Investigación

El terrorismo del grupo Estado Islámico (II): ¿cómo combatirlo?

La semana pasada En Perspectiva entrevistó a la profesora Susana Mangana, especialista en asuntos árabes e islámicos, y uno de sus alumnos, quien está llevando a cabo una investigación sobre el grupo terrorista Estado Islámico, e incluso estuvo en contacto con miembros de EI. Esta semana, Emiliano Cotelo recibió nuevamente en estudios a la profesora Mangana para seguir profundizando en este tema. ¿Cómo se debe combatir esta amenaza? ¿Cuál es el desafío al que se enfrenta, no solo Occidente, sino también los propios musulmanes? La propia Mangana lo definió como un problema para Occidente porque "hay motivaciones emocionales que llevan a muchos occidentales, sobre todo europeos, a alistarse en filas de EI".

(emitido a las 8.56 hs.)

EMILIANO COTELO:
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) es tal vez la mayor amenaza que enfrenta Occidente en los últimos años. Se apoya en un ejército de militantes dispuestos a morir por su causa, un arsenal sofisticado y cuantiosos recursos materiales.

Pero probablemente su arma más valiosa es su dominio de las nuevas tecnologías de la comunicación y la difusión de productos audiovisuales de primerísima calidad, con los que han logrado ganar muchísimos adeptos en Europa y en Estados Unidos.

El viernes pasado, en nuestra entrevista central estuvimos con la profesora Susana Mangana y uno de sus alumnos, que ha desarrollado una investigación sobre la forma de operar de este grupo y cómo ha sabido emplear para su causa la televisión, internet y las redes sociales.

Hoy les propongo una segunda parte de aquel diálogo. Vamos a examinar qué alternativas existen para combatir la amenaza de EI, que supone un desafío no solo para Occidente, sino también para el propio mundo musulmán.

Por eso volvemos a recibir a Susana Mangana, nuestra especialista en asuntos árabes.

En la entrevista del viernes pasado quedó clara la importancia que tienen para los planes de reclutamiento de EI las producciones audiovisuales que realizan, en las que utilizan, según el caso, el lenguaje televisivo de cadenas informativas como Al Jazeera o el lenguaje de las mismísimas películas de Hollywood.

Pero ustedes destacaban que la clave no es solo la forma, sino, sobre todo, el contenido. Hay una simplificación, una casi caricaturización del islam, pero hay también un conocimiento profundo de Occidente, de sus valores y de sus debilidades. Tú decías en algún momento: "¡Es que los líderes (o los líderes de la comunicación) son, de hecho, occidentales!". ¿Podemos profundizar en esto?

SUSANA MANGANA:
Claro que sí. Para poder degradar y erosionar la capacidad de impactar que tiene este grupo beligerante radical, EI, en filas de Occidente tenemos que apelar a diferentes planos, a un modo multidimensional. Y uno de esos planos tienen que ser sus mecanismos de propaganda. Porque ahí es que han sido sumamente exitosos y han superado por lejos a Al Qaeda; nunca Al Qaeda tuvo esa producción cinematográfica tan costosa, tan eficaz en su objetivo, que es tocar la fibra sensible no solo de musulmanes, no solo de conversos, sino de posibles candidatos a alistarse en filas de EI que nada tienen que ver con el islam. Me refiero por ejemplo a belgas, a españoles, pero también a canadienses, a estadounidenses y ¿por qué no imaginar que también podría haber personas con esa crisis de identidad en América Latina?

Esos mecanismos de propaganda han sido sumamente eficaces, conforman lo que yo ya llamo "teleterrorismo digital". Salen ante cámara con una imagen muy pulida, un señor pelirrojo con una barba muy poblada, evidentemente emulando la que se creía que era la imagen de los primeros musulmanes suníes, compañeros del profeta del islam, Mahoma. Cuidan mucho cómo salen en escena, y hablan en distintos idiomas.

EC - Vamos a escuchar un ejemplo. En realidad habría que verlo, vamos a poner al aire el sonido.

En uno de estos videos difundidos por la productora Al Hayat, unos 20 jóvenes, vestidos como yihadistas pero de origen francés, están reunidos en un bosque en lo que parece ser un "rito de iniciación". Mientras uno a uno proceden a quemar sus pasaportes, en un símbolo de su transformación, uno de ellos destaca su gesto hablando en francés, al tiempo que convoca a más jóvenes a convertirse a la causa.

EC - "El que no cree en 'taghut' (ídolos) y cree en Alá ha hecho la mayor parte del camino para romper con ellos. Alá todo lo escucha y lo sabe. Como ustedes han dejado de creer en 'taghut', en la democracia y en las leyes hechas por el hombre, están en condiciones de hacer su propia 'hijra' (peregrinación).

Hoy, ustedes dejaron de creer en las leyes que ellos nos quieren hacer cumplir. Y en los pasaportes que nos quieren obligar a usar. Los hemos negado, y este odio permanecerá por siempre, hasta que ellos crean solamente en Alá.

Ellos nos han oprimido, han combatido nuestra religión y han insultado a nuestro profeta. Ahora, nosotros no creemos más en ellos y en nuestros pasaportes, y si vienen aquí los enfrentaremos.

¿Qué estás esperando?"

Le habla a la cámara, obviamente dirigiéndose a quien espera convocar. Y luego vienen otros testimonios parecidos. Se los ve armados, con sus uniformes de combate, con ametralladoras, con esos cuchillos impresionantes que utilizan entre otras cosas para degollar.

¿Qué ves tú acá a propósito de cómo funcionan en la lógica Occidente?
    
SM - Primero, una escenografía muy pulida. Hay un esmero en cuidar los detalles. Justamente, están ofreciendo ese sueño de un "frenesí vengador", lo llamo yo, a aquellos que reniegan de la sociedad occidental. Personas que están frustradas, descontentas con este modelo de sociedad occidental, que puede ser la de Canadá, la de Estados Unidos, pero también la de la Unión Europea, donde hay muchas personas que sufren una crisis de valores, un vacío espiritual que conduce después a una crisis de identidad.

Segundo, es una versión muy simplista de cómo el mundo musulmán radical –aquellos que ya se han fanatizado y que tienen una visión muy rigorista del islam– pretende dividir el mundo entre la "casa de la guerra" y la "casa del islam". Sienten que son combatientes (o muyahidines), que realmente tienen que combatir por su causa –la causa del islam–, por más que nosotros sabemos que es una patraña, una excusa, y realmente no es el sentir general de los 1.400, casi 1.500 millones de musulmanes de bien. En cualquier caso, dividen el mundo en dos y sienten que tienen que seguir combatiendo para imponer el islam en la casa de la guerra, en aquellas regiones del planeta donde todavía el islam no es la religión de base.

Para ser un buen musulmán hay que acatar, como en las religiones monoteístas, las leyes divinas. Hay que creer en el Altísimo, pero hay que someterse a la fe, y sobre todo a los dictámenes de Dios, del Altísimo, del Creador, del Omnipotente. Hasta ahí todo bien.

Pero en el islam no han hecho una separación de poderes, como sí se ha hecho en Occidente, con lo cual Iglesia y Estado van de la mano, la religión es parte del Estado. Esa es una diferencia abismal entre nuestra sociedad posmoderna occidental y la suya. Estas personas creen que el islam tiene que ser parte, que tiene que haber una injerencia de la religión en el Estado. Por tanto las leyes no las hace el hombre a través de sus parlamentarios, de sus representantes –diputados, senadores–, sino que son leyes divinas. Tienen una interpretación totalmente belicosa de las sagradas escrituras del islam.

EC - Hay que destacar que es un reclutamiento "multitarget". Por un lado se dirigen a musulmanes residentes en distintas partes del mundo, en particular en Occidente, y también a no musulmanes descontentos con la sociedad occidental y dispuestos a sumarse a EI convirtiéndose al islam, o a esta versión simplificada y extremista del islam.

A su vez, los reclutados se incorporan de dos maneras: algunos viajan a las zonas donde opera EI (partes de Irak, Siria y Líbano) y se suman físicamente al grupo, y otros permanecen en sus lugares de residencia y desde allí terminan colaborando con EI, ya sea en acciones de propaganda o reclutamiento o directamente realizando atentados. Es más, en estos videos se los convoca a que cometan atentados, que aprovechen cualquier oportunidad para cometer un atentado.

SM - Sí. Se conocen los nombres de al menos dos de las productoras. Una de ellas es Al Hayat, que utiliza un logo que es reminiscente del logo de Al Jazeera, con lo cual a uno le surgen dudas. ¿Acaso es eso porque les da mayor credibilidad, porque saben que Al Jazeera es la cadena de televisión catarí, pero es la cadena en voz árabe que mayor influencia tiene en el seno del mundo árabe y musulmán? Al Jazeera compite con CNN, con BBC y fue la primera cadena en voz árabe que narró en primera persona pero con el sentimiento de los árabes, para musulmanes y para árabes, lo que estaba ocurriendo, por ejemplo, en la guerra de Irak. En la guerra del Golfo 90-91 todavía no existía Al Jazeera, pero después en el 2003, cuando Estados Unidos y una pequeña coalición de países occidentales invaden Irak con un pretexto falaz como fue el de buscar armas químicas; luego se dieron cuenta de que no existían, o lo sabían y engañaron a buena parte de la comunidad internacional. Al Jazeera ha estado ahí narrando estos capítulos. Por tanto nada es ingenuo cuando Al Hayat se dota de un logo que tiene el mismo color y una forma muy similar…

EC - Y no solo el logo, la estética de estas grabaciones plagia la estética de Al Jazeera. Por ejemplo, colocan sobreimpresos con los nombres de los que están hablando.

SM - Exactamente. Por eso es importante estudiar los mecanismos de propaganda de estas productoras, pero también de este grupo EI, porque en Occidente existen constituciones y leyes que deberían coartar ese tipo de mensajes que incitan al odio y al terrorismo.

Nos llama la atención que, habiendo pasado ya bastantes meses de conocer la existencia de Al Furqan, con base en Francia, y de Al Hayat Media Center, no se hayan tomado medidas de mayor calado para limitar la propaganda y la difusión de esos videos. Unos videos que no solo son hirientes para cualquiera, sino que pueden impactar en cientos de personas que sufren una crisis de valores y de identidad. Estas personas encuentran en EI por primera vez un grupo terrorista de base islamista que no solo hace anuncios y declaraciones, sino que aspira a concretar sus amenazas autoproclamándose un califato islámico. Lo cual es una aberración en el siglo XXI, pero les da la oportunidad de pertenecer a una organización yihadista, como les daba Al Qaeda, y de forjar así una nueva identidad colectiva perteneciendo a una sociedad que tiene un nuevo orden social, político e incluso ahora económico.

EC - Justamente, una organización que se presenta a sí misma como poderosa. Estos jóvenes que se colocan frente a la cámara para exhortar a otros a que se incorporen están muy bien equipados y hacen alarde de ese equipamiento, que luce flamante. Incluso los uniformes, está todo perfecto.

SM - Cuidan el detalle.

EC - Está todo perfecto, más allá de que la imagen, a su vez, es de calidad digital, etcétera. No son unos zaparrastrosos, mugrientos, que hablan a la cámara desde cualquier lugar. ¡Son como actores de cine!

SM - Claro, EI vende justamente eso, la posibilidad de sumarse a una campaña vengadora, y además de tener éxito. Diferente de lo que eran las campañas de Al Qaeda, que ahora ha quedado totalmente restringida a la zona Af-Pa (Afganistán y Pakistán). Si bien todavía tiene células operando en el norte de África, Magreb, y en la península arábiga, EI ha ido varios pasos más allá. También ahí encontramos las claves de su éxito.

Un éxito arrollador que nos debe poner a todos en guardia, porque es una amenaza real para la paz mundial, también para aquellas sociedades abiertas occidentales que tienen ese germen dentro de su territorio. Hay que decirlo así, de lo contrario no vamos a poder combatir ni vamos a poder degradar la capacidad que tiene EI de hacernos daño como se debe, dotándonos por un lado de acciones policiales adecuadas, pero también de un mayor conocimiento de causa del fenómeno yihadista. Nuestros actores judiciales y los servicios de inteligencia deben cooperar mucho más entre sí, en especial los de países que ya han tenido capítulos de salafismo radical (la ideología que comparten EI y Al Qaeda).

***

EC - ¿Qué está haciendo Occidente para combatir a EI? ¿De qué valor son las acciones militares?

SM - Pienso que una vez más Occidente está reaccionando y no siendo proactivo para prevenir, para evitar el fenómeno del terrorismo yihadista, a pesar de que ya tenemos más de 13 años de lo que en algún momento un presidente norteamericano llamó "la lucha o la guerra global contra el terror". Esto nos hace pensar que poco se ha aprendido acerca de los métodos, de cómo hay que acercarse a aquel que entendemos que es por lo menos nuestro adversario.

Se ha invertido relativamente poco esfuerzo también en tratar de capitalizar aquello que nos une y no lo que nos separa y nos divide entre las religiones monoteístas. Las similitudes, cuando uno va al credo musulmán, con el credo tanto cristiano como judío, son muchas. Uno reza mirando a la Meca, el otro rezará en una sinagoga, el otro en una basílica, pero hay rezos, hay protocolos, hay rituales, existe la creencia en un único dios. Pero muchas veces eso se deja de lado para poner el acento, el foco, en aquello que nos parece aberrante. Por ejemplo, la sumisión de la mujer en algunas sociedades musulmanas, como Afganistán, pero también cuestiones que tienen que ver con la falta de liderazgo musulmán para capitalizar su conocimiento, sus glorias pasadas, para crear presente y futuro para sus ciudadanos. Esto es un problema de la solución a esto que llamamos el terrorismo digital de EI.

EC - Vamos por partes. ¿Cómo viene lo bélico? ¿Cuánto sirve?

SM - Lo bélico es necesario ahora para coartar y erosionar, para degradar y limitar la capacidad de expandirse que tiene EI por el Levante. Por ahora, son fuertes en una plaza restringida, en Siria, en Irak, aprovechando el caos y el vacío de poder que se ha dado en estos dos países. En Irak, producto de la invasión en 2003 por Estados Unidos y una coalición occidental. Y en Siria, por la nueva estrategia del gobierno de los Assad, la de limitarse a defender la franja costera, las plazas vitales, las plazas fuertes o la Siria utilitaria, abandonando zonas desérticas o escasamente pobladas. Esto ha permitido que surjan y florezcan grupúsculos y grupos beligerantes que compiten y combaten entre sí pero que también combaten al ejército sirio. EI está aprovechando hoy ese vacío de poder, ese caos, que amenaza a Líbano, a Siria y a Irak.

Ese combate en el plano bélico con esa coalición de más de 41 países, entre los que también hay países musulmanes, es necesario, pero no puede ser la única solución. De lo contrario no estaremos atacando la raíz del problema y, sobre todo, el virus que creó a EI.

EC - No puede ser la única solución… ¿Y cuál es la otra? Hay por lo menos una, que supongo que debe darse en el terreno de las comunicaciones, lo que algunos podrían llamar "guerra 2.0".

SM - Sí, la guerra en el tema cibernético. El controlar, el limitar, el evitar que utilicen las redes sociales, que difundan sus videos de propaganda.

EC - Llama la atención, ahí parecería que los resultados son cero o casi cero. Usan muy cómodamente internet y las redes sociales.

SM - Exactamente, ese es uno de sus puntos fuertes. Pero también creo que hay trabajar mucho más con las comunidades musulmanas residentes en Occidente. Cuando se nos dice como si tal cosa que hay más de 750 ciudadanos franceses con documentación francesa, de origen magrebí, pero no importa, para los hechos legales son residentes y titulares de un pasaporte y de una nacionalidad francesa, es preocupante. Pero es más preocupante si te comento que hay australianos, que hay más de 500 británicos; que se han desarticulado células yihadistas de españoles de origen ceutí o marroquí, pero no importa, para la ley española son españoles.

Insisto, el problema de EI lo tenemos también en Occidente. Hay motivaciones emocionales que llevan a muchos occidentales, sobre todo europeos, a alistarse en filas de EI. Mientras no tengamos estudios académicos, sociólogos, psicólogos que estudien este fenómeno en profundidad, no sabremos detectar las motivaciones que llevaron a estas personas a enajenarse de tal manera que entiendan que este frenesí vengador es legítimo.

EC - ¿Cómo has visto lo que se ha intentado hasta ahora en el terreno del audiovisual, la guerra planteada en el terreno del audiovisual? Por ejemplo, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha presentado un canal en YouTube que se llama "Think Again, Turn Again" ('Piénsalo de nuevo, date la vuelta'), dirigido específicamente a jóvenes musulmanes y destinado a demostrar con qué crueldad opera el grupo.

Algunos videos de esta serie fueron prohibidos por YouTube por su contenido, porque incluyen crucifixiones, decapitaciones, atentados con bomba y hasta el lanzamiento de una persona por un acantilado, todo bajo el lema "bienvenido a la tierra del Estado Islámico".

EC - Por ejemplo, el que tiene esta música como banda de sonido se titula "Caravana de mártires" y muestra en su salvajismo toda una serie de atentados llevados adelante por el terrorismo yihadista, además de explosiones, muertos, heridos y mutilados. En este caso se apela a una sucesión de imágenes. No aparece la voz de ningún locutor, pero sí un mensaje escrito dirigido a los musulmanes que puedan sumarse a estas guerrillas:

"Más del 85% de las víctimas del Al Qaeda y sus amigos son musulmanes. Ellos también asesinan a quienes se les unen. Asesinan a revolucionarios sirios. ¿Cómo pueden pretender estar defendiendo algo que conscientemente están destruyendo?
Piensa de nuevo. Date la vuelta".

SM - Esto es una acción-reacción. Estados Unidos reacciona fabricando una propaganda útil a su objetivo de limitar la capacidad de captación de nuevos yihadistas de EI. Pero recurre al mismo método violento, a las mismas imágenes lacerantes, hirientes que no queremos ver. Es decir, a la violencia se responde con violencia.

Sin dudas es necesario combatir de una manera enérgica, pero decía que el plano tiene que ser multidimensional. Hay que trabajar con esas comunidades musulmanas para que los líderes musulmanes que residen en territorio europeo, canadiense, estadounidense hablen alto y claro con sus feligreses, les expliquen el verdadero islam y los alejen del peligro del reclutamiento yihadista. Los que aparecen en video son muy jóvenes, es gente que está buscando resignificar su identidad. Y llama poderosamente la atención que haya videos en los que se ven familias enteras que migran a eso que entienden que es el nuevo Estado islámico, que no es Estado, no tiene territorio reconocido por otros países, por otras naciones, y tampoco es islámico. Pero ellos entienden que es una oportunidad de ser reconocidos en su nueva identidad y de reconocerse a sí mismos. Y esto es un arma muy poderosa, les da la llave del éxito que no están alcanzando en Occidente.

Por eso insisto mucho en que es un fenómeno que tienen que estudiar psicólogos, politólogos, sociólogos, académicos que expliquen luego a las autoridades policiales, judiciales, a aquellos que tienen que ver con el combate diario, con la lucha contra este tipo de amenaza terrorista para que se tengan claves para la comprensión de un fenómeno que nos ha pillado una vez más por sorpresa, cuando no debería ser así.

EC - ¿Dónde se están dando discusiones de este tipo sobre cómo enfrentar a EI y a estos grupos terroristas?

SM - Primero que nada se están dando esos debates –por suerte– en el seno de la comunidad musulmana. Hay periodistas a los que sigo a diario que ya debaten sobre EI, la diferencia que tiene con Al Qaeda, cómo combatirlo. Están preocupados, porque claramente estos grupos combaten también al buen musulmán. Tanto EI como Al Qaeda son salafistas radicales, quieren volver a los fundamentos de la fe, a una versión rigorista, arcaizante, a una lectura muy sui géneris que solo ellos pueden justificar. Estos grupos no pueden o no deberían imponer esa versión del islam al colectivo amplio de musulmanes que practican su fe de manera correcta, es decir los suníes, pero también chiíes, que también son ajusticiados por este EI en lo que podría ser ya una limpieza étnica.

Y no olvidemos –aquí ha habido hipocresía– a aquellas minorías, sobre todo cristianas, pero también a yaziríes, drusos, a las minorías que han sido perseguidas durante siglos en Oriente Medio ante el silencio de buena parte de los países, de las potencias desarrolladas, que permitieron por lo menos el destrato y el acoso a esas minorías. ¿Cómo puede ser que Mosul se haya vaciado de cristianos? Y qué poco hemos hecho para parar esa masacre.

EC - Tú hablabas del papel que les corresponde en este combate a los países musulmanes, a las sociedades musulmanas. ¿Y a los otros países, a los países occidentales? ¿Ahí cómo se hace el combate no violento, en el del día a día, con la gente que pueda estar tentada a sumarse?

SM - Es el combate más largo pero más eficaz. Llevará más tiempo, pero es el que podrá erradicar el foco infeccioso. Occidente tiene responsabilidad, claramente que sí. Estados Unidos cuando entró en Irak con ese pretexto falaz de encontrar armas de destrucción masiva, que sabía que no había, cuando lanza la campaña global contra el terror centrándose en Afganistán aun sabiendo que Bin Laden no era el único problema. Porque la urdimbre del terrorismo de la internacional yihadista pasa también por África hoy, pasa por el Magreb, por Nigeria, por el cuerno de África, por la península arábiga. Entonces no podemos limitar este combate a EI.

Occidente tiene responsabilidad, pero tiene los medios para sobre todo trabajar con los líderes musulmanes que residen en su territorio para tener un intercambio sano, un diálogo interreligioso en el que se asuman responsabilidades. Ahí los países musulmanes que son parte del problema tienen que convertirse en parte de la solución.

EC - Yo te preguntaba por lo que pueden o lo que deben hacer los países "occidentales". ¡Pero te puedo preguntar por Uruguay mismo! Porque tú dabas la lista de países de los que se ha nutrido hasta ahora EI y es amplísima; por ahora parecería que no hay ningún uruguayo, pero no sería extraño que lo hubiera.

SM - No hay que elevar las alarmas al punto de creer que estamos viviendo en una suerte de "nosotros contra ellos". Sí tenemos que estar dispuestos a comprender que el fenómeno ha adquirido ribetes o tintes globales y que por tanto la respuesta debe ser global, de la comunidad internacional. Y claramente Uruguay está sumado a esa comunidad internacional. Por lo menos lo que hay que hacer es conocer este fenómeno, comprender sus claves, saber qué objetivos persigue. Es decir, tener documentación. Creo que eso no nos puede restar, sino sumar. Eso nos facilita el estar preparados para que no nos tome por sorpresa que haya por ejemplo viajes de "señaladores" –como se los llama en la jerga– que puedan capitalizar las ansias de buscar o resignificar sus vidas aquí en Uruguay, en Brasil, en Argentina. El problema es que una vez que están en los medios tú no sabes a qué cabecitas llegan esos videos que son difundidos por redes sociales, a través de WhatsApp. Tú no sabes a quién puede estar tocando esa imagen y qué puede hacer a partir de ahí.

No creo que Uruguay sea el target ni mucho menos, y tampoco percibo que haya una sociedad que esté tan fracturada como para producir ese tipo de personas que están renegadas con sus vidas aquí en Uruguay. Pero me parece importante comprender este fenómeno para darle una respuesta adecuada en distintos planos. Como dije, mediante el trabajo con las comunidades musulmanas, que deben implicarse muchísimo más en deslegitimar a EI y decirle a su feligresía que esto no es el islam verdadero y que por tanto se tienen que apartar de la captación y del terrorismo yihadista.

También combatir a nivel de Occidente la falta de motivación, la falta de valores que hace que haya personas que se sientan atraídas por esta o por otro tipo de sectas que también existen en nuestros países.

EC - Sí, es muy parecido a una secta.

SM - Exactamente. Entonces hay que comprender cómo funciona una secta, la captación, el lavado de cerebro. ¿Cómo puede ser que un padre belga mire en la cámara a su hijo de seis, siete años y le diga "¿Qué quieres ser de mayor: mártir o yihadista?". No hay tercera opción, ingeniero, maestro, deportista. Es "¿quieres morir de una manera o morir de la otra?". Eso nos debería poner a todos los pelos de punta en Occidente y ver qué tan mal hemos trabajado en nuestros valores como sociedad, por qué hemos dejado de enseñar religión en las escuelas. No es que yo venga a hacer una defensa a ultranza de ello por ser católica, sino que entiendo que conocer la fenomenología de la religión, la importancia del hecho religioso solo puede formar personas con una cabeza más amplia para comprender estos fenómenos y saber discernir entre aquel que te quiere invitar al llamado correcto de la religión y aquel que te está manipulando, instrumentalizando la fe, para convertirte en un hombre bomba o en alguien que degüella personas. Eso me hiere la sensibilidad como persona y hay que denunciarlo.

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EC - Y hay más responsabilidades. Una de las características de EI es su poderío económico. Se jacta de ser, quizás, el más poderoso de los grupos que existen. ¿Cómo se nutre de dinero? Por un lado, vende petróleo de las refinerías que va tomando a su paso en los países cuyos territorios controla, vende obras de arte…

SM - … vende pasaportes en el mercado negro. No todos los pasaportes se queman, la imagen del video es solo propaganda. Los pasaportes europeos valen mucho en el mercado negro, y son requisados en cuanto llegan al punto de encuentro con los señaladores, con las personas que los contactan.

EC - Eso quiere decir que hay quienes les compran todo eso…

SM - Exactamente.

EC - … Por otro hay quienes directamente los apoyan con donaciones y contribuciones de otro tipo.

SM - Hay que comprender que, por maquiavélico que parezca, EI es utilitario, es servicial a muchos frentes. Por ejemplo, para el propio gobierno de los Assad es una pareja de baile en una danza macabra. El gobierno de Siria encuentra que es importante que se sigan exhibiendo estas imágenes en las que los suníes, en las que radicales como EI, degüellan, matan, asesinan, vejan personas. Eso los convierte prácticamente en niños de pecho. Y está recuperando la máxima "divide y vencerás", que ya se practicó en época del colonialismo francés: les mete miedo a las minorías diciéndoles: "Si aceptan que yo caiga y vengan estos energúmenos de los barbudos, los suníes, van a acabar de esta manera".

Por otro lado, EI es servicial a los intereses de países como Catar y Arabia Saudita, que ahora luchan y forman parte de la coalición liderada por Estados Unidos para lanzar bombardeos sobre posiciones de EI, pero también han sido parte causante del problema. Porque mientras tienen el peligro, la amenaza de EI, sus sociedades siguen aceptando el modelo que se les impone, un statu quo en el que estas familias reinan en estos emiratos petroleros, en estas monarquías sumamente ricas, donde se cambia muy poco para continuar de la misma manera: el gatopardismo.

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Transcripción: María Lila Ltaif