Alemania y los problemas de resurgimiento neonazi
Si bien es incipiente y sus representantes tiene escasa participación institucional, el resurgimiento del movimiento neonazi preocupa a políticos y periodistas alemanes. Desde Berlín, Andrés Gil contó cómo se vive este fenómeno y qué problemas concretos trae en el ejercicio periodístico.
(Emitido a las 7.35)
EMILIANO COTELO:
Andrés, estaban con tiempo muy agradable últimamente ahí, ¿no?
ANDRÉS GIL:
Sí, pero eso cambió radicalmente, porque acá el clima es muy volátil, realmente diferente de cómo funcionan las cosas por ahí; Rosario se enloquecería haciendo sus recomendaciones respecto de cómo vestirse. Lo cierto es que desde ayer tenemos un calor muy intenso aquí en Berlín, estamos hablando de unos 31-32 grados y están previstas para el fin de semana temperaturas de 34-35 grados, con un sol que realmente abre la tierra.
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EC - Estás en Alemania desde el pasado fin de semana, tres semanas, invitado a desarrollar una serie de actividades junto con otros periodistas latinoamericanos, y por supuesto que nos interesa saber cómo vas relacionándote con ese país que para nosotros o para buena parte de los uruguayos resulta tan lejano. De tantos ángulos que podríamos elegir, ¿hoy cuál prefieres para este enfoque?
AG - En una ciudad como Berlín s importante estar atento a ciertos fenómenos de la actualidad porque realmente en pocos lugares se puede vivir una conexión tan fuerte entre la actualidad y la historia; en ese sentido está todo muy atado.
Y si bien es un fenómeno muy incipiente, el resurgimiento paulatino del neonazismo o nacionalsocialismo en Alemania es un tema que realmente preocupa. Recordemos que si bien en las elecciones a nivel nacional los grupos políticos con inclinación nacionalsocialista apenas alcanzaron cerca del 3 por ciento de los votos y por eso no tienen presencia en el Parlamento Federal lo cierto es que la presencia de partidos asociados a la ideología nacionalsocialista en los parlamentos regionales en un par de estados alemanes concretamente estados de lo que supo ser la Alemania Oriental es un tema que preocupa a los alemanes.
Y eso se nota. El tema ha surgido casi espontáneamente en cada charla que haya rozado la temática política en estos días que llevamos por acá. De hecho te cuento que el resto de los periodistas está muy atento al tema del cual voy a hablar cada día -porque soy el único que está reportando con cierta frecuencia a su país de origen- y el periodista chileno, cuando le comenté de qué iba a hablar, me dijo: "Realmente, estoy impresionado por el nivel de obsesión que tienen los alemanes respecto de ese tema".
El tema se suele presentar con una imagen más o menos común, en el formato de "dilema moral"; porque por un lado se trata de representantes electos democráticamente que participan en estos parlamentos regionales; pero lo cierto es que sus plataformas programáticas chocan contra principios básicos establecidos en la propia Constitución alemana. En ese sentido me parece interesante para ilustrarles mejor esto que me animo a calificar como un problema incipiente o una preocupación subyacente, contarles algo que pasó ayer cuando visitamos la segunda cadena estatal alemana, la ZDF. Allí un periodista de muy larga trayectoria con quien nos entrevistamos nos comentaba las dificultades que han tenido desde las últimas elecciones para administrar esa situación, y no sólo porque ellos evidentemente no tienen interés en difundir este tipo de propuestas vinculadas a fenómenos como el racismo o la xenofobia, sino también porque según las regulaciones alemanas el medio de comunicación es responsable legalmente por el contenido de su trasmisión, o sea debe administrar muy bien quién termina saliendo al aire, quién no y qué tipo de manifestaciones se hacen públicamente. Por ejemplo, ellos éste es un efecto práctico de esta situación en ZDF directamente no hacen debates en vivo con representantes de estos partidos de inclinación neonazi o neonacionalsocialista, para ponerse a cubierto. Esto en el contexto de la duda de si no se está cometiendo una suerte de discriminación, algo que pueda chocar con el espíritu democrático que por supuesto es el dominante.
Todo un dilema moral que al mismo tiempo tiene su propio correlato en el sistema político, según nos contaban en la entrevista de ayer; de hecho los propios parlamentarios del resto de los partidos suelen retirarse de sala cuando les llega el turno a los representantes de los partidos neonazis.
EC - Interesante, un debate y un conflicto que se generan a 60 años de la Segunda Guerra Mundial, de la caída del nazismo. Estas fechas, estos aniversarios, ¿han incidido de alguna forma en la intensificación de este fenómeno?
AG - No me animo a decirte que haya una intensificación del fenómeno porque no estoy en condiciones de medirlo; lo objetivo es que en las elecciones anteriores estos partidos obtuvieron representación parlamentaria en algunos estados. Y no te sé decir si esto tiene su correlato a nivel de manifestaciones públicas porque francamente no he podido recepcionarlo, más allá de lo que nos han contado periodistas y funcionarios del gobierno. La posibilidad de que este tipo de fenómenos cobre un vigor mayor preocupa a los alemanes porque es algo por lo que no quieren volver a pasar, pero también porque la realidad hoy en día es bien diferente, al estar de por medio la Unión Europea. En ese sentido un antecedente cercano muy firme es el caso de Jörg Heider, el ex primer ministro austríaco, que fue electo democráticamente. Ayer nos entrevistábamos con un funcionario de la embajada española en Alemania que nos comentaba que la Unión Europea está muy atenta a este tipo de procesos que son apenas incipientes en Alemania y mucho más desarrollados en otros países como Holanda o la propia Austria, y que hay una especie de disposición a bloquear este tipo de procesos. En el caso puntual de Austria, los representantes de muchos países miembro tenían directamente el mandato de ignorar, de ni siquiera saludar a los representantes del gobierno austríaco que se presentaban en las organizaciones de la Unión Europea.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe