Despedidas agridulces entre familias de las dos Coreas
Cientos de surcoreanos y norcoreanos se despidieron hoy al acabar las emotivas rondas de reencuentros entre familiares de ambos países separados por la guerra, que para muchos de ellos supusieron la primera y última ocasión para volverse a ver.
Más de 300 surcoreanos de 86 familias cruzaron hoy la militarizada frontera intercoreana de regreso al Sur tras mantener reuniones con sus parientes residentes en el Norte y a los que no veían desde hace casi siete décadas, tras participar en la última jornada de reuniones de este tipo organizadas por Pionyang y Seúl.
Los participantes, en su mayoría septuagenarios y octogenarios, asistieron hoy a un banquete de despedida en un complejo vacacional en el Monte Kumgang, en la costa suroriental norcoreana, en un ambiente cargado de emotividad debido al sabor agridulce que estos breves reencuentros han dejado a muchos de ellos.
"Estoy muy agradecida por haber podido venir. Pero tras la reunión de hoy y nuestra despedida, no hay muchas posibilidades de volvernos a ver", dijo entre lágrimas la surcoreana Yoon Suk-jae, de 65 años, a su tío residente en el Norte, según recogieron medios locales presentes en las reuniones.
Choi Seong-taek, un surcoreano de 82 años, también rompió a llorar cuando su hermano mayor, de 85 años y a la que no veía desde que emigró al Norte a raíz de la Guerra de Corea (1950-53), le dijo que se cuidara en el momento de la despedida.
Antes de que el grupo de surcoreanos se marcharan del complejo vacacional para embarcar en el autobús rumbo al Sur, muchos de ellos intercambiaron notas en las que escribieron sus direcciones y su árbol familiar con sus parientes del Norte, con la esperanza de reencontrarse en algún momento.
Otros se tomaron fotos juntos y se entregaron mutuamente cartas dirigidas a familiares que no pudieron estar presentes en estos reencuentros, que se prolongaron durante unas doce horas en total a lo largo de tres días.
Estas jornadas de reuniones, que se han organizado intermitentemente coincidiendo con fases de distensión entre Norte y Sur, suponen una oportunidad tan valiosa como limitada para los familiares separados por el conflicto coreano, de los cuales quedan cada vez menos con vida.
Además del grupo que retornó hoy tras concluir la segunda ronda de reuniones, otra tanda de 89 surcoreanos y 185 norcoreanos tuvo ocasión de reencontrarse en el mismo complejo vacacional del Norte entre el lunes y el miércoles, todos ellos elegidos por sorteo y en función de su edad y estado de salud.
El número de surcoreanos registrados para solicitar plaza en estas jornadas era de 132.124 en mayo (el 86 por ciento de los cuales tiene 70 años o más), aunque se cree que menos de 57.000 siguen vivos, según datos del Ejecutivo de Seúl.
Las reuniones de esta semana son las primeras de este tipo desde 2015 y forman parte del compromiso adoptado por el presidente surcoreano, Moon Jae-in, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, durante su histórica cumbre del pasado 27 de abril, en la que también acordaron trabajar para establecer la paz permanente en la península.
Desde el año 2000, las dos Coreas han organizado un total de 20 rondas de encuentros entre familiares separados, en las que han participado unos 20.000 coreanos.
Seúl y Pionyang retomaron este año la iniciativa en el marco de un proceso de distensión que ha devuelto la esperanza a muchos coreanos sobre la reconciliación de un país dividido, aunque este proceso se antoja largo y complejo.
Los líderes del Norte y el Sur tienen previsto celebrar en septiembre en la capital norcoreana una nueva cumbre, la tercera en lo que va de año, con el objetivo de continuar avanzando en esa dirección.
Se espera que la reunión también ayude a desatascar el diálogo entre el Norte y Washington para la desnuclearización del régimen, enquistado debido a las diferencias entre ambos sobre cómo llevar a cabo ese proceso y tras la cancelación de la visita prevista a Pionyang para esta semana del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo.
EFE