Elecciones en Argentina
El próximo domingo se celebrará la segunda vuelta de la elección presidencial, en Argentina, entre Mauricio Macri y Daniel Scioli. Independientemente del resultado, se presumen cambios en las relaciones comerciales y diplomáticas entre Uruguay y Argentina. El Dr. Nicolás Pallas, del Departamento Contencioso del Estudio Posadas, Posadas & Vecino, habló sobre el estado actual y las perspectivas futuras en el relacionamiento entre ambos países.
¿Qué tan importantes son para el Uruguay los resultados que se den en las elecciones argentinas?
Para el Uruguay es importante Argentina. Todo lo que sucede enfrente nos impacta. Si nos sacamos por un momento la rivalidad futbolística, televisivo-mediática, la realidad es que hay una cercanía geográfica, cultural, de lengua y de costumbres similares, que hacen de Argentina EL destino importante para la colocación de los productos y servicios uruguayos. También para recibir inversiones o capitales y hasta para, en conjunto, salir a los mercados mundiales.
En los hechos, las relaciones comerciales, políticas y jurídicas han sido complejas en los últimos años. Es cierto que ha habido algunas mejoras momentáneas, pero la tónica general es de dificultad. Entonces, tenemos un país vecino al que es necesario, conveniente y hasta inevitable acercarse pero, sin embargo, es con el que más discrepancias públicas tenemos. Si en cualquier escenario una elección presidencial como la del domingo en Argentina sería importante, más aún en un escenario teñido de ciertas dificultades.
¿Cuáles son hoy esas dificultades comerciales más trascendentes en la relación con Argentina?
Lo más grande son las medidas proteccionistas que, desde 2001, principalmente, y en adelante, ha aplicado Argentina, y que implican restricciones comerciales para el comercio uruguayo. Con distintas etapas y grados durante estos años, pero siempre en la misma dirección (o sea, cada vez más restrictivo), nuestros bienes y servicios han tenido numerosas dificultades para entrar en el mercado argentino.
Por ejemplo, la imposición de aranceles especiales para la exportación a Argentina, modificaciones abruptas de normas técnicas, o demoras en procedimientos. También medidas impuestas al propio importador argentino que le hacen inconveniente importar productos uruguayos: le ponen un esquema de declaración jurada anticipada a la compra y que, controlada por el Estado, puede resultar en que no se autorice la importación. Otro caso puede ser la obligación directa al empresario argentino de exportar tantos productos como productos se importen, en régimen de equivalencia total de valor. Es decir que si quiero importar un producto uruguayo que vale 10, tengo que haber exportado productos por 10, aun cuando no me dedique a exportaciones.
Otro punto son las restricciones en operaciones con dólares para los empresarios y consumidores argentinos, que obviamente afectaron la exportación, dado que se hace difícil para los empresarios uruguayos el manejo de otras formas de pago.
No me quiero olvidar del área de los servicios que también se le impuso en 2012 esta declaración jurada anticipada y la famosa perla de la visa artística que se revivió en 2013, con una importante multa que se le aplicó al Cuarteto de Nos.
Por último, las dificultades nacidas en cuestiones binacionales que necesariamente tenemos que compartir (todavía tenemos el recuerdo de La Haya): el monitoreo conjunto y dragado de canales del Río Uruguay, negociaciones en el marco de las Comisiones Mixtas de Salto Grande y del Río de la Plata, y otras cuestiones que ni siquiera llegaron a culminarse como las Comisiones para el desarrollo de las zonas de frontera, para el proyecto de regasificación.
Todo esto sin hablar del Mercosur que nos daría para un capítulo entero de una novela.
¿Ha traído algún beneficio al Uruguay todas las complejidades argentinas?
Cuando la gente de un país siente que su sistema tiene alguna debilidad, alguna inseguridad jurídica, o alguna duda de cualquier tipo, casi como acto reflejo se lleva la mano al bolsillo. Y de nuevo, aprovechándonos de nuestra cercanía, la seguridad jurídica del país y los momentos de crecimiento económico, Uruguay siempre fue una plaza a la que los argentinos miraron con cariño para traer su dinero, sus ahorros y sus inversiones.
Pero es una realidad que en los últimos tiempos esto se ha acentuado, y el aumento de las inversiones argentinas en el Uruguay, sea por vía de ahorros en nuestra plaza bancaria, o por vía de inversión directa en el mercado, han sido muy intensas. También con fluctuaciones (p. ej tuvimos un 2012 con índices muy altos de inversión Argentina) pero no se puede negar que los coletazos de las dificultades internas argentinas las hemos disfrutado.
¿Cuáles son las perspectivas para futuro, de acuerdo al resultado de la elección del domingo?
No me animaría a aventurar cambios drásticos según gane uno u otro candidato. Principalmente porque ninguno ha hecho declaraciones públicas muy contundentes ni ha incluido en su programa una política de relaciones exteriores específica en relación a nuestro país que permita, por lo menos en el papel, tener una idea de hacia dónde nos encaminamos. Lo que es claro es que va a haber un cambio de conducción.
Entrando a términos concretos, entiendo que esta modificación puede tener influencia en cierto "afloje"; de las medidas más duras en materia de exportaciones y, naturalmente, en posibles modificaciones de las personas que ocuparán lugares por Argentina, en las comisiones binacionales más importantes, lo que quizás redunde en un acercamiento en el tema de dragado de canales y de monitoreo ambiental del Río Uruguay, y ojala que hasta en un mejor funcionamiento del propio Mercosur.
Son todas suposiciones y expectativas. Creo que, independientemente de los cambios concretos que se puedan ver en el corto, mediano o largo plazo, lo que todos estamos esperando hoy son, al menos algunos, guiños que nos permitan volver a tener con Argentina únicamente una sana rivalidad futbolera, pero una fuerte hermandad comercial y política.