Bolivia y Brasil negocian acuerdos migratorios y aduaneros con miras a corredor bioceánico
Delegaciones de alto nivel de Bolivia y Brasil se reunirán el 30 de julio en la frontera para definir acuerdos migratorios y aduaneros que agilicen el tránsito entre ambos países, en la perspectiva de un proyecto de corredor multinacional.
"Los acuerdos inmediatos con Brasil serán parte del proyecto estratégico mayor, que es el corredor ferroviario bioceánico", dijo la autoridad a reporteros que le consultaron sobre el estado de este plan multinacional que apunta a conectar con trenes de alta velocidad los puertos de Santos en Brasil e Ilo en Perú.
La reunión en Puerto Suárez, lado boliviano de la frontera, servirá para analizar las normas y los problemas actuales del comercio binacional, acrecentado en los últimos meses por las compras brasileñas de urea que Bolivia ha comenzado a producir desde hace casi un año.
"El tema de la urea interesa a Brasil, nuestro producto llega a su mercado en menor tiempo y más barata porque ellos importan actualmente de China y Rusia", señaló Claros.
Parecidos acuerdos migratorios y aduaneros, de aplicación inmediata y con proyección al corredor multinacional, fueron alcanzados a principios de julio por los gobiernos de Bolivia y Perú.
Claros ratificó que se prevé para las próximas semanas una reunión en Asunción, Paraguay, para aprobar y firmar el reglamento y otros documentos básicos que darán vida legal internacional al proyecto del llamado Corredor Ferroviario Bioceánico de Integración (CFBI).
Esos documentos, de los cuales ya se han distribuido los borradores propuestos por La Paz, serán firmados por los gobiernos de Bolivia, Brasil, Paraguay y Perú, sin descartarse que también lo haga Uruguay, dijo Claros.
El CFBI, un proyecto impulsado por el presidente boliviano Evo Morales, estaría constituido fundamentalmente por una vía férrea de 3.900 kilómetros entre Brasil y Perú, pasando por Bolivia, más un ramal de hasta 300 kilómetros entre Bolivia y Paraguay.
Su costo ha sido calculado preliminarmente en unos 10.000 millones de dólares, a ser financiados principalmente por consorcios extranjeros que se incorporarían al plan en condición de socios, según el plan boliviano.