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José Martí: el cubano que soñó y luchó por la independencia de América

José Martí: el cubano que soñó y luchó por la independencia de América

Cuba, Latinoamérica y el mundo recuerdan este sábado el aniversario 123 de la caída en combate del Héroe Nacional cubano, José Martí, el guerrero-pensador que convocó desde el amor, a una guerra necesaria por la independencia de su tierra y de América, la Patria Grande.

"Él solo es nuestra entera sustancia nacional y universal. Y allí donde en la medida de nuestras fuerzas participemos de ella, tendremos que encontrarnos con aquel que la realizó plenamente, y que en la abundancia de su corazón y el sacrificio de su vida dio con la naturalidad virginal del hombre", dijo de Martí la poeta y escritora cubana Fina García Marruz, en un brillante ensayo recientemente publicado en La Habana.

Para José Martí, que desde niño conoció el rigor y la infamia de la opresión colonial, quedó claro desde muy temprano que el campo de batalla era el único terreno posible para alcanzar los derechos negados, y lograr los sueños de trabajar y luchar por la igualdad de derecho y la justicia.

Pero Cuba no fue su único entorno en el sueño libertario. Estaba convencido de que alcanzar la independencia de Cuba sería decisivo para solucionar los problemas de nuestra Patria Grande, "del Bravo a la Patagonia" como calificó a esta América mestiza, e impedir el paso del gigante de las siete leguas (el Estados Unidos imperial), ese que acercaba sus fauces a las riquezas americanas.

En opinión del político e intelectual cubano Armando Hart, recientemente fallecido, "José Martí adquiere una renovada vigencia, representa la cúspide de la cultura política, social y filosófica nacional en el siglo XIX".

Su legado, agregó Hart, "se proyecta en la presente centuria orientado hacia los intereses de los pobres de la tierra y de la humanidad y mantiene una vigencia para enfrentar los problemas actuales que debe ser examinada por todos aquellos preocupados por el futuro de la humanidad".

Su latinoamericanismo está presente en toda su fecunda obra. En carta escrita a su amigo venezolano Fausto Teodoro de Aldrey, el 27 de julio de 1881, Martí asegura: "De América soy hijo: a ella me debo. Y de la América, a cuya revelación, sacudimiento y fundación urgente me consagro, esta es la cuna, ni hay para labios dulces copa amarga, ni el áspid muerde en pechos varoniles, ni de su cuna reniegan hijos fieles".

Aquel hombre menudo, de apenas 42 años, que tuvo la grandeza de unir a los viejos guerreros con los jóvenes que él bautizó como "Pinos Nuevos" para desatar la guerra necesaria contra el coloniaje español, murió como los héroes, montado en su caballo, revólver en mano y de "cara al sol", como predijo en uno de sus poemas:

"No me pongan en lo oscuro,/ a morir como un traidor;/ yo soy bueno, y como bueno/ moriré de cara al sol". (Sputnik)