Cuantificar los asesinatos por encargo que al año se cometen en el mundo, es imposible para la estadística de la oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, o del Banco Mundial. Cruzar datos aproxima al 45% las muertes intencionales atribuibles al sicariato.

Sicario significa hombre de "sica", daga pequeña y fácil de esconder, utilizada para apuñalar enemigos políticos en Roma. Hoy, quien asesina por encargo a cambio de una compensación económica, es un sicario.

Como en las guerras, la juventud y la infancia son carne de cañón, tripas que nos hacen mirar al verdugo como víctima o cerrar los ojos. Ensalzarlos, provoca imitaciones y oculta la realidad, como los niños soldados tapan a quien les vende armas u ordenan las atrocidades.

Para hablar del mercado de la muerte, un testimonio inédito del archivo, una conversación grabada entre las líneas rojas y con su permiso, con un miembro del equipo con el que trabajé en un proyecto de Colombia tutelado por religiosas. La tranquilidad del relato y la falta de remordimiento, provoca alguna contradicción.

Las palabras, relato o confesión de Olvido Aldana, ratificadas por una de las religiosas que guarda secretos y papeles originales del viejo quiñador, pueden parecer de Macondo, pero son de Colombia. Y Olvido, un asesino a sueldo.