"Los refugiados y los inmigrantes no son criminales. Europa tiene el gran reto de entender la situación de los países de origen: donde hay violencia y guerra, la gente abandona su casa en busca de una vida normal", dice.

Jiménez Damary, nombrada para el cargo en noviembre de 2016 por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU para un periodo de tres años, alerta de que la respuesta de Europa a esta situación debe ser "primero entender" y después mostrar "solidaridad y garantizar la humanidad" con toda esta gente.

Considera que Europa "está en la posición de ayudar" a los países que cuentan con un gran número de desplazados internos para hacer que "sus Gobiernos ofrezcan mejores condiciones que respetan los derechos humanos". La UE, dice, "tiene muy buenas herramientas de ayuda al desarrollo y política exterior" que debe usar.

"Sé que están haciendo lo que pueden, pero soy consciente de que pueden hacerlo mejor. Los votantes europeos deben entender esto pero se necesita mucho aprendizaje porque solo ven que hay mucha gente que viene a Europa pero, ¿se ha preguntado alguien de dónde vienen estas personas y qué está pasando en sus países?", pregunta.

Esta abogada afirma que la migración es "un fenómeno continuo que se da en todo el mundo", pero recuerda que la Convención del Estatuto de los Refugiados (1951) se originó precisamente en el corazón de Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

Este tratado internacional, modificado una década después para incluir a los refugiados, reconoce el derecho de los desplazados de no ser castigados por entrar de forma ilegal a un país, así como a recibir documentos de identificación, un hogar, un trabajo, educación y justicia.

Jiménez Damary advierte de que el desplazamiento interno puede "golpear cualquier país", tanto a causa de conflictos armados o crisis, como en Siria, el Yemen, Camerún, Birmania, Honduras, México y El Salvador, como a consecuencia del cambio climático, como en Filipinas o incluso Estados Unidos.

A finales de 2017 se registraban 40 millones de desplazados internos solo a causa de la violencia armada.

Sin embargo, la relatora de la ONU lamenta que la comunidad internacional ha sido "muy reacia" a hablar de este tema porque, en general, "se tiende a ver a los desplazados internos como una cuestión de soberanía nacional y se evita un debate internacional, ya que, a diferencia de los refugiados, estos no han cruzado las fronteras".

"Cuando tienes que abandonar tu hogar en cuestión de horas porque puedes morir, lo primero que debes decidir es qué te llevas contigo y qué dejas atrás. Eso ya da una imagen de la gravedad del asunto. En muchos casos, nunca recuperan sus pertenencias porque alguien quema su casa para quedarse con su terreno", lamenta.

Pero las posesiones materiales no son lo más importante: "Lo peor es la sensación de abandonar la seguridad que una vez tuvieron en su propia casa, junto al sentimiento de incertidumbre. ¿Qué pasará con mi vida? ¿A dónde voy? ¿Podré volver? ¿Qué me espera? ¿Qué pasará con la educación de mis hijos?".

Jiménez Damary, abogada filipina de derechos humanos y primera mujer en ocupar este cargo de la ONU, subraya la necesidad de "establecer pasos que garanticen que habrá seguridad para las personas que huyen en situaciones, por ejemplo, de desastres naturales" y darles "las condiciones" para que puedan tener un futuro en medio de la inseguridad.

"Vemos muchos desplazados porque las partes en un conflicto no respetan las leyes humanitarias ni los derechos humanos: queman casas, roban tierras, violan a hombres y mujeres. Si solo se implementasen las leyes (que prohíben estos crímenes), nada de esto estaría pasando", concluye la relatora. EFE