Internacionales

El 2018 del papa Francisco, una encrucijada ante el escándalo de los abusos

El 2018 del papa Francisco, una encrucijada ante el escándalo de los abusos

Los nuevos informes sobre miles de casos de abusos sexuales a menores por parte del clero en varias partes del mundo y las acusaciones a la Iglesia de no haber hecho suficiente para afrontarlos han puesto en la encrucijada durante 2018 al papa Francisco.

El año comenzó con el viaje a Chile y Perú en enero, donde su defensa del obispo chileno Juan Barros, supuesto encubridor del sacerdote pederasta Fernando Karadima, se convirtió para el papa en un verdadero bumerán durante todo el año.

Pero también en una de las consecuencias más duras hasta ahora del escándalo de los abusos y su gestión: el cese en pleno de todo el episcopado de Chile.

"Aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia", señaló Francisco desde el palacio de La Moneda.

Pero no fue suficiente para calmar a una opinión pública ofendida por años de encubrimientos y crímenes.

A esto se sumó que al contestar a algunos periodistas sobre este caso durante su visita a Chile, defendió a Barros y aseguró que las acusaciones contra él eran "calumnias".

Francisco tuvo que pedir perdón por esas palabras ante los periodistas que le acompañaban en el avión de regreso de este viaje y posteriormente envió al arzobispo maltés Charles Scicluna y al sacerdote español Jordi Bertomeu a realizar una exhaustiva investigación sobre este caso.

Ante los resultados del informe de Scicluna, el pontífice argentino reconoció "graves equivocaciones de valoración" y la "falta de información veraz y equilibrada" y convocó a Roma a todo el episcopado chileno e invitó a su residencia, la Casa Santa Marta, a las tres víctimas símbolo del caso Barros: Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo.

Tras la reunión con Francisco, todos los obispos chilenos presentaron su renuncia ante el papa Francisco por los casos de abusos y el papa en estos meses ha ido poco a poco renovando al episcopado, aunque se le ha pedido mayor celeridad y mano dura.

Las historias de continuos abusos y los encubrimientos volvieron a golpear a la Iglesia tras la publicación en agosto de las conclusiones de la Corte Suprema del estado de Pensilvania (EEUU) que documentaba 300 casos de "sacerdotes depredadores" sexuales en seis diócesis y cerca de 1.000 víctimas menores de edad.

Un escándalo que acompañó a Francisco durante su viaje de dos días a Irlanda, el 25 y 26 de agosto, otro país que en el pasado sufrió los imperdonables delitos de abusos, explotación, torturas psicológicas y robos de niños por parte de la Iglesia católica.

Días antes del viaje, el 20 de agosto, Francisco había escrito una inédita carta dirigida al todo "el Pueblo de Dios" en la que afirmaba que "nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado" por los abusos a menores.

Pero muchos pedían al papa "acciones concretas" o "cambiar las normas vigentes" para aplicar una verdadera "tolerancia cero" ante estos crímenes.

Durante la visita a Irlanda para el Encuentro de las Familias también estalló el "caso Viganò".

En una carta de 11 folios publicada en varios medios de corte conservador, el exnuncio en Estados Unidos Carlo Maria Viganò, de 77 años, pedía la renuncia de Francisco tras asegurar que conocía desde junio de 2013 las acusaciones de abusos sexuales sobre el cardenal Theodore McCarrick, quien había sido sancionado un par de meses antes por el pontífice.

Un feroz ataque, para muchos orquestado por los áreas conservadoras de la política y en la Iglesia, y al que el Vaticano respondió comenzando una investigación en sus archivos sobre McCarrick.

Ante la petición de una "mayor toma de conciencia" de los abusos y la necesidad de responder de manera más eficaz, Francisco ha convocado a los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo los próximos 21 a 24 de febrero de 2019 en el Vaticano, una reunión hasta ahora inédita.

"La reunión de febrero no tiene precedentes y muestra que el papa Francisco ha hecho de la protección de los menores una prioridad fundamental para la Iglesia", explicó en declaraciones a los medios el portavoz del Vaticano, Greg Burke.

En este año también se ha celebrado un Sínodo dedicado a los jóvenes y fue protagonista del histórico acuerdo entre la Santa Sede y China para el nombramiento de los obispos, un primer paso para la aún difícil normalización de las relaciones entre ambos países. EFE