Tensa calma palestina mientras Arafat agoniza
Desde La Mukata, Ana Jerozolimski: Se trata de mantenerse unidos para que las cosas no se vayan de control, pero llegará inevitablemente el momento de la verdad. Nadie quiere responsabilizarse por una guerra civil, pero Jihad Islámico y especialmente el mayoritario Hamas quieren ser parte del poder. ¿Podrán salvar esas diferencias a través de elecciones y cada uno tendrá la fuerza que el pueblo le dé, o si habrá quien intente determinar por la fuerza cuál será su parte?
(Emitido a las 07.35)
EMILIANO COTELO:
El presidente palestino, Yasser Arafat, se encontraría al borde de la muerte, según diferentes versiones que han circulado desde ayer. La información oficial es que está vivo, otras versiones indican que está con muerte cerebral, en coma irreversible, al punto de que varias veces distintos medios internacionales incluso informaron ayer sobre la muerte del histórico jefe de la OLP, versiones que fueron desmentidas posteriormente.
Esta situación se produce en un momento particularmente convulsionado en Medio Oriente, con Israel preparando una retirada de Gaza, pero sobre todo sin que aparezca con claridad quién podría ocupar el lugar de Arafat.
Estamos en comunicación con nuestra corresponsal en Medio Oriente, Ana Jerozolimski. ¿Qué hora es donde estás?
ANA JEROZOLIMSKI:
Son las 11.35 en Jerusalén y también en Ramala, donde me encuentro a la entrada de La Mukata, el cuartel de Arafat.
EC - ¿Cuál es el ambiente frente a La Mukata?
AJ - Muy tranquilo en este momento, pero estoy esperando que dentro de poco ya no lo esté tanto y comience a entrar y salir un aluvión de dirigentes políticos palestinos, como sucedió en los últimos días, figuras a las que quisiéramos entrevistar sobre qué pasará después. Pero en este momento la sensación es de lo que se podría calificar como una tranquilidad tensa, porque todos comprenden que hay aquí una situación problemática.
Hace pocos minutos estuve en otra parte de La Mukata, no en el acceso principal sino al que conduce a los dormitorios de los soldados y de los policías. Conversé con un varios policías que parecían incluso demasiado tranquilos, aunque todos hablaban de una profunda tristeza.
EC - ¿Qué información tienes a esta hora sobre la situación de Arafat? Fue la radio pública israelí la primera en informar que había muerto.
AJ - Hubo una situación muy compleja. Medios de comunicación israelíes, tanto esa radio como el canal 2 de televisión, se hacían eco de informaciones de Radio Montecarlo, una emisora de gran poder y ascendencia en el mundo árabe, y luego estos medios israelíes fueron citados como la fuente original. Era una situación bastante confusa: los medios israelíes no tenían una fuente independiente por la que hubieran podido dar ayer una información más fidedigna sobre el estado de Arafat. Llegó un momento en que dijeron "Esperen: nosotros dijimos lo que dijo Radio Montecarlo".
En otra emisora, su corresponsal de seguridad transmitió ayer (creo que alrededor de las siete de la tarde de aquí, cuatro horas menos en Uruguay) que fuentes de seguridad israelíes -y daba a entender que se refería a servicios secretos israelíes- habían recibido la información de sus pares franceses, información oficial, sobre el fallecimiento de Arafat.
Desde entonces se sigue hablando en esta situación tan confusa de si es o no muerte cerebral. Hace unas dos horas, la representante en París de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Leila Shahid, dijo que es verdad que Arafat está inconsciente pero no en estado de muerte cerebral. Hay que tomar con muchas reservas todos estos pronunciamientos de las figuras palestinas, porque incluso ayer en Ramala sentíamos que salían ministros de muy alto nivel y no tenían un cuadro exacto acerca de qué estaba sucediendo en París.
EC - ¿Se confirma que trasladan a Arafat de regreso a Palestina?
AJ - No antes de fallecer; no tengo información al respecto aunque es verdad que esa noticia se ha estado publicando. Está claro que, desde el punto de vista del simbolismo nacional, no querrían que muera en el exterior; pero no te pueda dar una confirmación oficial de las autoridades palestinas al respecto. Hay observadores no sólo israelíes sino también palestinos que dicen que quizá Arafat ya haya fallecido, se haya producido su muerte clínica, pero no se lo desconecta del respirador artificial para postergar en algo ese comienzo del "día después" que es bastante problemático.
Lo que está claro, al menos para el gobierno de Israel, es que cuando fallezca no se permitirá que sea sepultado en Jerusalén, como Arafat habría querido. Permitirá en cambio que se lo sepulte en la Franja de Gaza.
EC - La pregunta que se hace todo el mundo es, después de Arafat, ¿quién? ¿Quién va a gobernar en los territorios palestinos?
AJ - Sin ninguna duda, el sentir general del grupo de policías con los que estuve conversando hasta hace unos minutos no refleja lo que sucede realmente en el ámbito interno palestino. Ellos hablaban de orden total (visten uniformes, aunque pertenecen a diferentes grupos), destacaban la unidad por la tristeza que hay por el inminente fallecimiento de Arafat, según sus términos. Pero detrás de bambalinas, o debajo del terreno, está claro que hay muchas tensiones.
Eso no quiere decir que vaya a estallar ahora una guerra civil. El primer ministro, Abú Alá, ya se entrevista con jefes de las facciones palestinas en Gaza; allí hay especial tensión, hay problemas también entre los diferentes servicios de seguridad palestinos, especialmente en la Franja de Gaza. En cuanto a figuras, el primer ministro a quien conocemos como Abú Alá (Ahmed Kureia), y el ex primer ministro Abu Mazen (Mahmud Abbas) que en la OLP ostenta el cargo principal después de Arafat, el de secretario general del Comité Ejecutivo, son quienes tienen ahora repartidos los poderes que tenía Arafat al menos de forma temporaria para seguir delante de la forma más organizada posible.
Cuando se hable de algo ya más a largo plazo, hay más figuras cuyos nombres aparecen. La pregunta es entonces si la vieja guardia, la que vino desde Túnez acompañando a Arafat, o la joven guardia que creció aquí en el liderazgo de la Intifada. Muchas tensiones, entonces, con la contraparte de Hamas o Jihad Islámica, aunque por el momento nadie quiere arriesgarse a ser acusado de responsabilidad de una guerra fraticida. Por ahora todos destacan la unidad, aunque saben que tienen que prepararse. Ayer ya se oían que los portavoces de Hamas y del Frente Popular para la Liberación de Palestina decían que debe haber un liderazgo colectivo unificado palestino, y que los radicales (que por supuesto no usan esa palabra), los grupos islamistas, deben ser parte del mismo.
EC - Si entiendo bien, ¿no se produciría un enfrentamiento entre Hamas y la Jihad, o entre esos grupos y los dirigentes del entorno de Arafat, se podría encauzar de una manera civilizada?
AJ - Pienso que no se puede descartar esa opción, aunque lamentablemente tampoco se puede descartar la otra alternativa que mencionábamos, de estallidos de violencia. Por supuesto, hay muchos matices entre incidentes violentos, intentos de imponerse por la fuerza, y la guerra civil; no es blanco o negro. Pero mi sensación, al menos según la forma en que han estado organizándose hasta ahora -recordemos que Arafat todavía no ha muerto oficialmente- y también en base a los contactos con la gente, tanto esos policías que eran cautelosos porque están uniformados, como con palestinos con los que conversé aquí en las calles de Ramala, se trata al menos de mantener cordura, cierta cautela en los próximos tiempos, tratar de mantenerse unidos para que las cosas no se vayan de control, pero va a llegar inevitablemente el momento de la verdad. Los palestinos que están en el gobierno saben que Jihad Islámico y especialmente Hamas, que es mucho más grande, quieren ser parte del poder. Hamas sabe que sola no va a poder tener el poder. La pregunta es si se lo van a tratar de impedir o si a través de elecciones (estos policías me decían que el pueblo va a decidir con el voto en las urnas) se puede salvar esas diferencias y cada uno tendrá la fuerza que el pueblo le dé, o si habrá quien intente determinar por la fuerza cuál será su parte.
Me parece que no habrá violencia ya, en los próximos días; habrá duelo nacional por la muerte de Arafat, pero eso no quiere decir que no haya estallidos después.
EC - ¿Cómo se espera que sea la reacción del lado de Israel ante la desaparición de Arafat, o por lo menos su salida definitiva del gobierno palestino? Tanto Israel como su principal aliado, Estados Unidos, consideran a Arafat como un obstáculo para la paz en Medio Oriente. ¿Verían su alejamiento como un dato que puede ayudar al proceso de paz, o más bien como una complicación?
AJ - Hay aquí dos niveles, porque si realmente se crea una situación de caos en la sociedad palestina (recién decía que no necesariamente va a ocurrir), Israel no puede salir ganando cuando el vecino es inestable y está mal; la situación no puede conducir a una paz formal ni en el terreno. Pero en cuanto a la convicción de las autoridades sobre el papel que cumplía Arafat, no hay duda de que el gobierno actual (y diría que también la oposición laborista, no sólo los sectores conservadores de la política israelí sino también la izquierda) la sensación era que con Arafat al frente no se podrá llegar a un acuerdo...
EC - Veo hoy fotografías tomadas en Israel de judíos celebrando, brindando ante la noticia de la muerte de Arafat.
AJ - Sí; a ese sector lo conozco personalmente: extremistas de ultraderecha que son considerados... está mal decir "locos" por radio, pero realmente como... gente alienada de la sociedad por los propios israelíes; son considerados un grupúsculo extremista que por cierto tampoco representa a los votantes del Likud: son más que nada del partido ultraderechista extremista Kaj, que sin duda era de esperar que salieran a abrir champaña como lo hicieron anoche en Jerusalén. La policía estaba alerta porque los conoce como buscadores de problemas seriales. Pero Sharon no quiso siquiera comentar la noticia de la muerte cerebral de Arafat hasta que no haya un comunicado oficial; dijo "No me puedo pronunciar al respecto cuando no se sabe exactamente qué sucedió", y lo interesante es que dio órdenes a sus ministros de no pronunciarse públicamente sobre lo que estaba sucediendo, sobre los eventuales sucesores de Arafat, para que nadie fuera acusado de interferir en los problemas internos palestinos. Recordemos que cuando Abu Mazen era el primer ministro, los israelíes lo alabaron tanto por sus posiciones categóricas contra los atentados, contra la violencia y el terrorismo, que en algún momento los palestinos llegaron a acusarlo de colaborador de Israel. O sea que hay que pisar con mucho cuidado en esta situación, que los propios palestinos no saben en qué termina.
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Transcripción y edición: Jorge García Ramón