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Tres meses sin el submarino argentino San Juan

Tres meses sin el submarino argentino San Juan

Hace tres meses que no hay rastro del desaparecido submarino ARA San Juan ni de sus 44 tripulantes. Sus familiares se quejan de la falta de esfuerzos del Gobierno y de la Armada de Argentina por encontrarlos.

El 15 de noviembre a las 8.52 el capitán de navío Claudio Villamide alertó desde el submarino, que se encontraba a más de 400 kilómetros de la costa patagónica, que había sufrido un "cortocircuito y principio de incendio en el balcón de barra de baterías" por el "ingreso de agua de mar por el sistema de ventilación". El San Juan había sido construido en Alemania por Thyssen Nordseewerke para Argentina y botado en Emden hace 33 años. Entre 2007 y 2014 fue reparado en un astillero de Buenos Aires.
Cronología de una búsqueda: ¿qué pasó con el submarino ARA San Juan?

Pese a la alerta del 15 del noviembre, la Armada argentina se demoró 36 horas en iniciar el rescate, según denuncian los familiares de los tripulantes. Argentina desplegó 17 embarcaciones para su búsqueda. Brasil envió tres; Chile y Uruguay, uno cada uno; Reino Unido, pese al conflicto por las islas Malvinas, mandó dos; Rusia, uno y un submarino y Estados Unidos, otro sumergible. También Francia y Noruega colaboraron.


Pero el 23 de noviembre una oficina de Naciones Unidas, la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, confirmó a Argentina que el día 15 había ocurrido en aguas del Atlántico Sur un "evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear, consistente con una explosión". Desde entonces se perdió la mayoría de las esperanzas de encontrar con vida a lquienes iban a bordo. Sin embargo, el operativo de rescate en unos 40 kilómetros de radio alrededor de la presunta detonación continuó hasta el 30 de noviembre, es decir, dos semanas después de la desaparición, dado que pasado ese tiempo se descartaba que los tripulantes pudieran mantenerse con vida en un submarino sin emerger a cargar oxígeno.

Guardia permanente

A partir de entonces sólo Argentina con ayuda de un buque ruso continúa con la búsqueda de los restos. Familiares de las víctimas señalan que únicamente dos barcos de la Armada de su país están en alta mar tras las huellas de sus parientes. Luisa Rodríguez es madre del suboficial Gabriel Alfaro Rodríguez y una de los familiares que mantiene una guardia las 24 horas en la base naval de Mar del Plata (400 kilómetros al sur de Buenos Aires), donde vivían los marinos. Su presencia sirve para presionar al Gobierno y la Armada. Ella sostiene que el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y los jefes militares les habían prometido enviar más barcos, pero por ahora siguen en reparación o amarrados en el puerto. Lo mismo afirma otra madre de un submarinista desaparecido, María Victoria Morales, que aún sueña con recuperar con vida a su hijo, Luis Esteban García.

Ni Aguad ni el titular de la Marina argentina aceptaron hablar con Deutsche Welle. Otra familiar que pernocta noche de por medio en la base de Mar del Plata, Marcela Moyano, esposa del suboficial Hernán Rodríguez, advierte que en las últimas semanas en uno de los reportes diarios que les ofrecen los militares estos habían confesado que aquel día puntual ninguna embaración estaba buscando a sus parientes.

Algunos familiares han sido embarcados por la Armada argentina para que vieran el operativo in situ. Incluso ciertos parientes lograron que la Marina subiera a bordo a una vidente. Pero tampoco eso resultó fructífero.

Misión secreta

Hasta ahora sólo se sabe que el buque iba desde Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, a Mar del Plata en una misión secreta. El portal de noticias Infobae publicó primero que un pesquero ilegal chino había querido embestir al San Juan días antes de la desaparición y después informó que el sumergible argentino había avistado uno nuclear británico. Esta última versión fue desmentida por el Gobierno de Macri, que ha recompuesto las relaciones diplomáticas y comerciales con Reino Unido después de las sanciones económicas que la anterior presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, había impuesto a los intereses británicos en Malvinas.

No obstante, hay una jueza argentina que investiga la desaparición, Marta Yáñez, y que ha reconocido que existe "información muy sensible" y "secreto de Estado". El portavoz de la Armada y dos tripulantes del San Juan que desembarcaron en Ushuaia ya declararon ante ella. La Justicia y el Gobierno investigan presunta corrupción en la reparación y la compra de baterías del submarino durante la administración de Fernández de Kirchner. El kirchnerismo ha criticado que el presupuesto militar argentino, de por sí bajo en relación a otros países latinoamericanos, fuera reducido aún más en los primeros dos años de la gestión de Macri.

A la espera de la comisión investigadora

Por impulso del diputado kirchnerista Guillermo Carmona, oficialismo y oposición aprobaron en diciembre pasado la creación de una comisión investigadora de la desaparición del submarino, pero después vino enero y febrero, tiempos de vacaciones de verano austral, y el cuerpo aún no se constituido. El receso legislativo acaba en marzo. "La constitución de la comisión depende de una resolución del presidente de Camara de Diputados y de la presidenta del Senado (ambos del partido de Macri, Propuesta Republicana, PRO)", argumenta Carmona ante Deutsche Welle. "Hemos instado al oficialismo a que cumpla con eso para comenzar a trabajar", añade Carmona.

También sigue siendo un misterio el motivo de la explosión. Además hay polémica por el área de búsqueda. Los familiares piden revisar zonas más boreales. Una de ellas es Luisa Rodríguez: "¿Por qué no se revisó esa zona? Para mí están escondiendo algo".
Macri ha recibido por segunda vez a los parientes de los marinos del Ara San Juan: fue el 6 de febrero en Buenos Aires y prometió una recompensa de 4,9 millones de dólares a quien lo encuentre. Empresas privadas y pesqueros se han contactado con los familiares para ofrecer su ayuda. Algunos de ellos incluso pensaron en abrir una cuenta bancaria para recibir donaciones para comprar un barco. A principios de febrero, el papa Francisco les envió 44 rosarios a los familiares de los 44 tripulantes compatriotas suyos.

Alejandro Rebossio, desde Buenos Aires.