Las polémicas designaciones de Bush, capítulo internacional
Paul Wolfowitz y John Bolton son los nombres de Estados Unidos para dos puestos clave: la Presidencia del Banco Mundial y la representación ante la ONU. Estas candidaturas han despertado polémica con Europa, dado el protagonismo que ambos han tenido en la política exterior estadounidense especialmente enojosa para Francia y Alemania, entre otros países. El corresponsal en Boston, Roberto Porzecanski, analizó la situación.
(Emitido a las 8.25)
EMILIANO COTELO:
Hace ya más de dos meses que comenzó su segundo período en la Casa Blanca, pero de todos modos aún las designaciones de la Administración Bush continúan fluyendo, y con ellas la polémica. En marzo les ha tocado el turno a nombramientos en los organismos internacionales, con dos designaciones en particular que dieron y siguen dando muchísimo que hablar: Paul Wolfowitz, actual subsecretario de Defensa como presidente del Banco Mundial (BM) y John Bolton como embajador ante Naciones Unidas.
Para explorar el porqué de estas designaciones y por qué han resultado tan polémicas, estamos en contacto con Roberto Porzecanski, nuestro corresponsal en Boston, Estados Unidos.
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Rodolfo, empecemos por Wolfowitz y una pregunta básica: ¿por qué le cabe a Estados Unidos el papel de designar al presidente del BM?
ROBERTO PORZECANSKI:
Estrictamente hablando a Estados Unidos no le cabe el papel de designar al presidente del BM, sino el de proponer un nombre para que el directorio del banco lo ratifique. Sin embargo un pacto no escrito entre Europa y Estados Unidos determina que mientras el director gerente del Fondo Monetario es designado o, para ser estrictos, "sugerido" por los europeos, el presidente del BM es designado o nominado por Estados Unidos. De manera que a menos que Europa decida romper con este pacto, algo que parece muy poco probable, Wolfowitz será el presidente del BM.
EC - ¿Y por qué ha sido tan discutida esta designación?
RP - Por varios motivos. En primer lugar porque independientemente de la posición para la que fue nominado, Wolfowitz es en sí mismo una persona muy polémica, principalmente por el papel que cumplió como arquitecto intelectual de la invasión a Irak y por ser una figura destacada dentro del grupo de los "neo conservadores", quienes no sólo propusieron la guerra en Irak sino más ampliamente toda la estrategia de impulsar la democratización de Medio Oriente en parte por la fuerza.
Wolfowitz y los neoconservadores, que son muy influyentes en la administración Bush, son vistos por muchos como la raíz de la política exterior de Bush con la cual muchos países europeos, en particular Francia y Alemania, discrepan radicalmente.
EC - Pero tú mencionabas que había varios motivos para la polémica en torno a la nominación de Wolfowitz; ¿podemos agregar otros?
RP - En particular el segundo motivo, igualmente importante o quizás más importante, es la segunda parte de la ecuación, es decir, el puesto al que fue nominado Wolfowitz, la presidencia del BM.
Si Wolfowitz es polémico en sí mismo, mucho más lo es que una persona con su trayectoria y su perfil, vinculada mucho más al mundo de la seguridad que al mundo del desarrollo económico y social, haya sido designada para presidir el banco de desarrollo más importante del mundo.
Muchos temen que Wolfowitz le imprima al BM su propia agenda, en la que la promoción de la democracia con fines estratégicos esté por encima del combate a la pobreza, que ha sido y es actualmente el objetivo central del BM. Estos dos objetivos, que en primera instancia no parecen contradictorios, pueden serlo en la práctica ya que muchas veces para combatir la pobreza hay que trabajar mano a mano con países que están lejos de ser democráticos.
De todos modos, cabe aclarar que este argumento ha sido criticado por quienes cuestionan el supuesto de que el presidente del BM tiene el poder de establecer la agenda, en particular en una institución tan grande y con una burocracia tan establecida como el BM.
EC - ¿Y qué argumentan quienes apoyan el nombramiento de Wolfowitz?
RP - Interesantemente, incluso algunos críticos de la administración Bush ven en esta designación algo positivo, señalando que el hecho de que Bush designe a una persona tan importante dentro de su administración como presidente del BM puede ser entendido como una forma de jerarquizar el papel que Estados Unidos le asignará a la institución en el futuro. Quienes defienden esta visión resaltan además que Wolfowitz tiene una experiencia importante en países en desarrollo, como por ejemplo que fue, entre otras cosas, embajador de Estados Unidos en Indonesia, y que debe otorgársele, al menos, el beneficio de la duda.
Claro, están quienes proponen el argumento completamente opuesto, es decir, que esta es una forma de "aislar" a Wolfowitz de manera elegante, sacándolo del Pentágono y ubicándolo en una posición que no es central en la actual política exterior de Estados Unidos. Quienes proponen este argumento citan un antecedente histórico ineludible, que la designación de Robert McNamara como presidente del BM después de su fracaso como secretario de Defensa en la conducción de la guerra en Vietnam.
De todos modos, desde una perspectiva Europea todas estas salvedades parecen no importar demasiado, la designación es interpretada pura y exclusivamente como un gesto de desprecio por el BM y de arrogancia y provocación hacia Europa.
EC - Un gesto de desprecio por el BM, arrogancia y provocación a Europa...
RP - Sí, porque entre toda la gente entre la que hubiera podido elegir, eligió al que más dolía.
EC - Está de por medio otra designación polémica, que es la que yo mencionaba al arranque.
RP - Sí, una anunciada un par de días antes, a principios de marzo, que es la de John Bolton como embajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Ésta es menos conocida porque Bolton es en general menos conocido. Pero ha sido polémica por motivos idénticos a los que hemos hablado respecto de Wolfowitz y su origen neoconservador, su papel en la guerra en Irak, y los argumentos de quienes apoyan y critican la designación han estado, en general, en la misma línea.
De todos modos la designación de Bolton tiene una particular agravante sobre la de Wolfowitz: los comentarios que el propio Bolton ha hecho respecto de las Naciones Unidas. En 1994 despreció abiertamente la existencia de las Naciones Unidas, dijo que si el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York perdiera 10 pisos, nadie notaría la diferencia.
EC - No recordaba esa frase, pero es tremenda.
RP - Sí.
EC - Para terminar, ¿cómo hay que entender la contradicción entre los puentes que Estados Unidos ha estado tendiendo hacia Europa últimamente y estas designaciones que resultan irritantes y polémicas en el Viejo Continente?
RP - Creo que la contradicción, que es patente para todos los que vemos estos gestos desde afuera, por un lado mandar a la secretaria de Estado y que el presidente Bush viaje a Europa, y estas designaciones por otro, para la administración Bush no existe. El razonamiento es el siguiente: queremos trabajar con Europa y curar las heridas de la guerra en Irak, pero para eso no estamos dispuestos a desviarnos ni un metro de nuestra estrategia y nuestros principios. Está por verse si eso será posible.