La Mañana de El Espectador

Las maras: una sociedad paralela

Uruguay discute si los actuales índices de violencia criminal evoucionarán hasta convertir al país en un fenómeno similar a El Salvador o Guatemala. Las maras son organizaciones criminales que evolucionaron en esos dos países centroamericanos y que se dedican, entre otras cosas, a la extorsión, el narcotráfico y los servicios de transporte y de protección para el tráfico ilegal de todo tipo de productos, el sicariato y el control territorial. Este tipo de organización tiene un poder destructivo basado en su violencia.

En Centroamérica, los países con mayor presencia de maras, o pandillas, son El Salvador, Honduras y Guatemala, y se calculan alrededor de unos 100.000 integrantes entre los que se encuentran muchos jóvenes que no superan los 30 años.

Los mareros toman su nombre de la película Marabunta (1945), que narra como una plaga de hormigas devora "una república bananera". Muchas de estas pandillas nacieron como simples agrupaciones de ayuda mutua ante el desempleo y la marginación. Sin embargo, al poco tiempo se convirtieron en una especie de secta de jóvenes delincuentes, donde el único denominador común era el uso de la violencia a sangre fría.

Las principales maras son Barrio 18, dividida en dos sectores: Revolucionarios y Sureños, y la Mara Salvatrucha, también conocida como MS-13.

Si bien la jerarquía de estas pandillas es rígida y su pertenencia es para toda la vida, si se comete una traición ésta se paga con la muerte. Para poder ingresar en las maras se deben de cumplir una serie de rituales como golpizas, demostración de habilidades y valentía, o que las mujeres sean violadas por varios mareros.

En La Mañana de El Espectador Dario Klein y María José Barragán analizaron el funcionamiento de estas organizaciones delictivas.

Escuche el informe aquí: