña que por otra parte venimos siguiendo con Roberto Porcekanski desde Boston.

MR - Una de las cosas divertidas que tuvo este periplo -que resultó bastante corto- por Estados Unidos fue que nos tocaron allá dos debates: el primero entre Bush y Kerry y luego el debate entre el vicepresidente Dick Cheney y el candidato a vice por los demócratas, John Edwards.

EC - ¿Cómo definirías el ambiente de calle previo a un debate?

MR - El primer debate entre Bush y Kerry nos tocó en Nueva York. Estábamos alojados en un hotel en una zona muy movida -realmente muy movida- en Manhattan, apenas a cinco cuadras del Empire State. Como te imaginarás, periodistas, dijimos: "Vamos a mezclarnos con la gente" para ver el debate. Acto seguido comenzó la caminata para encontrar un bar en el cual poder ver el debate y escuchar los comentarios. El único bar que encontramos en el que no había fútbol americano o béisbol (juegos que confieso me resultan mucho más complicados de entender que cualquier conflicto internacional) tenía modestas dos personas adentro, y no precisamente mirando la televisión, mientras Bush y Kerry empezaban a saludarse.

EC - O sea que tú por lo menos te encontraste con un escenario de apatía.

MR - No sé si llamarlo de apatía porque al debate lo vieron 60 millones de personas, según las mediciones de rating...

EC - Sí, ese fue el número que circuló.

MR - Me encontré con una forma muy distinta de vivir la política en general. Recuerdo algún debate en Uruguay...

EC - Te estás metiendo en un tema difícil...

MR - Bueno, igual me arriesgo. Recuerdo que en los bares de Montevideo la gente se sentaba a mirar los debates y a discutir sobre los candidatos, un poco como pasa ahora con los partidos de fútbol. Quizá por comparación esperaba algo de ese estilo, pero no hice más que confirmar que la política en Estados Unidos se vive de una forma menos pasional. Sólo un ejemplo para tratar de describir mejor lo que te estoy contando: las elecciones caen un martes, un día hábil; además votar no es obligatorio. Es decir, el sistema no lleva al involucramiento de la gente, lo cual no quiere decir que a la gente no le interese lo que pasa, sino que sencillamente expresa su interés de forma distinta y vive la política y una elección como algo más cotidiano.

EC - Y en cuanto a la campaña electoral, al desarrollo de la campaña electoral, ¿qué diferencias pudiste observar? Estoy pensando en la publicidad, en la cobertura de los medios de comunicación, por poner algunos ejemplos.

MR - Digamos que la campaña se nota mucho menos -por lo pronto en las ciudades que recorrí- en la vía pública comparativamente con lo que ocurre aquí. Te diría que a nivel publicitario se juega mucho más en la televisión. Al mismo tiempo se da, como en toda campaña electoral, una fuerte contraposición de ideas a través de los medios de comunicación. El sumum de esto evidentemente son los debates. Al respecto te cuento algo que me pareció tan elemental como efectivo: los candidatos le dicen a la gente durante el debate lisa y llanamente: "Señor, señora, yo le propongo esto y me diferencio de mi adversario que le propone esto otro. Vóteme a mí porque yo le propongo lo mejor". Algo como muy cuadrado, si se quiere, pero que me resultó muy llamativo por lo directo. Discuten punto por punto y luego los medios realizan tribunas de análisis que se extienden varios días con especialistas en distintas áreas que tratan temas que hacen a la agenda de la campaña. Y al otro día, aunque de repente no ves a la gente discutiendo en el transporte colectivo, en el bar o en la plaza como ocurre aquí en Uruguay, sí ves a las personas en el metro o caminando por la calle leyendo sobre el contenido del debate en la prensa.

EC - ¿Y qué pasa con el proselitismo, con la participación de quienes se involucran en la campaña?

MR - Sobre esto te podría comentar algunas anécdotas que me parece que pueden ilustrar cómo funciona ese aspecto de la campaña.

Si bien el voto no es obligatorio, hay que registrarse en un padrón para votar. Entonces suele ocurrir que tú vas caminando por la calle y aparece gente con camisetas de Bush o de Kerry con planillas en la mano que te dice -como si fuera una recolección de firmas nuestra- "inscribite y dale tu voto a Kerry", "ayudamos a sacar a Bush", "ayudamos a poner a Kerry". En este sentido vi mucho más esfuerzo por parte de los demócratas que de los republicanos, lo cual tiene una explicación: históricamente los republicanos votan más, concurren más a las urnas que los demócratas. Por eso era tan importante para Kerry acercarse en las encuestas a Bush: se dice que cuanto más cerca esté, más chance verán los demócratas de que su candidato gane y entonces más posibilidades hay de que concurran a votar. Si la diferencia fuera muy importante, si estuviese todo definido de antemano a favor de Bush, muchos ni siquiera se molestarían en ir a votar. Así funciona y por eso, en este contexto de encuestas y en comparación con elecciones anteriores, se prevé una muy buena afluencia de votantes que puede favorecer a Kerry.

Y tengo un par de anécdotas más. Otra cosa que resulta interesante y diferente de lo que ocurre aquí es lo que podríamos llamar, la "comercialización" de la campaña.

EC - ¿Qué quiere decir eso?

MR - Por ejemplo en todos lados hay venta de souvenirs, llaveros, tazas, banderitas, escarapelas y todo lo que uno pueda imaginar y comprar con motivos demócratas o republicanos. Un objeto que se repite mucho es una camiseta que tiene impreso ya sea el elefante, que es el símbolo republicano, o el burrito, que es el símbolo de los demócratas, con un signo de prohibido encima y una inscripción en la que se lee: "Un amigo no deja que otro amigo vote republicano", o "demócrata", según el caso. Y la gente anda con eso por la calle lo más campante.

EC - También hay un espacio para el humor entonces.

MR - Exactamente. Y creo que justamente sirve para mostrar una mirada -si me permiten el neologismo- "desdramatizada" de la actividad política. Simplemente una forma diferente, ni mejor ni peor, de ver las cosas.

Te cuento la última: una elección muy sui generis en una taberna a la que fui en Raleigh, capital de Carolina del Norte, una ciudad estadounidense mucho más típica que Washington o Nueva York. En la puerta de salida había dos contadores, uno que marcaba el número de votos para Kerry y otro que marcaba el número de votos para Bush; cuando te ibas, si tenías ganas, agregabas tu votito a alguno de los candidatos.

EC - ¿Y tú por quién votaste?

MR - Como no era obligatorio preferí no votar, pero te puedo adelantar el escrutinio parcial: 273 votos para Kerry y 248 para Bush.

EC - Así que Bush la está peleando de atrás en Carolina del Norte.

MR - Parece que sí.

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Edición: Jorge García Ramón