Siria o la caja de Pandora
Nunca hasta ahora habían chocado en Siria de forma tan fuerte Irán e Israel. El peligro de una escalada ha aumentado. Aunque quienes toman parte en el conflicto son conscientes del peligro de una confrontación directa.
Assad, el presidente de Siria, da signos de estar preocupado. "En Siria está teniendo lugar una guerra mundial", ha declarado el mandatario. "Quizá no una tercera guerra mundial total, pero sí una guerra mundial. No es un conflicto nuclear ni una guerra fría", dijo Assad en una entrevista esta semana (09.05.2018) con el diario griego Kathimerini. El presidente sirio agregó que esperaba que la situación no desembocara en una guerra entre las superpotencias. "Eso solo puede evitarlo el sensato Gobierno de Rusia", afirmó.
Sus halagos tienen seguramente como objetivo enaltecer tanto a nivel político como internacional el compromiso militar de Rusia, el más significativo apoyo con el que cuenta Siria. El diario Al-Quds al-Arabi, publicado en Londres, se centra en otro aspecto de las declaraciones de Assad: si el presidente sirio "espera" que el conflicto no desemboque en una guerra entre superpotencias, ello implica que el propio Assad no maneja con sus propias manos los hilos de la política de su país.
"Lo que sucede en Siria lo deciden desde hace tiempo otros países", interpreta el diario, que argumenta con el ejemplo reciente de la confrontación entre Israel e Irán: "La batalla entre ambos tiene lugar en territorio y espacio aéreo de un tercer país, Siria".
Rusia: la pasividad como arte
Es incierto hasta qué punto el "sensato Gobierno" de Rusia está dispuesto y es capaz de poner freno a este conflicto. Al diario israelí Jerusalem Post no le convencen ni la capacidad ni la disposición de Rusia para apaciguar a las partes en conflicto. "Rusia quiere evitar, por un lado, un ataque a sus propias tropas y, por el otro, desea mantener al presidente sirio en el poder. Sencillamente, los rusos han invertido demasiado en Assad, como para dejarlo caer. El resto le da igual", dijo el Jerusalem Post poco después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, volviera de mantener un encuentro en Moscú con el presidente ruso, Vladimir Putin.
"Igual que Netanyahu trata de cuando en cuando de convencer a Putin para que limite la acción iraní en Siria, Rohaní, por su parte, también podría pedir a Putin que frene las actividades israelíes", continúa el diario, que duda de que este tipo de ruegos tengan sentido: "Putin escucha a ambos y no interviene contra ninguna de las dos partes", agrega.
Difícil para ambas partes lograr objetivos de guerra
Por el momento, ambas partes parecen trata evitar que se produzca una escalada del conflicto. Y tienen motivos para ello, "porque Israel básicamente no puede impedir la presencia iraní en Siria con ataques militares", dice el diario Al araby al-jadeed. "Pero Irán tampoco está en situación de llevar a cabo con éxito una guerra", continúa la publicación. "El país está debilitado económicamente y sus dos socios principales, el régimen de Assad y Hezbolá, están agotados militarmente. Irán debe también tener en cuenta los intereses de Occidente. En una guerra, el país se arriesga a que su potencial militar quede debilitado de forma duradera, mientras que el peligro para Israel es convertirse en objetivo de cientos de modernos misiles. Y eso significa que Siria seguirá siendo el escenario de los actores internacionales".
Palabras de advertencia de Alemania
En este contexto, Alemania criticó esta semana la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de cancelar el acuerdo nuclear. "Es motivo de gran preocupación y algo que debemos lamentar", dijo la canciller alemana, Angela Merkel. Además, "traiciona la confianza en el orden internacional" y "no es correcto" cancelar de forma unilateral un acuerdo votado unánimemente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Tras la controvertida decisión de Washington, Merkel considera que el multilateralismo atraviesa "una verdadera crisis": "No es una buena noticia para el mundo que cada cual haga lo que le da la gana", apostilló la canciller.
Autor: Kersten Knipp (MS/ERS)