Brasil a 45 días del segundo mandato de Dilma Rousseff
Por Romina Andrioli, del equipo de En Perspectiva, desde San Pablo.
EMILIANO COTELO:
Hoy nuestro "Contacto con la región" es diferente… Nos vamos a Brasil, pero en vez de saludar a Manuel Martínez, le damos los muy buenos días a Romina Andrioli, quien se encuentra en San Pablo. Romina, contale a los oyentes qué estás haciendo allí.
ROMINA ANDRIOLI:
Vine invitada por el Banco Itaú a un programa que se hace organiza anualmente para periodistas de la región, y durante el cual se realizan distintos encuentros con ejecutivos de esa institución para hablar discutir sobre el desarrollo y los planes de negocio de cada una de las filiales en los distintos países. Es una instancia interesante para tener esa aproximación, pero además en este caso tiene el agregado de que se da pocas semanas después de las elecciones en Brasil y cuando falta un mes y medio para que Dilma Roussef asuma su segunda presidencia. Y se da también en un contexto muy particular para la economía brasileña, con la importancia que tiene ese factor para nuestro país...
EC - Tuviste oportunidad de hablar con distintos actores de la sociedad brasileña: con ejecutivos bancarios, pero también con el brasileño de a pie. Debes tener una aproximación a la realidad del país. ¿Con qué te encontraste? ¿Qué pudiste observar?
RA - Sí, ni que hablar. En general te diré que la economía es como el GRAN TEMA de preocupación hoy por hoy para los brasileños. Ustedes saben ya que durante la campaña electoral la situación económica del país estuvo en el centro del debate.
Y si uno mira algunos de los números "macro" de Brasil eso es entendible, porque allí hay cierta luz amarilla. El gobierno calcula que la economía crecerá este año 0,9%, aunque el Banco Central rebaja ese pronóstico incluso al 0,6%. Pero el mercado es aún más pesimista y calcula que la economía brasileña crecerá apenas 0,2%.
Recordemos que estas cifras están muy lejos del 7,5% por ejemplo que creció en 2010. Después en 2011 se desaceleró (creció apenas 2,7%), en 2012 también tuvo un desempeño muy magro con 1% de crecimiento y el año pasado 2,3%. De todas formas, para este año – como decía- el panorama luce bastante más pesimista.
Pero me llamó mucho la atención que al hablar con la gente en la calle y en algunas reuniones donde tuve oportunidad de sondear el ambiente, en general los brasileños dicen que el desempeño económico viene siendo un problema en el último tiempo, pero todos lo analizan desde un nivel macro, como que no ven un impacto tan claro de ese magro crecimiento en su propio bolsillo, más bien al contrario, ni tampoco lo ven en el mercado de trabajo.
Algo de esto por ejemplo me decían Arjuna, un joven con el que estuve conversando, y luego dos chicas: Amanda y Lariza. Si te parece vamos a escucharlos.
"La economía brasileña viene en decaimiento hace mucho tiempo. El PT con Dilma ha conseguido equilibrar algunas cosas, pero continúan faltando muchas cosas".
"La economía marcha mal, porque el dólar ha aumentado mucho y la gente no puede salir al exterior".
Escuchaban (si lograron entender el portugués) que Lariza decía que estaba preocupada por la suba del dólar, porque eso le dificultaba viajar al exterior. Bueno, ese sin duda, es un aspecto que inquieta a más de un brasileño, porque más allá de la volatilidad que se ha dado en los últimos meses con el tipo de cambio, actualmente el dólar en Brasil está cotizando aproximadamente a 2,59 reales, lo que implica una suba del orden del 14% en los últimos dos meses. Entonces estamos hablando de un incremento realmente importante.
Pero también habrán escuchado Emiliano que estos brasileños con los que estuve hablando coinciden en que si bien llegan cómodos con su salario a fin de mes, algo que sí marcan en general, porque lo palpan a diario cuando van a hacer las compras, es el aumento de precios. Y de hecho la inflación es otra de las preocupaciones del gobierno brasileño. El país acumuló un alza de precios del 6,59% en los últimos doce meses cerrados a octubre, y esa es una cifra que supera el objetivo del Gobierno que es de un máximo de 6,5%. De hecho, en un intento por controlar los precios, semanas atrás el Banco Central elevó la tasa de interés de referencia al 11,25%, y eso de alguna manera contribuye también al estancamiento de la economía brasileña, porque de esta forma en el intento de controlar la inflación se encarece el crédito.
EC - Romina, ¿y qué otro tema viste que les genere preocupación a los brasileños?
RA - También me llamó la atención la resignación que tienen con el tema de la corrupción. Cuando uno está en el exterior, un buen ejercicio es preguntarle al taxista cómo ve la cosa. Y ni bien llegué le pregunté a uno y me respondió: "La economía no está tan mal, el salario da, pero el gran problema es la corrupción". Recuerden que durante el primer gobierno de Dilma se dio el famoso caso del "Mensalao" y ahora incluso hay acusaciones y actuaciones de la Justicia en torno a posibles casos de corrupción en el negocio de Petrobras, la petrolera estatal brasileña. Entonces, a medida que lo comenzás a hablar con ellos, lo ven como un problema importantísimo pero hay quienes dicen que es como parte de la idiosincrasia brasileña y que viene de muchísimo tiempo atrás. Escuchamos si te parece lo que me decía Arjuna a propósito de esto:
"Ya eso forma parte del la cultura brasileña, cualquiera que acceda al poder, sea el PT, la izquierda, la derecha, va a estar involucrado en estos temas. No es algo fácil de terminar".
Es un tema que preocupa, siempre. Brasil es un país grande, con mucha cultura, mucha materia prima, un país que podría ser perfectamente de primer mundo si fuese bien administrado".
EC - Romina, ¿y qué expectativas hay respecto al próximo gobierno de Dilma?
RA - Bueno, ahí las expectativas son diversas. Sin duda, en buena medida apuntan a que se dé una reactivación de la economía y en general el tema de la corrupción también aparece. Pero mirá cómo explicaba las expectativas de los brasileños Donato, un contador con el que estuve hablando mientras caminaba próximo a la avenida Paulista.
"Para una parte de la población, la clase social más baja, hay más expectativa. En cambio, la clase social más alta, con mayor poder económico, no tiene mucha expectativa de crecimiento".
Esa visión de país dividido es algo muy claro de palpar; mientras que en general los más pobres o humildes tienen una buena imagen de Dilma en buena medida por los planes sociales que ha implementado, los más pudientes o adinerados no. De hecho, ustedes tendrán presente lo que sucedió en los días previos y posteriores a las elecciones…. Los empresarios en general y los ejecutivos financieros por ejemplo claramente se oponían a un segundo gobierno de Dilma Rousseff y se inclinaban por Aécio Neves y, al día siguiente de que la mandataria resultó electa, la bolsa de San Pablo se desplomó y el real se depreció considerablemente.
Y ese era de alguna manera el castigo de los mercados a la reelección de Rousseff, sobre todo por lo que ven como medidas intervencionistas fuertes. En el caso de los bancos, por ejemplo, en plena crisis internacional de 2008-2009, Dilma dispuso una política de intervención muy potente de los bancos públicos, que acapararon buena parte del mercado para -mediante su actuación- contrarrestar ese impacto de la crisis internacional. Y por otra parte, a juicio en general de los empresarios, la presidenta no realiza algunas reformas que ellos consideran necesarias y urgentes.
Sobre esto y sobre las expectativas de cara al mandato que la presidenta está por comenzar en 15 días le pregunté a Marcelo Kopel, que es el director de Relaciones con Inversores de Itaú. Vamos a escuchar qué decía:
"Que sean menos intervencionistas, tiene mucho que hacer en relación al déficit fiscal y al combate a la inflación. Tiene que enfocarse en inversiones e infraestructura."
Habrá que ver cuáles son las primeras medidas concretas de la presidenta cuando comience su segundo mandato el 1° de enero próximo. Lo cierto es que ni bien terminó la segunda vuelta con Aécio Neves, Dilma ya dio señales de cambio en materia económica, anunciando una reducción de sus políticas intervencioncitas.
Pero más allá del sector empresarial y financiero y de si votaron o no a la presidenta, creo que los brasileños en general esperan un cambio en este segundo gobierno, el cuarto del PT… Y Dilma parece ser consciente de eso. Ni bien ganó las elecciones dijo: "Quiero ser una presidenta mucho mejor de lo que he sido hasta ahora (…) Hoy estoy más fuerte, más serena para la tarea que me habéis encomendado".
EC - Por último, ¿te parece que hay chances de que puedan repetirse algunas de las movilizaciones sociales que se dieron antes del Mundial de Fútbol?
RA - No sé si se concretarán nuevas manifestaciones tan populares como aquellas, pero lo que me decían sí es que a partir de esas movilizaciones sociales se activó como un "chip" en el brasileño, de modo que si entienden que hay nuevos reclamos, los van a hacer saber. Mirá lo que me comentaban en este sentido:
"Creo que las personas comenzaron a prestar más atención en las cosas que hace el gobierno, quieren participar más. Comparando el pasado con ahora, los asuntos del gobierno interesan. Si vuelven a suceder los mismos problemas que hace dos años, seguro habrá manifestaciones nuevamente".
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EC - Terminamos por acá. ¿Cómo sigue tu jornada hoy?
RA - Tenemos algunas reuniones más con ejecutivos de Itaú donde, por ejemplo, nos van a dar las proyecciones que tienen en el banco para los países de la región, entre ellos Uruguay por supuesto. Así que ya les informaré al respecto.
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