Terrorismo

Advierten operaciones de Hezbollah con el narcotráfico en América Latina

Matthew Levitt, es autor del libro "Hezbollah: Las huellas en el mundo del partido de Dios" y director del programa de contraterrorismo e inteligencia del Washington Institute en EEUU.

En una conversación exclusiva con el portal Infobae, el escritor habló sobre los principios de la organización, sus lazos con Irán, su influencia en América Latina y su participación en el ataque a la AMIA en 1994.

Levitt define a la organización libanesa chiíta como "una combinación de cosas", entre ellas un partido político, una organización de caridad, una milicia más grande y preparada que el ejército libanés y un poder regional que actúa en nombre de los chiítas alrededor del mundo.

A nivel internacional, asegura que Hezbollah actúa en sincronía con Irán, y también es un conducto de la política internacional iraní.

"Hezbollah fue creado por Irán a principios de los 80 tras la revolución. Desde entonces la organización ha dependido completamente de Irán para obtener armamento – especialmente artillería pesada," asegura el escritor, y agrega como dato que en este momento tiene 100.000 cohetes apuntando hacia Israel.

Pero además de las armas, Hezbollah también necesita dinero para poder funcionar, y para esto también requieren de la asistencia de Irán.

Levitt aclara que la organización "tiene sus propias empresas generadoras de dinero y muchas de ellas realizan actividades criminales, especialmente en Latinoamérica, en lugares como la triple frontera, donde se cruzan Argentina, Brasil y Paraguay".

Sin embargo, recibe a la vez alrededor de 200 millones de dólares al año de parte de la república islámica.

En la actualidad, varios países alrededor del mundo consideran a Hezbollah una organización terrorista. Estados Unidos es uno de ellos.

"Cuando un grupo comete actos de terrorismo, no hay distinciones y no importa que haga otra cosa. No se puede ser terrorista y a la vez realizar actividades políticas o de caridad, como si eso te diera un pase para escapar de la cárcel," explica Levitt, aunque aclara que hay otros países que evalúan a la organización de formas diferentes.

"Para la Unión Europea, sólo una parte de Hezbollah desarrolla actividades terroristas, en particular su ala militar," explica.

Más allá de las diferencias de opinión entre países, calificar a un grupo político-militar como "terrorista" no sólo genera un fuerte efecto sobre estas naciones ya que las alienta a ir tras quienes corrompen la ley, sino que también afecta a la misma organización.

Alrededor del mundo, muchos chiítas descendientes de libaneses o que apoyan a la organización donan dinero regularmente para colaborar con su causa. Incluso muchos de ellos lo hacen sin saberlo al entregar dinero a organizaciones religiosas o de caridad que luego envían las contribuciones a la agrupación en el Líbano.

En su libro de reciente publicación, Levitt dedica un capítulo entero a la presencia de Hezbollah en América Latina, específicamente en la zona de la triple frontera.

Frente a acusaciones de tener lazos con el narcotráfico en la región, Levitt asegura que si bien Hezbollah está haciendo mucho dinero con la industria del narcotráfico, sus miembros no producen narcóticos sino que sólo proveen sus servicios a los cárteles para transportar el producto desde América del Sur por encima del paralelo 10 norte, desde África Occidental hacia Europa.