Zoilamérica Murillo "Mi padrastro (Daniel Ortega) no se concibe fuera del poder"
La hija de Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua, aseguró que el gobierno del presidente Daniel Ortega se encuentra debilitado, lo que además de ser una oportunidad para quienes buscan que deje el poder, también representa un peligro para los nicaragüenses.
En entrevista con la Voz de América, Zoilamérica Ortega Murillo sostiene que el mandatario Ortega ha perdido legitimidad, y aseguró que su país atraviesa un segundo proceso de liberación.
En 1998, Zoilamérica Murillo acusó públicamente a su padrastro, el presidente Daniel Ortega, de presunta violación sexual durante su niñez.
La investigación se congeló, y finalmente la cerraron, en vista que Zoilamérica Murillo salió del país exiliada por la fustigación que se inició en su contra, luego de poner la denuncia, lo que también la llevó a dejar la Asamblea Nacional de Nicaragua - para la que fue elegida a través de voto popular- y llegar a Costa Rica.
VOA: En el pasado, usted advirtió sobre la llegada de una crisis sociopolítica a Nicaragua. ¿Cómo lo sabía?
Murillo: Evidentemente, todos sabíamos que Nicaragua estaba acumulando una dosis de descontento, de protesta que, tarde o temprano, iba a implicar un estallido social; sin embargo, realmente creo que lo esperanzador fue cómo se sumó, a esa necesidad de protesta social, la capacidad de organización, de improvisación, de visión estratégica. ( ) Por supuesto, que la vocación de paz del pueblo nicaragüense es lo que precisamente ha permitido no tener un estallido armado y que se siga optando por la protesta cívica.
Jamás hubiésemos pensado que los creadores de una revolución anti-dictatorial iban a terminar asesinando a su pueblo para edificar otra dictadura.
VOA: ¿Se escondía Daniel Ortega tras una máscara, antes de esta crisis?
Murillo: Yo diría que la evidencia histórica a lo que ha apuntado es a que no se escondía tras una máscara, sino que ha tenido la posibilidad de construirse más de una máscara. Y, precisamente, este es un dato de un perfil de un agresor sexual. Es el dato de una persona que comete crímenes como los ocurridos a mi persona, y sale de su casa con un vestido que le establece un aro de un ser humano completo, íntegro.
Realmente, el perfil de los agresores sexuales, como el perfil de personas que tienen, que abusan de su poder, tiene que ver con eso; la única manera en que un ser humano puede someter consecutivamente a otros seres humanos es haciendo uso de la manipulación. Y, precisamente, esto es lo que ha generado la posibilidad de que Daniel Ortega preserve esa cuota de poder, a pesar de no haber estado en el gobierno, de haber sufrido una denuncia por abuso sexual.
Daniel Ortega ha podido establecer esos escenarios con sus máscaras porque ha contado con quienes han caído en su manipulación, de manera inconsciente y, otros, de manera oportunista.
VOA: ¿Gobierna su madre, Rosario Murillo, en Nicaragua?
Narváez: Ella es una persona que se ha venido desfigurando con el poder. De hacer del poder el veneno que vino contaminándola y haciéndola presa de una necesidad de controlarlo todo. Daniel Ortega ha venido poniendo el perfil del sistema y ella ha aportado un método sumamente cruel ( ) Ambos corrieron por un proceso en el cual el poder solo contribuyó con deformarlos y en convertirlos en los que son hoy, y paralelo a eso, cómo el pueblo nicaragüense volvió a otorgar un cheque en blanco para el gobierno de su país.
VOA: ¿Se está liberando Nicaragua del que llamaba su 'libertador'?
Murillo: Como evento político, nosotros no podemos decir que la revolución no significó nada. La revolución fue un intento maravilloso de cambiar la historia de Nicaragua, de cambiar la cultura política, un intento en el que el primer indicio del fracaso estaba en las faltas a la integridad, a la coherencia, los síntomas del que implicaron el abuso sexual que vivía yo en mi casa, los abusos con las propiedades, y el autoritarismo que reprime a los campesinos.
En la medida en que el sandinismo en el poder, en ese entonces, concentraba cuotas de poder y además justificaba la autoridad militar por una guerra externa-interna, en esos momentos se desfiguró. Nos estamos liberando por segunda vez, pero esta vez es más duro porque nos toma con una historia recorrida y, sobre todo, que nos estamos liberando de la mentira. El pueblo ha estado secuestrado en una serie de mitos, fue muy difícil llegar a llamarle dictador a Daniel Ortega. Solo después de estos eventos, mucha gente empezó a llamar, a reconocer en él una mano criminal que ordena ir a las calles y secuestrar jóvenes, como está pasando.
VOA: ¿Podrá terminar esta crisis, aún si Daniel Ortega no sale del poder?
Murillo: Aquí no hay vuelta atrás, definitivamente que Daniel Ortega va a salir del país y va a dejar el gobierno, mejor dicho, va a dejar el gobierno. Pero sí creo que la última oportunidad que le está dando el pueblo de Nicaragua es que decida cómo quiere salir. El asunto es que hasta hoy él no parece tomar en cuenta ninguna posibilidad de que salga de Nicaragua. (...).
Daniel Ortega y Rosario Murillo simplemente no se conciben fuera del poder, consideran que sus designios divinos, en su concepción de ese esoterismo político que han creado, nunca van a estar fuera de Nicaragua. Ellos pretenden ganar tiempo más bien con la esperanza de que la gente se va a cansar, con la absoluta arrogancia de que van a tener la capacidad de desmantelar absolutamente el país. ¿Por qué no intentan detener la ola migratoria? Porque ellos quieren que salgan del país, todos los que no quieren estar y quedarse solo con aquellos que puedan vivir eternamente bajo su reinado. En ese sentido, la preocupación por su familia estará vinculada a condiciones de seguridad dentro de Nicaragua. Yo pienso que cuando se llega a un nivel de fundamentalismo político, tu familia desgraciadamente pasa a segundo plano.
VOA: ¿Por qué usted parece tan segura de la caída del gobierno del presidente Ortega?
Murillo: Veinte años de mi proceso que han significado reencontrarme, después de cada caída, con fuerza y no es porque yo sea particularmente valiente, sino porque vengo de la misma historia que vienen esos nicaragüenses que Monimbó, que en Matagalpa caen, pero se levantan. También tengo certeza porque, viniendo de esa familia y habiendo conocido el abuso, la forma del abuso de poder, para mí están claros los signos de debilitamiento. Y también está claro que puede venir el período más sangriento del proceso
VOA: ¿Qué más debe hacer la comunidad internacional?
Murillo: Pienso que la comunidad internacional también debe estar alerta a reconocer que no es posible que el sistema interamericano funcione únicamente para ir haciendo contabilización de víctimas; eso es importante, pero tienen que haber o que crearse, en estas circunstancias, nuevas maneras. Definitivamente que está cerca del final, pero estamos en un buen momento para evitar que ese final implique un exterminio del país, con alcances que en este momento, pueden ser impensables.
Yo pienso que una fuente es necesaria porque nosotros no estamos pidiendo intervención militar. Existen mecanismos en la comunidad internacional, pero sobre todo debemos de pensar que todavía se sigue reconociendo a Daniel Ortega como legítimo presidente. Esa dosis de legitimidad es la posibilidad que se le da de participar al gobierno de Daniel Ortega después de tantas acusaciones que ponen en duda la forma en que alcanzó el poder y se les sigue estableciendo un proceso de salida. Hablan de procesos de transición como si estuviéramos frente a una persona que puede generar un proceso de transición democrática.
VOA: ¿Teme usted por su vida, a pesar de estar exiliada?
Murillo: Tengo temor porque conozco la capacidad de maniobra que tienen estas personas que precisamente viven lejos de ejercer el poder de esta manera. Hay una crisis humanitaria en la región y Costa Rica puede convertirse también en un eje desde donde Daniel Ortega pretenda seguir afectando a los nicaragüenses. Y nosotros, al cuidarnos y al evitar eso, también evitamos problemas al estado costarricense.
VOA: ¿Qué piensa al escuchar el nombre de Daniel Ortega?
Murillo: Una persona que en este momento está tan llena de miedo que es capaz de hacer todo para destruir a otro. Una persona con miedo es la persona más peligrosa porque con tal de defenderse puede hacer cualquier cosa. Daniel Ortega no es un gigante no, es un sabio. Es una persona pequeña que se empequeñeció en la cárcel y que lo único que tiene para ser grande es ser tirano y ser dictador. Y hoy esa pequeñez, ostentando ese poder, es lo que lo vuelve más peligroso para la historia de Nicaragua.
VOA NOTICIAS