La tensión entre Uruguay y Argentina por el aumento de la producción de UPM puede llegar a tribunales internacionales
Contacto con Luis Cortina, colaborador de En Perspectiva en Buenos Aires.
(emitido a las 7.49 hs.)
EMILIANO COTELO:
El conflicto entre Argentina y Uruguay por la planta de UPM volvió con toda su virulencia el viernes pasado, cuando se supo que el Gobierno del presidente Mujica había autorizado un nuevo aumento de la producción anual de la fábrica de celulosa. Las acusaciones y los cuestionamientos mutuos, junto a las posibles derivaciones de esta situación, estuvieron presentes el fin de semana en los medios de comunicación de las dos orillas.
En medio del fuego cruzado de comunicados, hubo algunas tímidas señales de diálogo. Se especuló con la posibilidad de un encuentro mano a mano entre Mujica y Cristina Fernández en Santa Cruz, donde coincidían en la cumbre de países del G77. Pero al final lo único que recibimos en ese sentido fue un comentario de la mandataria argentina, que indicó: "Yo siempre hablo con Mujica", y punto. Poco después el canciller Héctor Timerman pareció cerrar toda eventualidad de acercamiento cuando ratificó que, a raíz de la resolución uruguaya, su Gobierno haría una revisión "ministerio por ministerio" de la relación bilateral.
¿Cómo se está viendo desde el otro lado del río este conflicto que vuelve? Vamos a conversarlo con Luis Cortina, colaborador de En Perspectiva.
¿Cómo se está viendo a nivel de los medios de comunicación y de la sociedad argentina esta nueva escalada en el conflicto entre Uruguay y Argentina a raíz de UPM? ¿Existe en la gente, en los medios? ¿De qué manera?
LUIS CORTINA:
Siempre, y más en estas situaciones donde hay múltiples fenómenos simultáneos. Respecto a la gente, no existe, por lo menos hasta ahora. Como bien resumías esto empezó el viernes, al conocerse la carta de nuestro canciller, Héctor Timerman, a su homólogo uruguayo, Luis Almagro. Pero te imaginarás que desde el jueves o el viernes prácticamente lo único que existe aquí es qué iba a pasar con Bosnia este domingo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Yo te diría que el conflicto con Uruguay pasó en muchos niveles de la sociedad como "Uy, ¿otra vez esto?, bueno, pero por ahora hablemos de otra cosa", sin mucha credibilidad.
A nivel de los medios, más allá de que el Mundial sigue teniendo mucha incidencia, también se reflejó en las páginas de los diarios y de los sitios web lo que parece ser el regreso de este conflicto a partir de la carta de Timerman.
EC – ¿Cómo ves la posición del Gobierno argentino, que parece mucho más dura que en ocasiones anteriores?
LC – Es paradójico, porque tenés esta posición que parece más dura por un conflicto que a esta altura debería ser menor si uno lo analiza fríamente. No me pongo en la piel de los habitantes de Gualeguaychú, que como siempre parecen ser los más afectados, pero la reacción del Gobierno parece un poco desmedida ante una planta que ya está en pleno funcionamiento y cuando se está hablando de una ampliación de alrededor de un 20% o 30%.
EC – Sí, estaba autorizada a 1.200.000 toneladas y se pasa a un 1.300.000.
LC – Seguro, porque hubo un aumento previo de 1.000.000 a 1.200.000.
EC – Por eso el Gobierno uruguayo sostiene que la reacción de Argentina, incluyendo la posibilidad de ir otra vez al tribunal de La Haya, resulta algo desmesurado, hasta en costos, teniendo en cuenta el aumento de producción del que estamos hablando.
Justamente quería preguntarte: ¿existen perspectivas de que Argentina acuda efectivamente a La Haya, o es un movimiento político para marcar presencia?
LC – Posibilidades reales siempre hay. Acá voy a hacer un poquito de especulación pero es algo de lo que se está hablando mucho aquí en Buenos Aires entre quienes más allá de tener un ojo para ver los partidos también miramos cómo sigue la realidad política y económica en Argentina: creo que esas especulaciones van a crecer en la medida que se complique la situación judicial del vicepresidente Amado Boudou en la causa por la imprenta Ciccone. Me parece que esta reacción desmesurada, una actitud típica de las administraciones kirchneristas desde 2003, es una reacción violenta en un frente que no parece tan grave, frente a una situación que se está complicando en lo político desde otro punto de vista. Me parece que esa posibilidad de ir a La Haya va a depender mucho de cómo le vaya al vicepresidente en las próximas semanas en los tribunales.
EC – Es un tema que ocupó un espacio gigante la semana pasada en los medios de comunicación y en el debate político argentino.
LC – Esto empezó el lunes de la semana pasada con la comparecencia del vicepresidente en una declaración ya indagatoria, no como testigo. El juez federal que sigue la causa, Ariel Lijo, lo llamó a indagatoria y toda la semana estuvo llamando a diferentes testigos o indagados para la causa que está instruyendo.
Esto va a seguir esta semana, por eso te decía que es muy probable que esta falta de comunicación entre los presidentes en Santa Cruz de la Sierra [en la reunión del G77], que fue deliberado porque la presidenta llegó tarde, como lo suele hacer, y se fue antes, sin casi cruzarse ni ella con Mujica ni Timerman con Almagro. Y esta semana es clave porque tenemos declaraciones todos los días entre hoy y el jueves. Por ejemplo hoy iba a declarar al juzgado quien fuera un alto directivo de Telefe, el canal de televisión abierta aquí en Buenos Aires, donde se dice, y hay casi pruebas ya, de que fue el primer encuentro entre el vicepresidente que estaba para participar en un programa, y familiares de la empresa Ciccone, en ese momento en serias dificultades financieras. Esta persona se llama Gabriel Bianco, era un alto directivo de Telefe, y él podría como testigo asegurar si definitivamente acercó a las partes, que es lo que se sospecha.
Mañana va el propio Nicolás Ciccone, uno de los hijos del dueño fundador de aquella empresa, y que fue uno de los que hizo gestiones ante el vicepresidente para ver si podían salvar la situación de la compañía en ese momento. Y después hay dos declaraciones claves: el miércoles va Guido Porcieri, ex jefe de gabinete de asesores del Ministerio de Economía. Recordemos que cuando este problema empezó a gestarse el hoy vicepresidente Boudou era ministro de Economía en Buenos Aires y a través de ese cargo se dice que influyó, primero para que le dieran el salvataje a Ciccone y después para estatizar la compañía directamente. Porcieri fue señalado la semana pasada en la declaración de un vinculado a la familia Ciccone como quien hizo las primeras gestiones en nombres de Boudou para salvar a la empresa.
Y finalmente el jueves José María Núñez Carmona, el hasta ahora bastante misterioso amigo personal de Boudou, que tendría que haber declarado la semana pasada, y no pudo ir, ¿sabés dónde estaba?
EC – No, ¿dónde estaba?
LC – En Punta del Este.
EC – Ah, pensé que me ibas a decir que estaba en Río de Janeiro alentando a la selección.
LC – No, había salido del país unos días antes, no está muy claro todavía cuándo, previendo que la semana pasada tenía que declarar, quiso esperar a que declarara su amigo el vicepresidente, y se fue. En primer momento se supo que no estaba, porque su abogado avisó que no iba a poder asistir, se empezó a averiguar, ya había un indicio de que había salido vía Uruguay, no sabíamos hacia dónde, pero el sábado fue ubicado por un programa de televisión, Periodismo Para Todos, el de Jorge Lanata, en el Hotel Conrad. Contestó el teléfono y avisó que esta semana sí se va a presentar, así que el jueves tiene que estar aquí en Buenos Aires.
EC – ¿Cómo juegan en este nuevo giro del conflicto por UPM los asambleístas de Gualeguaychú? ¿Cómo está la relación con el Gobierno? Te lo pregunto porque en las primeras declaraciones que hicieron sus voceros criticaron las medidas que el Gobierno argentino ha tomado, o, más grave que eso, que no ha tomado con respecto a UPM.
LC – La relación no quedó en buenos términos prácticamente desde aquella primera etapa del conflicto, porque al ser los directamente involucrados los dirigentes que manejan estas asambleas y la opinión pública de esa pequeña ciudad siempre impusieron medidas muy extremas, de hecho cortaron el puente durante casi dos años.
Hoy por hoy te diría que esa relación está bastante corrompida, no es buena, porque incluso no tienen una buena visión del gobernador de la provincia de Entre Ríos, Sergio Urribarri, que sí tiene una relación excelente con la administración kirchnerista, de hecho se lo menciona como uno de los potenciales candidatos a presentarse en las elecciones presidenciales 2015.
Otra vez, cómo sea influenciado o no por el Gobierno ese grupo de asambleístas va a depender un poco del tono político que el Gobierno quiera darle a esto. Si el Gobierno decide hacer esto, nada más que una amenaza para sacar el tema Boudou de los diarios durante algunos días, no va a avanzar mucho más; si el Gobierno siente la necesidad de llevar este conflicto, al menos en las palabras, hasta niveles muy altos, los va nuevamente a utilizar para tomar medidas más extremas.
EC – En el futuro, ¿qué cabe esperar con respecto a este tema?, ¿hay que aguardar a que finalice el Gobierno de Cristina Fernández para que se pueda encauzar o ni siquiera en ese caso? Quiero decir, ¿qué posición tiene el neoperonismo? ¿Qué actitud tienen los sectores de la oposición?
LC – Creo que habrá que esperar un poco, no diría que hasta que esta administración se vaya, pero probablemente haya que esperar un tiempo para ver qué cariz van tomando los hechos. No creo que la oposición o incluso el neoperonismo tomen este tema como prioritario en lo sucesivo, Argentina tiene problemas… no digo que este no sea uno a atender, pero de ahí a volver a un conflicto diplomático de tal envergadura como lo fue hace unos años, me parece una locura, y creo que la mayoría de la dirigencia política está pensando en otra cosa.
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