Mesías con pies de barro
En los años 80 Italia estaba siendo carcomida por la corrupción y las actividades de la mafia. En agosto de ese año, un atentado neofascista que tuvo apoyo de la Logia masónica PDue, colocó una bomba en la estación de trenes de Bolonia matando a 85 personas.
Esa masacre provocó la reacción de periodistas y jueces, que lograron denunciar y exponer nombres y a la vez encarcelar corruptos y mafiosos. Antes tuvieron que morir varios magistrados y hombres de prensa, abatidos por balas de la mafia.
Entonces los partidos mayoritarios eran la Democracia Cristiana y el Comunista. Pero los vínculos mafiosos con el poder, liquidaron a ambas organizaciones. La gente cansada, eligió a un mesías llamado Silvio Berlusconi. Empresario, de derecha, corrupto, misógino y discriminador.
Nada diferente a lo que acaba de ocurrir en Brasil con Jair Bolsonaro y el sistema político de ese país.
Como lo demuestra la historia, los pueblos tienen tendencia a construir ídolos. Esa construcción conlleva su propia tragedia. Y la historia contemporánea de América Latina tiene varios ejemplos.