En Perspectiva y la guerra entre Israel y Hamás
Por Emiliano Cotelo, conductor y director de En Perspectiva.
El martes de la semana pasada, israelíes y palestinos alcanzaron un alto al fuego permanente, después de 50 días de conflicto armado. El acuerdo consistió principalmente en un cese de hostilidades recíproco pero dejó sin resolver algunos de los asuntos más acuciantes de la discordia. En definitiva, falta negociar ahora cómo se alcanzará una paz y una seguridad que sean permanentes en esa región tan castigada.
Esta mañana, En Perspectiva, vamos a volver a la zona, para analizar cómo es la situación y conocer qué sentimientos y expectativas se viven de un lado y del otro.
Dentro de unos minutos, en la segunda parte de este reportaje, estaremos en comunicación con el periodista palestino Talal Okal, que vive en la ciudad de Gaza. Y en el comienzo, ahora mismo, conversaremos con nuestra correponsal en Israel, Ana Jerosolimsky, retomando los contactos con ella después de varias semanas. La última vez que la llamamos fue el 11 de julio pasado.
Y este último es un detalle que merece algunas comentarios de mi parte antes de seguir adelante con nuestro abordaje de hoy.
En los últimos dos meses aquí En Perspectiva hemos ido actualizando lo más relevante del conflicto en Medio Oriente a través de nuestro panorama de titulares. Y tambien hemos abordado el tema en varias ocasiones en La Tertulia. Pero han faltado los informes en directo desde el lugar. En particular han estado ausentes las crónicas y los análisis de Ana Jerozolimski. "¿Por qué?", pueden haberse preguntado nuestros oyentes más atentos.
"La verdad, al parecer, es un lujo al que no tienen derecho los ciudadanos en tiempos de guerra", dijo alguna vez Jesús Silva, un importante ensayista mexicano. Es que las guerras, que son, por supuesto, una tragedia para los pueblos involucrados en ellas, terminan siendo también un problema para los medios de comunicación, para el periodismo y para los periodistas. ¿Cómo se informa sobre una guerra?
Un conflicto bélico como el que protagonizan desde hace décadas palestinos e israelíes supone una serie de desafíos a la ética periodística, nada sencillos de resolver, sobre todo con los tiempos y los recursos con que se maneja el periodismo uruguayo. O al menos, con los que se maneja un medio como Radio El Espectador.
A mediados de julio, después de horas de discusión con el equipo de En Perspectiva, yo, como director del programa, resolví que debíamos suspender los contactos con Ana Jerozolimski hasta que pudiéramos contar, en la Franja de Gaza, con otro periodista que hablara español, que trabajara con criterios profesionales igual que Ana, y que nos aportara el otro lado de ese enfrentamiento.
Esa carencia no era nueva. La arrastrábamos desde hacía años. Y tampoco era algo que nos resultara indiferente. Habíamos hecho todo tipo de gestiones en procura de esa otra voz periodística, palestina, profesional y en español. Pero pasaba el tiempo y no la conseguíamos. Y así llegó un momento en que yo entendí que, teniendo en cuenta la gravedad y la complejidad de la guerra que estaba en curso, no debíamos seguir con aquella cobertura en la cual los informes propios llegaban sólo desde una de las dos partes enfrentadas en el conflicto. En este asunto tan delicado nuestro abordaje periodístico había perdido el equilibrio y la equidistancia, que son principios básicos que caracterizan a En Perspectiva y que, creo, nuestros oyentes conocen y valoran.
Fue una decisión muy difícil y seguramente discutible. Como muchas que otros colegas y medios de comunicación han debido adoptar en épocas de guerra. Los libros sobre periodismo están llenos de ejemplos apasionantes de esos dilemas éticos a los que nos empuja muchas veces un enfrentamiento armado.
Pero quiero ser muy claro. Suspender excepcionalmente los contactos con Ana no significaba que yo hubiera perdido la confianza en ella. Yo conozo y valoro la seriedad y el rigor con que Ana ha encarado su trabajo desde hace más de diez años para En Perspectiva y para muchos otros medios en otras partes del mundo. La "culpa" no era de ella, sino nuestra, que no lográbamos incorporar esa otra "corresponsalía" en Gaza. Es más: este asunto lo habíamos conversado varias veces con la propia Ana fuera de micrófonos; ella entendía el problema y, como no podía ser de otra manera, apoyaba la idea de que incorporáramos a ese otro periodista, del lado palestino. Hasta llegó a sugerirnos algún nombre. Pero, por distintas razones (por ejemplo, por la existencia de contratos de exclusividad) nuestros esfuerzos no llegaban a buen puerto. Recuerdo que en determinado momento habíamos probado con un periodista palestino que hablaba perfecto español, pero que en realidad era secretario de comunicación de la Autoridad Nacional Palestina. Era muy claro y salía muy bien al aire, tuvimos dos o tres entrevistas con él, pero no era lo que precisábamos porque, de hecho, trabajaba como funcionario y vocero de un gobierno.
Por último, quiero detenerme en un punto que mencioné al pasar dos veces: ese periodista del lado palestino debía ser, para mí, profesional pero además hispanoparlante. Yo creo que en radio, donde toda la comunicación se juega a través de la voz, para el oyente no resulta "amigable" una nota con alguien que habla ingles (o francés o italiano), al que hay que grabar previamente, traducirlo y pasarlo por un doblaje.
En fin. Esa es, a grandes rasgos, la historia de este "problema" de ética periodística que hemos enfrentado aquí En Perspectiva y que, me parece, ustedes, los oyentes, deben conocer para que no proliferen especulaciones equivocadas o deformadas sobre lo que sucedió.
Hoy, cuando los cañones llevan una semana en silencio, es un buen momento para hacer con ustedes este ejercicio de transparencia y, al mismo tiempo, retomar el contacto directo con Medio Oriente. Un contacto que procuraremos que de ahora en adelante sea a dos puntas, aunque -desde ya lo aclaro- para eso yo hemos tenido que flexibilizar uno de los criterios que manejábamos y que, justamente, yo fundamentaba recién. Todavía no hemos obtenido un acuerdo con un periodista profesional que reporte desde la Franja de Gaza y hable español. El reporte de Talal Okal, que ustedes van a escuchar dentro de un rato, fue posible gracias a la paciencia y el empeño de María Eugenia Dupin, que realizó múltiples gestiones durante varios días, encontró a este analista, grabó la llamada en inglés y luego dobló las respuestas al español con la colaboración de Nicolás Batalla. No es lo ideal –para mí- como producto radiofónico, aunque espero que, de todos modos, resulte interesante y útil para nuestros oyentes.
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