Bush: las mismas ideas pero con mayor "capital político"
Para el politólogo y analista internacional uruguayo, Juan Rial, el segundo mandato de George W. Bush marcará un endurecimiento de su política exterior, más allá de que en los discursos se anuncie una actitud más diplomática. En cuanto a Latinoamérica, no espera grandes novedades excepto una mayor preocupación por Venezuela. En el plano interno, Bush deberá realizar las reformas tributaria y de la seguridad social gastando para eso "el capital político" que obtuvo en las elecciones de noviembre.
(Emitido a las 9.10)
ALFREDO DANTE:
Tuvimos la información de lo que pasó ayer en Estados Unidos. Ahora vamos a tener el análisis de estos acontecimientos.
Mauricio Rabuffetti, contanos.
MAURICIO RABUFFETTI:
Fue una reasunción de George Bush sin demasiados cambios previsibles por el momento, con algunos cambios en el gabinete pero sin demasiadas sorpresas en cuanto a lo que se esperaba de la ceremonia.
Algunas preguntas que se plantean en ese momento son si esta asunción traerá cambios esta nueva administración y cuáles son los principales desafíos que tiene Bush en este nuevo período de gobierno. Para intentar comprender un poco más cómo será este segundo mandato de George W. Bush conversamos con Juan Rial, analista político, consultor internacional en política exterior.
Rial, ¿qué diferencia observa a nivel general entre el George Bush que asumió en el año 2001 y el que renovó su mandato en la jornada de ayer?
JUAN RIAL:
En principio hay que tener en cuenta que el Bush que asume en 2001 lo hace después de una elección que dejó marcadas dudas acerca de su legitimidad, que finalmente tuvo que ser resuelta por la Suprema Corte de Justicia. El Bush que asumió ayer lo hizo tras un triunfo claro en la elección de noviembre y sin ninguna duda tras un cambio muy fuerte que ocurrió en su Presidencia después de los atentados contra las torres en Nueva York. El Bush que asumió ayer es el Bush que el día después de la elección dijo que tenía un capital político y lo iba a gastar, y lo expresó claramente en su discurso.
MR - ¿Cómo se interpreta esa afirmación del presidente Bush?
JR - Es claro que se trata de una Presidencia marcada por una disposición ideológica y de voluntad muy clara. Si uno se fija en el discurso que ayer emitió Bush se verá que en un momento en el cual Estados Unidos está embarcado en un difícil conflicto en Irak, ese país no fue mencionado. Se verá también que pese a que constantemente se habla de la guerra contra el terrorismo y que precisamente la guerra contra el terrorismo fue una de sus principales armas para ganar la elección, tampoco fue nombrada. En cambio Bush ayer mencionó casi 40 veces la necesidad de la libertad y habló de la necesidad de que Estados Unidos defienda su libertad mediante la libertad en otras tierras. Eso significa claramente que hay un programa detrás de esto.
MR - Tengo aquí algunas expresiones del presidente Bush en su discurso de ayer vinculadas con eso que usted mencionaba. Dijo, por ejemplo, que la supervivencia de la libertad en Estados Unidos depende del éxito de la libertad en otros países. Dijo también que quiere extender la democracia a cualquier rincón del mundo. Creo que una pregunta que podemos hacernos desde nuestra posición es si esto puede interpretarse como la continuación de la política exterior actual de Estados Unidos, pensando por ejemplo en que pueda intervenir en otros países.
JR - La forma práctica que esa continuación asuma, si es una intervención más fuerte desde el punto de vista militar si es por medios diplomáticos es otra cuestión; ayer en el discurso Bush habló de que emplearía las armas sólo cuando sea necesario, dejando en la nebulosa todo esto.
Pero hay otros hechos que lo dicen claramente. El señor Colin Powell, que era el secretario de Estado, dejó de serlo; quien lo sustituye, la señora Condoleezza Rice, está más en esta idea de continuar una política exterior fuerte, agresiva, de promoción de lo que sería este modelo occidental de democracia y de cambio alrededor del mundo. Lo mismo puede decirse de otros cambios que hay en el gobierno; quizás uno de los más claros, el del señor Ashcroft por el señor González, este último uno de los firmantes de un memo interno del gobierno que autorizaba el uso de apremios físicos, de torturas, en Irak que luego desembocó en el conocido escándalo de la prisión de Abu Graib.
MR - Recordemos que González va a estar al frente del Departamento de Justicia.
JR - Exactamente.
MR - Siguiendo en la línea de razonamiento que usted planteaba recién, Bush envió en su discurso de ayer un mensaje bastante conciliador a los países de Europa diciendo que necesitaba su consejo y su apoyo. Específicamente el mandatario británico, Tony Blair, dijo que espera que Bush adopte una actitud más consensual durante este segundo mandato que inicia. Usted mencionaba recién a Condoleezza Rice, la futura canciller, la futura secretaria de Estado del presidente Bush durante este segundo período de gobierno. Me gustaría conocer su opinión acerca de si puede pensarse en una actitud de búsqueda de consensos con la comunidad internacional cuando asume la cancillería alguien que pertenece al ala dura del Partido Republicano.
JR - Sí, la posibilidad de que haga consensos... Obviamente siempre, cualquiera de los miembros del actual gobierno preferiría conseguirlos, pero esto no implica que si no los obtienen no actúen. Con consenso o sin consenso la idea de llevar adelante una política exterior fuerte se va a mantener.
MR - En su opinión en este segundo mandato no va a haber un cambio en cuanto a la posibilidad de acciones militares si la Casa Blanca las considera necesarias.
JR - Exactamente, eso es política clara. Respecto de Europa hay dos o tres puntos a tener en cuenta. Hay que tener en cuenta que la gran alianza europea con Estados Unidos tenía como fundamento la existencia de la amenaza de la Unión Soviética, y eso desapareció. En segundo término hay que tener en cuenta la gran diferencia que hay entre una Europa que en estos momentos ya es domicilio de 15 millones de musulmanes, que en este momento tiene que discutir la posibilidad del ingreso de Turquía a la Unión, lo que significa que ingresarían 70 millones de personas, la mayoría de ellas pertenecientes a la religión musulmana y que de hecho Turquía sería el segundo país más poblado de toda la Unión. Y en tercer lugar hay que tener en cuenta la gran diferencia entre un Estados Unidos, una nación de creyentes donde la religión es sustancial si se fijan en la ceremonia de ayer cuántas veces hubo plegarias constantemente respecto de una Europa donde ese tipo de actitudes está en baja estima por parte de gran parte de la población, que realmente no tiene esa adhesión hacia las diversas iglesias.
MR - Me gustaría venir hacia nuestra región, hacia América Latina. Durante el primer mandato de Bush se habló mucho de que este gobierno había dejado de lado a América Latina. ¿Cómo cree que va a ser la relación de Estados Unidos con nuestro continente en este segundo gobierno de Bush?
JR - Muy similar. América Latina no es una de las áreas predominantes desde el punto de vista estrictamente político. Los intereses mayores en la región están en principio en el funcionamiento del Nafta, en las relaciones con México, en el problema con la migración, y en segundo lugar en la posibilidad de tratar de expandir el ALCA, pero sin tanto esfuerzo porque hasta ahora se sabe que hay cierta resistencia, fundamentalmente encabezada por Brasil, para llevarlo adelante. Es un hecho.
El punto más fuerte va a ser quizás un hostigamiento hacia aquellos regímenes que no se consideran amigos, ya lo dijo la señora Rice en su presentación frente al Senado para la confirmación hablando de que Venezuela es un problema. Se sabe además que la política respecto de Cuba tampoco va a variar. Sí habrá hay que tenerlo en cuenta cambios en el equipo latinoamericano, no queda claro si el señor Noriega sigue al frente, muy posiblemente no, habrá otros retiros, y hay que ver quiénes serán los nuevos que la implementarán.
MR - En el caso de Venezuela específicamente el término que utilizó Condoleezza Rice fue "una influencia negativa para la región".
JR - Exactamente, y esa influencia negativa es lo que tratan de que no se expanda y de cerrarla. Pero no es mucho más que eso. En el otro punto muy fuerte de interés en América Latina, que es Colombia, se van a mantener la actual aplicación del plan y el fuerte respaldo de Estados Unidos al presidente Uribe.
MR - Evidentemente el tema clave en estos últimos meses en Estados Unidos durante la campaña electoral, durante buena parte de la presidencia de Bush y probablemente durante buena parte del segundo mandato va a ser la situación en Irak. Pero hay otros temas también importantes en los cuales Estados Unidos tiene mucho peso; pienso en el caso de Medio Oriente. ¿Considera usted que va a haber una modificación de la postura estadounidense en Oriente Medio, teniendo en cuenta las modificaciones políticas que ha habido en los últimos tiempos? ¿Cree que va a haber una modificación de la postura estadounidense en cuanto a la negociación de paz israelo-palestina?
JR - No, no demasiada. Hay que ver que el aliado clave de Estados Unidos en la zona es Israel. Si además se tiene en cuenta lo dijo ayer claramente que para Bush lo importante es la expansión de la democracia, el único régimen democrático en la zona desde hace mucho tiempo es el israelí, guste o no. O sea que necesariamente lo que sí va a apoyar Estados Unidos es que haya un acuerdo entre el régimen de Sharon y el nuevo presidente Abbas, que fue electo hace pocos días en Palestina. El acuerdo obviamente pasa por seguir profundizando aquellas ideas que su antecesor Bill Clinton llegó a exponer fuertemente en Camp David al final de su mandato. Pero no va a haber demasiados cambios en otras cosas.
En Irak el punto clave ahora es la elección del día 30, en la que el punto sustancial es saber cuánta gente va finalmente a participar. Se considera que de ahí en adelante hay una posibilidad de empezar negociaciones para consolidar un gobierno iraquí.
MR - ¿Cómo podría repercutir en Estados Unidos, en el gobierno de George Bush, la eventualidad de que la situación en Irak después de las elecciones continúe incambiada, es decir continúe la violencia y los atentados permanentes que vemos día a día por televisión? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias directas para el gobierno de George Bush?
JR - En eso hay que tener en cuenta una cosa. La situación de Irak no va a cambiar mucho al día siguiente de la elección. El 1 de febrero es muy posible que estén los atentados diarios y los tres o cuatro muertos diarios que uno ve en las noticias. Eso no va a cambiar. El punto más fuerte es el otro, que Estados Unidos está embarcado en un tipo de conflicto que va durar muchísimo tiempo y donde no hay claramente una salida. Cuando uno refiere una guerra contra el terrorismo, el terrorismo no es un actor, es una conducta, y esa conducta ha sido recurrida por muchos movimientos a lo largo de la historia. Eso va a continuar. Por consiguiente la repercusión que tiene ese tema en Estados Unidos es mantener esta sociedad de miedo que en la práctica se ha instaurado después de setiembre del año 2001.
MR - Hace un par de meses tuve oportunidad de estar en Estados Unidos y una de las cosas que me llamaron la atención y que vino a mi memoria ayer viendo la ceremonia de reasunción de George Bush, es el hecho de que se maneja bastante poco a nivel de la gente común la información sobre el número de muertos estadounidenses en Irak. Me preguntaba si este año 2005 será efectivamente el año de la retirada de las tropas estadounidenses de Irak y, si no lo es, cuáles podrían ser las consecuencias eventuales para la Presidencia de George Bush teniendo en cuenta la situación tan peligrosa en la que se encuentran las tropas estadounidenses en ese país árabe.
JR - Hay una cosa clara a tener en cuenta: las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no son las Fuerzas Armadas de tiempos de Vietnam, no son unas Fuerzas Armadas de conflictos sino de profesionales, de gente reclutada por un salario, en general proveniente de estratos sociales bajos y que a su vez hasta geográficamente está ubicada en aquellas zonas del país menos avanzadas.
Yo vivo en Nueva York y es difícil ver a alguien uniformado, hay muy poca gente que pertenece a la organización militar. La masa de los soldados está reclutada en el sur y en los estados del medio oeste. Las zonas más prósperas, las zonas que precisamente no fueron las que votaron por Bush sino por John Kerry, son las que aportan menos personal armado. Y también consecuentemente las repercusiones de lo que ocurre se dan a otro nivel, no suelen darse en las grandes ciudades donde tampoco se recluta un número alto de soldados. Las repercusiones se dan en pequeños pueblos, en bases, en lugares donde justamente los militares viven aparte, es una situación totalmente distinta. Y para buena parte de los integrantes de las Fuerzas Armadas el apoyo a la situación todavía se mantiene. Claro, hay sectores que critican, algunos dicen: caramba, el mes pasado un soldado le dijo al ministro de Defensa Rumsfeld que no había suficiente blindaje en sus vehículos y hoy dicen: los 40 millones que gastaron ayer en la fiesta de inauguración se debieron haber gastado a mejorar la situación del equipo militar. Ese tipo de críticas las hace fundamentalmente gente que no pertenece a las Fuerzas Armadas.
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MR - Yendo al plano político interno de Estados Unidos, ¿cuáles son los grandes desafíos que enfrenta Bush en este segundo período de gobierno?
JR - Son de dos tipos. Uno en el campo social, fundamentalmente en el gran cambio que Bush intenta llevar adelante que es privatizar la totalidad de la seguridad social, tratar de crear un sistema de cuentas personales para los trabajadores jóvenes, en la práctica algo que conocemos bien en América Latina, que consiste en pasar de los sistemas de jubilaciones amparados por los Estados a sistemas amparados pura y exclusivamente en la actividad privada. Obviamente para el futuro trae el problema de quién atenderá finalmente a indigentes o a aquellos que no hayan podido realizar los aportes mínimos.
MR - La reforma jubilatoria es una de las reformas...
JR - ...más fuertes que probablemente plantea.
MR - Sí, una de las banderas de campaña de los republicanos el año pasado. Sin embargo, y a pesar de que Bush tiene un dominio prácticamente completo del Congreso, es una reforma que ha generado enormes resistencias.
JR - Hay muchas resistencias porque obviamente también dentro de los propios representantes y senadores republicanos hay intereses, hay un lobby muy importante que es el de la asociación de retirados, que también es un contribuyente fuerte en las campañas electorales, que realmente se opone a este tipo de medidas.
En segundo término es casi seguro que va a haber un avance en la reforma tributaria. En los cuatro primeros años la reforma tributaria ha funcionado lentamente pero sin pausa para llegar a este nuevo esquema que favorece mucho a las grandes corporaciones y ha reducido a su vez el nivel impositivo de algunos sectores, siendo fundamentalmente regresiva pero en línea con muchas recomendaciones más o menos ortodoxas para el manejo de la macroeconomía.
MR - Hablando de economía, vayamos por unos instantes al terreno económico. Por lo que hemos leído hay bastante consenso en Wall Street en que va a haber una pequeña caída del ritmo de la actividad económica en el año 2005 en Estados Unidos, y también y sobre todo hay dudas acerca de si la administración Bush va a poder corregir un elevado déficit en las cuentas públicas que por cierto prometió recortar a la mitad en cinco años. ¿Usted cree que el gobierno Bush va a poder efectivamente cumplir esta promesa de reducir el déficit y por lo tanto comenzar a corregir algunas de las falencias de la situación macroeconómica actual?
JR - Casi seguramente no, el déficit es demasiado abultado. Pero hay una gran explicación para que este déficit no cause demasiados problemas: hasta el presente muchos de los países siguen comprando reservas de dólares, fundamentalmente bonos del tesoro estadounidense, lo que permite que el déficit se transfiera a generaciones futuras. Hay que ver que hoy uno de los principales socios de la economía de Estados Unidos y de su área financiera para enjugar el déficit es precisamente China. China hasta ahora sigue comprando sustancialmente bonos en dólares, no en euros como algunas veces ha amenazado, pero esto supone negociaciones en otros campos mucho más complejas que por el momento no parecen cambiar la orientación de los chinos de seguir comprando los bonos en dólares y consiguientemente sosteniendo el déficit estadounidense, que será un problema a resolver en el futuro.
MR - Para terminar me gustaría volver a una expresión que utilizamos durante esta conversación, que es la del "capital político" de George Bush. Me gustaría saber cuál es su opinión en cuanto a cómo lo va a gastar en el plano político interno considerando que éste es definitivamente el último período de George Bush al frente de la Casa Blanca.
JR - Queda claro y se sabe cuando uno conversa con gente en Washington que Bush y su equipo esperan llevar a cabo toda esta actividad en prácticamente dos años. Ellos saben que siendo un segundo período, no habiendo posibilidades de reelección dentro de dos años gran parte del equipo republicano va a tener que empezar a pensar en su futuro político y Bush simplemente llega al fin. Él sabe que le quedan dos años para hacer todo. Hay una cosa importante que espera también hacer para gastar su capital político: la composición de la Suprema Corte de Justicia y de los tribunales. Muy seguramente Bush en eso va a imponer todo su posible prestigio y todo su peso sobre el Congreso para nombrar a conservadores en esos puestos. Hay que recordar que en el caso de la Suprema Corte de Justicia sus miembros son designados de por vida y en este período una buena parte de ellos, probablemente tres o cuatro, serán nombrados por Bush. Y dado lo que se sabe que es hoy la esperanza de vida es muy probable que muchos de los que nombre Bush sean miembros de la Suprema Corte de Justicia los próximos 20 o 25 años.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe