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Oscilación de ultraderecha en sondeos crea duda en pronóstico electoral sueco

Oscilación de ultraderecha en sondeos crea duda en pronóstico electoral sueco

Las variaciones de ocho puntos que dan los sondeos de las elecciones generales de mañana a Demócratas de Suecia, fuerza ultraderechista llamada a ser árbitro de la política sueca, aumentan las dudas sobre los pronósticos y los métodos de los institutos de opinión para medir el apoyo a este tipo de partidos.

Seis de las ocho firmas que han publicado encuestas estos días sobre los comicios colocan a la ultraderecha (SD, por sus siglas en sueco) entre el 16 y el 20 %, pugnando por la segunda plaza con el Partido Moderado (conservador), la formación que lidera la opositora Alianza de centroderecha.

Pero las otras dos -los institutos YouGov y Sentio- la sitúan en cabeza, con porcentajes en torno al 24 %, solo unas décimas por encima del Partido Socialdemócrata del primer ministro, Stefan Löfven, la formación política que ha ganado todas las elecciones generales en Suecia en el último siglo.

Esos dos institutos de opinión coinciden en usar un método distinto: paneles de personas reclutadas a partir de una serie de variables que contestan por internet, frente al más tradicional del resto, que recurre sobre todo a las llamadas telefónicas.

Pero a pesar de las críticas de los expertos sobre la fiabilidad del método, fueron estos dos institutos los que predijeron mejor el resultado del SD en las anteriores elecciones de 2014.

Según una comparativa realizada por Politologerna, uno de los blogs políticos más respetados en Suecia, Sentio se quedó solo dos décimas por debajo, seguido por YouGov (a 1,1), mientras que en la gran mayoría de los institutos suecos la diferencia se situó entre 1,8 y 3,5 puntos.

Esa oscilación tan grande en las encuestas, que no sucede con ningún otro partido, ha hecho que varias de las empresas que elaboran sondeos hayan empezado a usar un método mixto -como Demoskop, contratada por el diario "Expressen"-, y creado dudas sobre los motivos de las fluctuaciones.

"El factor vergüenza está ahí, pero también puede jugar un papel el recelo de esos votantes al gobierno, las instituciones y los institutos de opinión", explicó Toivo Sjörén, investigador de la firma sueca Kantar Sifo, en un encuentro con medios internacionales.

A la desconfianza hacia las instituciones apuntaba también estos días en medios suecos Sören Holmberg, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Gotemburgo, lo que explicaría la mayor sinceridad en sondeos realizados a través de internet que dan en teoría una mayor sensación de anonimato.

"A varios institutos les cuesta situarnos en resultado electoral y en la legislatura hay grandes diferencias. Creo que nuestros simpatizantes son escépticos para decir a quién van a votar cuando les llaman, prefieren una encuesta por internet", admitía al diario "Svenska Dagbladet" Joakim Wallerstein, portavoz del SD.

Un resultado electoral del 24 % supondría además estar muy cerca de extender un fenómeno que ha protagonizado este partido desde 2002: duplicar los resultados obtenidos en los comicios generales anteriores, lo que le ha llevado de pasar del 0,4 % en 1998 al 12,9 % logrado hace cuatro años.

"No creo que sea imposible que el SD quede primero, porque tanto los socialdemócratas como los conservadores se enfrentan a unos pronósticos muy malos, así que ¿por qué no?", explica a Efe Li Bennich Björkman, profesora de Políticas en la Universidad de Uppsala.

Björkman señala no obstante que la ultraderecha sueca ha perdido apoyo en los últimos meses en las encuestas hechas a través de internet, que llegaron a situarla con el 28 % en verano, un elemento que apunta también a una tendencia a la baja que podría estrechar más las diferencias entre sondeos y resultado final para el SD.

Pero sea o no tan grande al final la subida de la ultraderecha en los comicios, las elecciones de mañana marcarán el fin a una etapa que ha marcado la política sueca en la última década y media, desde que el conservador Fredrik Reinfeldt unificó por primera vez en 2004 a todo el centro derecha en un bloque.

"De alguna manera se puede decir que será el fin de la política de bloques, ya que los dos grandes partidos van a sufrir una caída importante y eso alteraría el panorama político", afirma Björkman. EFE