La goleada que recibió la "Canarinha" abre la puerta al debate sobre el futuro político y social de Brasil
Contacto con Manuel Martínez, colaborador de En Perspectiva en Brasil.
(emitido a las 7.35 hs.)
(Audio de las declaraciones del arquero brasileño, Júlio César)
EMILIANO COTELO:
Estábamos escuchando a Júlio César, el arquero de Brasil, entrevistado al final del partido luego de la derrota 1-7 frente a Alemania. Escuchamos un fragmento de sus declaraciones, porque algo que me llamó la atención en esa intervención en la televisión fue que no podía parar de hablar. Le pusieron el micrófono y fue un torrente, con frases cortas, muy emocionadas, obviamente, a partir de un dolor muy fuerte, pero no terminaba de hablar nunca, tenía siempre algo más para agregar. Con los ojos notoriamente llorosos, irritados, con su cabeza absolutamente conmovida por lo que acababa de pasar. Creo que fue un buen retrato del final de ese partido, ¿no?
MANUEL MARTINEZ:
Yo no soy psicólogo, pero no hace falta mucho conocimiento para percibir que ya tenía el discurso preparado. La secuencia de ideas que él presentaba estaba muy organizada, él ya sabía lo que iba a pasar, yo ya lo sabía, y te digo más, ayer hablaba con Nicolás Batalla, nuestro jefe de producción, y no es chiste, le dije -mi esposa está de testigo-: muchos se enojaron conmigo, pero Brasil se lleva cinco en el primer tiempo, yo creí que se iba a llevar diez.
EC – ¿Pero cuándo dijiste eso?
MM – Lo dije anteayer, ayer y a la hora que empezó el partido dije: "vamos a perder por cinco, entró el primero de cinco". Al final ni yo creía, dije "ahora faltan los otros cinco del segundo tiempo".
EC – Es impresionante lo que estás contando, aunque tiene sus antecedentes, en más de un contacto contigo en estas últimas semanas tú manifestaste tu escepticismo con respecto al desempeño de Brasil en este Mundial.
MM – Total, es un equipo vergonzoso, no preparado, son jugadores buenos, pero no para estar en una selección brasileña. ¿Qué tiene que hacer Hulk?, Hulk es un tractor, no piensa; Dani Alves, vergonzoso; el otro muchacho, David Luiz, es un tipo bacano, pero uno sabe que cuando está en la cancha se convierte en Mr. Hyde, aparece y empieza a propinar golpes para todos lados.
EC – Tu veías venir entonces que en algún momento la racha de Brasil, que era de triunfos pero ajustados, se cortaba.
MM – Yo pensaba que nos íbamos a quedar ya en la primera etapa, yo me equivoqué en eso, pero tuvimos suerte, tuvimos alguna ayuda del pésimo arbitraje de esta entidad vergonzosa que uno tiene prohibido nombrar, pero que es FIFA, pero en fin… lamentablemente Brasil tuvo mucha suerte. Y te digo más, estoy rezando para que Argentina le gane a Holanda, no creo que pase, pero si pasa en Brasil la cosa se va a poner fea. La gente está muy conmocionada, ha habido problemas en varias capitales, quemaron buses, hubo choques con hinchas alemanes, con argentinos, que alguno que otro se debe haber burlado, pero en este momento la gente tiene que tener tranquilidad, madurez. ¿Sabes qué?, ayer fue un momento muy divertido, vas a pensar que soy un sádico, pero no, a la hora que vi venir el bombardeo yo me metí en las redes sociales, y fue tan chistosa la reacción de la gente, nadie estaba ofendiendo a nadie.
Y empezaba a ver algunas señales de lo que puede ocurrir con la campaña electoral, veo a varios analistas diciendo que va a haber influencia en la campaña, mucha gente decía que no, pero yo creo que sí. "Ah, pero la copa siempre ocurre en las elecciones presidenciales", dicen, pero no una copa en Brasil, no una copa tan polémica, con todos los gastos mal explicados que han aparecido. Porque si hubiésemos ganado la copa, eso habría servido como una especie de anestesia para la gente, pero ahora que se perdió la gente va a buscar un culpable, fue lo que hicieron con el pobre arquero Moacir Barbosa en 1950, que no tuvo culpa. Ahora incluso en el propio Palacio de Planalto empiezan a preocuparse con eso.
EC – Justamente, veamos qué pasó ayer después del partido. En el estadio mismo se veía el desconcierto de la hinchada brasileña, sobre todo en el primer tiempo, en esos minutos en que empezaron a sumarse los goles hasta llegar a cinco, después en el segundo tiempo hubo alguna esperanza de repunte, no se dio, y las tribunas ya mostraban huecos y en algunos momentos hinchas brasileños aplaudiendo al conjunto alemán. ¿Qué pasó luego, en las afueras del Minerão y en otros lugares de Brasil? Tú hablabas de incidentes, ¿cómo fue eso?
MM – En Vila Madalena, esa zona bohemia de San Pablo, hubo peleas entre hinchas, la policía tuvo que intervenir. En Belo Horizonte, San Pablo, Río de Janeiro, Curitiba, Recife y El Salvador, donde eran las fan fest, mucha gente empezó a quemar banderas de Brasil, hubo saqueos, quemaron autobuses, pero no uno o dos, como mínimo 27. La gente está muy enojada, el brasileño está buscando un culpable. Encima de eso la gente un poco más cordata se reía y le echaba la culpa a "la pasta dental", al pasto, que estaba excelente, porque el ex presidente Lula da Silva había dicho que los equipos que habían caído era porque no estaban acostumbrados a salir a jugar en canchas tan buenas como las que hizo Brasil.
Saliendo del chiste, hubo incidentes muy serios, muy preocupantes. Además te digo otra cosa: yo luego llamé a una fuente en Palacio de Planalto y solo me dijo: "Manuel, no puedo hablar, estamos en reunión", y le pregunté por la presidenta y me dijo: "Puedes tener seguridad que lo que salga en Folha mañana fui yo que lo dije" y me colgó. ¿Qué salió hoy en Folha? Que hubo reuniones tras lo que pasó, que la propia presidenta intentó dar un mensaje de apoyo, dijo que estaba triste por lo que pasó, que Brasil no tenía que bajar la cabeza, que lo habíamos hecho bien. Pero, según dice Folha -y yo estoy seguro de que la fuente es la misma-, se dice que hay que quitar la imagen de la presidenta de la copa, empezar a acercarla más a Neymar. Hubo analistas que dijeron que Dilma ya estaba desmarcándose de la imagen de la copa y sumándose a la de Neymar.
EC – ¿Qué quiere decir eso de sumarse a la imagen de Neymar?
MM – Porque Neymar hizo una presentación individual razonable durante la copa. El filósofo político Marcos Noble, de la Universidad de Campinas de San Pablo, dijo que Dilma ya había empezado a desmarcarse de la imagen de la copa y sumándose más a la del guerrero, del que luchó, del que tuvo un buen resultado, que es Neymar.
Pero la propia Dilma dijo el 1° de julio, cuando interrumpió una reunión ministerial para salir a hablar con la prensa: "Bueno, muchachos, voy a hablar más con la prensa, hay que presentarle más cosas al país -eso después de cuatro años-. Mi Gobierno tendrá nivel Filipão, no nivel FIFA". ¡Por Dios, está loca! Nadie se olvida de eso que salió a decir a la prensa.
Yo no creo que la oposición utilice inmediatamente la derrota de Brasil para beneficiarse, pero estoy seguro de que a cuenta gotas va a empezar a presentarlo, lo que ya deja a varios analistas del Gobierno preocupados, el propio Gobierno ya lo ha manifestado, varios periódicos están trayendo declaraciones off the record presentando esta preocupación. Creo que sí, habrá una influencia porque estamos en una situación de inseguridad, de problemas de salud que no han sido atendidos…
Otro indicador de la influencia que puede llegar a tener esta copa es que Dilma Rousseff pasó de 34% a 38% de intención de voto, ahora que viene esta catástrofe, va a haber una asociación, lamentablemente, porque yo creo que una cosa no tiene que ver con la otra, pero la gente es muy apasionada, sobre todo en Brasil.
Si Argentina no gana hoy, disputará el tercer lugar y va a derrotar a Brasil, porque Brasil no tiene equipo, no tiene estructura emocional, ni la garra que los argentinos van a tener para llevarse al menos un pedacito de algún premio de Brasil, porque es hasta una cuestión de honor. Y Brasil no va a aguantar esa presión, puede ser que pierda 1-0 o 2-0, pero lo va a perder.
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