Internacionales

G-8 estudia condonar la deuda africana

Con una fuerte presión internacional a raíz, en otras cosas, de los conciertos Live 8, los líderes de los siete países más ricos del mundo y Rusia (el G8) se reúnen en Escocia y analizan condonar la deuda de los 18 países más pobres del mundo. Además, buscan un acuerdo para enfrentar el cambio climático. El corresponsal en París, Rafael Mandressi, habló del contexto de este encuentro.

(Emitido a las 8.26)

EMILIANO COTELO:
A partir de mañana, miércoles 6 de julio, y hasta el fin de semana se desarrollará en Green Eagles, una localidad cercana a Edimburgo, la capital de Escocia, una nueva cumbre de los ocho países más ricos del mundo. Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia intentarán limar asperezas entre sus integrantes y lograr acuerdo sobre todo en dos temas: los planes para ayudar a los países africanos y medidas para enfrentar el cambio climático.

Precisamente respecto de la ayuda a los países africanos, el presidente de Estados Unidos, George Bush, decía a su arribo a Escocia ayer. "Traigo un fuerte respaldo a las acciones a propósito de la pobreza en África. Me gusta que la gente se sorprenda y aprenda de todos los esfuerzos que hemos hecho en América para limpiar nuestro medio ambiente y para invertir en nuevas tecnologías. Por eso pienso que vamos a tener una buena reunión del Grupo de los Ocho", dijo Bush.

En el mismo sentido el ministro de Finanzas del Reino Unido, Gordon Brown, aclaraba que éste es simplemente un punto en un proceso, un largo proceso de ayuda a los países subdesarrollados. "No es un trabajo de una semana en el Grupo de los Ocho el que va a determinar el futuro a largo plazo en África o de los países subdesarrollados. Es un trabajo para toda la vida, vamos a impulsar a la gente de África y de los países en desarrollo para que ella misma tome las decisiones", advirtió el funcionario británico.

¿Cómo es la previa de esta cumbre? Estamos en diálogo con Rafael Mandressi, nuestro colaborador en París.

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Rafael, yo mencionaba algunas declaraciones de ayer, pero antes de eso se había producido la minicumbre Chirac-Schröder-Putin el domingo. ¿Qué significó ese encuentro?

RAFAEL MANDRESSI:
Fue una cumbre que reprodujo, retomó en cierta medida la reunión de los mismos tres dirigentes que cuando los prolegómenos de la guerra en Irak habían formado en cierta medida el eje del rechazo a la intervención de Estados Unidos.

El sentido de volver a reunirse básicamente tiene dos o tres puntas. La primera es tratar de retomar, sobre todo en el caso de Schröder y de Chirac, la iniciativa diplomática en momentos en que los dos por razones relativamente análogas están bastante debilitados dentro de sus propios países y en cierta medida también en la escena europea.

Por el lado, Putin que estaba buscando y consiguió un apoyo tanto de Francia como de Alemania para el futuro, en particular para el año que viene, cuando Rusia asuma la presidencia rotativa del G-8 en momentos en que el gobierno de ese país está recibiendo y ha recibido críticas muy severas, sobre todo desde el Congreso de Estados Unidos, a causa, entre otras cosas, de los retrocesos democráticos, de los problemas de corrupción y de la situación bastante crítica por la que atraviesa.

Decías en la presentación que el G-8 reúne a los ocho países más ricos del mundo, eso tal vez no se aplique del todo al caso de Rusia, donde la quinta parte de la población vive debajo de la línea de pobreza. Por otro lado, Rusia se fue incorporando a lo largo de los años noventa a lo que antes era el G-7 en un proceso que tendía justamente a favorecer o facilitar los cambios, cambios que aparentemente, por lo menos desde el punto de vista de algunos responsables políticos en Estados Unidos, no solamente no han avanzado sino que han retrocedido. Es en ese contexto que se produce esta minicumbre informal del domingo pasado para apoyarse mutuamente en un momento difícil para los tres.

EC - También tenemos que mencionar, si miramos el fin de semana y estas horas previas a la cumbre del G-8, los conciertos denominados "Live 8". ¿Cómo han jugado en este contexto?

RM - Los conciertos se inscriben en esta ofensiva, forman parte de una ofensiva de Tony Blair, que está no solamente en el origen de esta iniciativa particular de la condonación de la deuda para 18 países, de los cuales 14 son africanos, sino que además los propios organizadores de estos conciertos son gente de la música, de la cultura, pero muy próxima a Tony Blair.

Las repercusiones fueron variadas y los conciertos en sí mismos reunieron en todo el mundo un millón y medio de personas en las distintas ciudades donde se realizaron. Pero hubo también algunos cuestionamientos, en particular sobre el concierto de Johannesburgo, por la poca presencia de artistas africanos en estos conciertos que tienen como objeto manifestar el apoyo a las iniciativas para la ayuda al desarrollo al continente africano, que se ha convertido en uno de los puntos centrales, entre otras cosas porque la propia agenda del G-8 la propone, la arma el anfitrión, que en este caso es el gobierno británico.

EC - Para mencionar otro elemento de estas horas, el pronunciamiento de la Unión Africana reunida en Libia.

RM - Sí, por supuesto que la Unión Africana se manifestó satisfecha y acorde con las iniciativas planteadas, pero con algunas reservas y con una cosa que en principio puede parecer sorprendente: sin nombrarlo, naturalmente, pero hubo un acuerdo sobre el fondo del asunto con declaraciones que hizo el propio George Bush. Los dirigentes africanos manifestaron el rechazo a ser considerados como mendigos, no quieren en última instancia limosna sino que caigan las barreras que les impiden comerciar en igualdad de condiciones con el primer mundo, ya que una vez que las barreras caigan seguramente la ayuda que se plantea no será necesaria. Palabras más, palabras menos, es una de las posiciones que lleva Bush, según trascendió, a la cumbre de Green Eagles.

EC - Estamos hablando de dos grandes temas en la agenda de mañana.

RM - Sí, este de África, donde el de la ayuda para el desarrollo es el punto central, y el cambio climático, los problemas ambientales, que promete ser más difícil de acordar que el primero. Por lo menos en los papeles, en cuanto el tema de la ayuda para el desarrollo en principio no habría demasiadas divergencias, más bien lo contrario, incluso se podría decir que hay una rivalidad entre los distintos participantes del G-8 en ver quién es el que ayuda más y mejor.

En cuanto al cambio climático las cosas no están tan claras, entre otras razones porque ya se adelantó por parte del presidente de Estados Unidos que cualquier cosa que se parezca al Protocolo de Kyoto va a ser rechazada, es decir si el plan de acción que se proponga en el G-8 tiene alguna semejanza con el Protocolo de Kyoto, que data del año 1997 y que Estados Unidos no ha ratificado, no será aceptado tampoco en este caso.

Y por otro lado por lo menos el presidente francés reafirmó su interés en que lo que se acuerde en torno al problema del cambio climático tome como punto de partida y como base precisamente el Protocolo de Kyoto. O sea que allí probablemente haya algunas dificultades.

EC - Esos son los temas centrales, pero además se discutirá sobre el conflicto palestino-israelí y otras cuestiones vinculadas a Medio Oriente, el caso iraní por ejemplo, con su reciente cambio de gobierno y todas las preocupaciones que han existido por los planes de ese país en determinados tipos de armamentos.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe