May afronta nuevas rebeliones por la unión aduanera en su plan de "brexit"
La primera ministra británica, Theresa May, afronta hoy nuevas rebeliones de los euroescépticos por su plan sobre la unión aduanera propuesta para alcanzar un acuerdo de "brexit", a la que esta vez parecen sumarse sus hasta ahora aliados unionistas norirlandeses.
May baraja la idea de dejar al Reino Unido en la unión aduanera europea por un tiempo determinado, ante los permanentes desacuerdos entre los conservadores de May sobre el camino a seguir para llegar a un pacto de "brexit" aceptable para todas las partes y que, al mismo tiempo, resuelva el problema de la frontera irlandesa.
La jefa del Gobierno empieza una semana crítica al reunir este martes a su gabinete para abordar el "brexit", un día antes del comienzo de la decisiva cumbre europea en la que se abordará la retirada del Reino Unido del bloque europeo, el 29 de marzo de 2019.
El principal escollo en las negociaciones es cómo resolver la situación aduanera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, dado que todas las partes están comprometidas a que la frontera entre ambos territorios siga siendo invisible para no perjudicar sus economías ni el proceso de paz norirlandés.
Ante esta situación, May parece haber movido otra pieza de esta complicada negociación al proponer que todas las regiones británicas -Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte- permanezcan en la unión aduanera por un tiempo hasta resolver el asunto irlandés.
La posible ausencia de una fecha concreta ha alarmado tanto a los euroescépticos, entre ellos el exministro del "brexit" David Davis, como a los norirlandeses del Partido Democrático Unionista (DUP), de los que May depende para sacar adelante su legislación tras perder la mayoría parlamentaria en las elecciones de 2017.
Desde las páginas del dominical The Sunday Times, Davis pidió hoy a los ministros que ejerzan "su autoridad colectiva" y se rebelen contra los planes de May, mientras que la líder del DUP, Arlene Foster, ha admitido en privado, según los medios, que lo más probable es que el Reino Unido se marche de la UE sin acuerdo.
Davis, que dimitió el pasado julio en desacuerdo con las negociaciones de May, reconoció que la idea de la unión aduanera es inaceptable porque hay peligro de que esta solución temporal se convierta en permanente, lo que impediría al Reino Unido negociar acuerdos comerciales con otros países.
"Esta es una de las decisiones más fundamentales que el Gobierno ha tomado en tiempos modernos", escribe Davis.
Según afirma, el Gobierno de May "está proponiendo que todo el Reino Unido deba quedarse dentro de la unión aduanera europea hasta que el problema de la frontera irlandesa sea resuelto".
"Esto -añade el exministro- ha sido politizado tanto por el Gobierno de Irlanda y la Comisión Europea. Como resultado, será increíblemente difícil llegar a un acuerdo que resuelva el asunto de una manera aceptable para todas las partes".
El partido unionista de Arlene, por su parte, se opone a cualquier arreglo que fije controles aduaneros entre Irlanda del Norte y la isla de Gran Bretaña, por considerarlo constitucionalmente inaceptable, ya que alejaría a su provincia del resto del país y, por ende, la acercaría a la República de Irlanda.
Además, según unos correos electrónicos de Arlene filtrados a los medios británicos, la líder unionista pro-británica habría admitido que el Reino Unido podría salir de la UE sin acuerdo tras sus recientes conversaciones en Bruselas con el negociador comunitario, Michel Barnier, a quien habría calificado de "difícil" y "hostil".
Un día decisivo para May será este martes, cuando se siente con sus ministros en Downing Street para abordar los próximos pasos, entre conjeturas acerca de posibles dimisiones por estas nuevas propuestas sobre la unión aduanera temporal.
Entre las posibles renuncias, según los medios británicos, figuran la de la líder conservadora en la Cámara de los Comunes, Andrea Leadsom, y la de la titular de Pensiones, Esther McVey.
El pasado julio, al término de una reunión del Gobierno, Davis dimitió como ministro del "brexit" en descontento con el llamado plan de "Chequers", que contempla un mercado común de bienes británico-comunitario con equivalencia regulatoria, y poco después lo hizo Boris Johnson como titular de Asuntos Exteriores.
Los euroescépticos creen que "Chequers" obligará al Reino Unido a estar aún "atado" a la UE y hará más difícil que el país pueda alcanzar acuerdos comerciales con otros Estados.
Cualquier acuerdo al que llegue May con Bruselas -si es que hay uno- será votado por el Parlamento de Westminster (Londres), cuyo resultado se presenta incierto e incluso podría ser rechazado dadas las actuales discrepancias entre las formaciones políticas.