El caso de Lara Alqasem, estadounidense con abuelos palestinos, está provocando una gran polémica en Israel y un creciente debate sobre la dificultad del país y sus dirigentes para tolerar las críticas.

La joven llegó al aeropuerto la semana pasada con un visado de estudiante en su pasaporte, pero las autoridades le negaron la entrada por supuestamente apoyar la campaña internacional de boicot contra Israel y ordenaron su deportación, informaron fuentes oficiales israelíes.

Alqasem ha decidido apelar la decisión ante un juez, una audiencia para la cual aún no hay fecha, explicaron sus abogados a la prensa.

Mientras tanto, la joven permanece retenida en el aeropuerto. Estados Unidos ha preferido por ahora mantenerse al margen y decir que es una decisión que incumbe a Israel.

"Si Lara Alqasem declara clara y explícitamente que se equivocó en el pasado reconsideraremos nuestra posición sobre su entrada en Israel", anunció el ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, el martes.

Alqasem lideró un grupo universitario en Estados Unidos que pedía el fin de la ocupación israelí y justicia para los palestinos.

El año pasado, el Parlamento israelí aprobó una ley que permite prohibir la entrada al país de aquellos que apoyan el movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), que Israel siente como una amenaza a su imagen internacional.

En estos días abundan los artículos y tertulias en los medios israelíes sobre este caso.

Los detractores del gobierno consideran que hará mucho más daño a Israel y a su imagen internacional el hecho de prohibir la entrada de esta chica por cualquier actividad que Alqasem haya podido tener o tenga dentro su vida estudiantil.

La joven estadounidense ha señalado, vía su abogada, que su único interés es estudiar en Israel y no forma parte de ninguna organización.

Alqasem iba a realizar un máster en la universidad hebraica de Jerusalén, institución que está respaldando a la joven desde que fue retenida.(Sputnik)