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El affaire "Valerie Plame": un escándalo que se transformó en la mayor tormenta política de la administración Bush

Una periodista del New York Times está en la cárcel por no revelar sus fuentes de información en un caso en el que se divulgó la identidad de una agente secreta de Estados Unidos. El corresponsal en Boston, Roberto Porzecanski, explicó las alternativas de este escándalo que conmociona el verano de la primera potencia mundial y alcanza al entorno más cercano del presidente George W. Bush junto a los principales medios de comunicación.

(Emitido a las 9.05)

EMILIANO COTELO:
Hace dos semanas un fallo judicial estremeció a la opinión pública en Estados Unidos cuando condenó a prisión a una periodista por no querer revelar las fuentes de la información. 

Lo que a primera vista parece un cuestión de libertad de prensa y medios de comunicación va más allá, conmueve a la clase política estadounidense y pone en vilo a la administración del presidente George W. Bush.

Las raíces de la controversia se remontan al año 2003 y al manejo que la Casa Blanca hizo de la información y los argumentos para justificar la invasión a Irak.

De este caso conocido como el affaire "Valerie Plame" nos ocupamos a partir de este momento directamente desde Estados Unidos, con nuestro corresponsal Roberto Porzecanski

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Roberto, parece importante antes que nada delinear los principales hechos que constituyen este caso. ¿Cómo empieza todo?

ROBERTO PORZECANSKI:
Bueno, los orígenes del caso están en  Febrero de 2002, cuando el gobierno de Estados Unidos envió al Embajador Joseph Wilson a Níger, en Africa, a investigar sospechas de que el gobierno de ese país había intentado vender uranio enriquecido al gobierno de Saddam Hussein en Irak. El embajador Wilson, de abierta afiliación demócrata, fue elegido aparentemente por su experiencia tanto respecto a Irak como respecto a África ya que fue el último diplomático norteamericano que se reunió con Saddam Hussein antes de la primera guerra en Irak y fue además, en su larga carrera, diplomático en Níger y embajador en otros países africanos y encargado en el Consejo de Seguridad Nacional del presidente Bill Clinton de la política respecto a África.

EC - ¿Y qué encontró Wilson, en su viaje a Níger, un país que recordemos está al norte de Nigeria y al sur de Argelia y de Libia?

RP - Al parecer, de acuerdo a su propio raconto, encontró que las acusaciones que indicaban que el gobierno de Níger había vendido uranio enriquecido al régimen de Saddam Hussein eran muy poco plausibles. Así lo indicó a su vuelta a todas las agencias que estuvieron vinculadas con su viaje: la CIA, Agencia Central de Inteligencia, el Departamento de Estado y la Oficina del vicepresidente Dick Cheney, aparentemente el más interesado en corroborar la información. 

La controversia del caso, sin embargo, se desató en Enero de 2003, casi un año más tarde, cuando el presidente Bush en su discurso del estado de la unión, incluyó cuando estaba construyendo el caso para invadir Irak, la siguiente frase: "tenemos información de que Saddam Hussein ha intentado obtener uranio enriquecido de un país africano". Wilson, sorprendido y luego de preguntar si la referencia era a Níger, decidió salir públicamente a dar su versión de los hechos.

EC - ¿Y cómo lo hizo?

RP - Lo hizo publicando una columna en el espacio editorial del New York Times. La columna, titulada sugestivamente "Lo que no encontré en Africa" fue publicada el 6 de julio de 2003, casi cuatro meses después de comenzada la invasión a Irak. Allí Wilson decía, entre otras cosas, que "parte de la inteligencia relacionada con el programa de armas nucleares de Irak fue alterada para exagerar la amenaza iraquí". De más está decir que esa columna, donde Wilson explicaba en detalle su misión y lo que había encontrado, no le causó demasiada gracia a la administración Bush.

EC - Si, fue evidente. Pero, ¿qué hicieron al respecto?

RP - Allí empieza la controversia. Aún no se sabe exactamente que hizo la administración Bush al respecto. Lo que sí se sabe es que el 14 de Julio de 2003, una semana después de que el Embajador Wilson publicara su columna en el New York Times, Robert Novak, un columnista muy conocido aquí de tendencia abiertamente conservadora y republicana, publicó una columna donde decía, en un intento de desacreditar al embajador Wilson, literalmente lo siguiente:

"Wilson nunca trabajó para la CIA pero su mujer, Valerie Plame, es una agente de la CIA trabajando en armas de destrucción masiva. Dos altos oficiales de la administración me dijeron que fue la mujer de Wilson que sugirió enviarlo a Níger a investigar".

Aparentemente, al mencionar que había sido su esposa la que había impulsado el viaje de Wilson a Niger, Novak estaba intentando quitarle credibilidad a las acusaciones del ex embajador. Sin embargo lo que estaba haciendo simultáneamente era hacer pública la identidad de una agente encubierta de la CIA, poniendo el peligro la vida de esta agente, de muchos de sus colaboradores y probablemente poniendo también en riesgo la seguridad nacional de Estados Unidos.

EC - Además, me imagino, al mencionar públicamente el nombre de una agente encubierta, Novak estaba violando la ley, ¿no?

RP - Bueno, en realidad aquí hay una ley que prohibe hacer pública de manera deliberada la identidad de un agente encubierto de la CIA. De esa manera, quienes habrían violado la ley serían las fuentes de Novak, siempre y cuando lo hayan hecho de manera deliberada. Unos días después, sin embargo, ya no era solo Novak quien tenía la información. Tres días después de la columna de Novak tres periodistas de la revista Time publicaron un artículo en la versión internet de la revista que decía que quienes habían hecho pública la identidad de Valerie Plame  y carácter de agente encubierto habían sido dos miembros de la Casa Blanca.

Y fue en la búsqueda de quiénes hicieron pública la información, y si lo hicieron de manera deliberada, que el entonces director de la CIA, George Tenet, solicitó al Departamento de Justicia que iniciara una investigación. 

EC - ¿Y a todo esto, que decía la Casa Blanca?

RP - Cuando el caso comenzó a ganar fuerza, varios periodistas le preguntaron en diversas oportunidades a Scott McClellan, secretario de Prensa de la Casa Blanca acerca de este tema, frente a lo que respondió: "Esta no es la forma en que esta Presidente o esta Casa Blanca operan." A este comentario que seguramente McClellan le gustaría retractar en este momento se suman dos más en la misma línea, otro del propio McClellan que dijo, consultado acerca de rumores de que quien estaría detrás de la filtración sería Karl Rove, que esa acusación era "totalmente ridícula". Y otro del propio presidente Bush, que dijo: "Si hay una filtración que sale de mi administración yo quiero saber quién fue el responsable. Y si esa persona violó la ley, nos ocuparemos de ella".

EC - Roberto, recién mencionabas a Karl Rove, alguien claramente muy importante acerca que quien los uruguayos sabemos bastante poco. Si te parece, antes de seguir viendo los detalles de esta historia, ¿podrías poner en contexto para la audiciencia quien es este personaje?

RP - Karl Rove es, formalmente, el vicecoordindor General de la Casa Blanca o como le llaman aquí, el Deputy Chief of Staff. De todos modos, su poder se extiende mucho más allá de esto y es sin duda la persona con más influencia en el presidente Bush, tanto en lo que se refiere a temas de estrategia política y electoral como en cuanto a políticas específicas. Rove y Bush se tienen una amistad y una lealtad muy fuertes, que vienen desde la época en que Rove trabajaba para el primer presidente Bush, el padre del actual. El presidente Bush, es sabido, valora especialmente la lealtad.

Aquí hay consenso de que la persona que está detrás de la primera victoria electoral de Bush –cuando fue electo gobernador de Texas- y de las dos victorias para la Presidencia es Rove, que es conocido como sencillamente un genio de la estrategia electoral. Al parecer Rove conoce de memoria la situación electoral en todos los distritos donde el Partido Republicano –a nivel nacional y estatal- está compitiendo por cargos y es especialista en manipular el aparato del estado brillantemente para lograr victorias.  Alguien muy importante y muy poderoso, sin duda.

EC - ¿Algún dato más que quieras compartir sobre Rove?

RP - Si, decíamos que Rove fue funcionario en primera instancia de Bush padre y que allí comenzó su relación con Bush hijo. Algo interesante es que Bush padre lo despidió de su administración, precisamente por filtrar información a la prensa, y nada menos que al propio Robert Novak.

EC - Ahora que sabemos quien es Rove, volvamos a la investigación. ¿Cuando comenzó?

RP - La investigación federal comenzó el 30 de setiembre de 2003 y es una investigación especial, donde se formó lo que se llama un "grand jury". No vale la pena entrar en los detalles de qué implica la formación de un "grand jury", pero digamos que es una señal de que el caso se percibe como particularmente importante y donde el fiscal tiene algunas potestades especiales. Entre esas potestades están la de convocar de manera obligatoria a los testigos a declarar y a requerir que esos testigos presenten los documentos que se les soliciten. Las investigaciones de un "grand jury" son, además, secretas.

Fue en ese marco que el fiscal citó a los periodistas Matthew Cooper, de la revista Time y Judith Miller, del New York Times, a declarar.

EC - ¿Por qué a esos periodistas y no a Novak, quien primero escribió sobre el tema?

RP - Por qué no a Novak es una de las preguntas que todos se hacen aquí y es algo que es imposible saber ya que, como decíamos, la investigación es secreta. La hipótesis más probable es, sin embargo, que Novak ha voluntariamente participado y colaborado con la investigación sin que se sepa.

EC - ¿Y por que Cooper de Time y Miller del New York Times?

RP - Porque fueron dos periodistas que trabajaron en el tema, y entonces podrían o proveer información o corroborarla. Cooper llegó a publicar una nota sobre el tema, como comentamos, pero Miller, si bien trabajó en el tema, nunca publicó nada. Uno de los tantos ángulos del caso es, sin embargo, la reacción de estos periodistas cuando se los llamó a declarar.

EC - Qué fue...

RP - Fue negarse a declarar y a entregar sus documentos. Esto, en el caso de un "grand jury" es un delito en si mismo y los periodistas pueden ser enviados a prisión interesantemente sólo mientras el "grand jury" este operando. Este tipo de jurados operan durante un tiempo limitado. 

Judith Miller efectivamente se negó a declarar citando su derecho a proteger a su fuente anónima –y ahora está presa-  y cuando Cooper, de Time, estaba por correr la misma suerte la Direccion de la Revista Time decidió, para evitar la prisión de su periodista, entregar la correspondencia electrónica entre Cooper y su editor al fiscal. Casi en simultáneo, Cooper decidió colaborar con la investigación diciendo que su fuente le había dado autorización expresa de hacerlo.

Es importante destacar que 49 de los 50 Estados en Estados Unidos tienen lo que se llaman "leyes escudo" que protegen a los periodistas de tener que revelar sus fuentes. La discusión aquí era entonces que debe prevalecer, si el derecho de los periodistas amparado por la ley o las potestades de un investigador federal en el marco de una investigación llevada a cabo en un "grand jury" y vinculado a la seguridad nacional. Miller y Cooper, apoyados por sus medios, llevaron su opinión de que tenían derecho a no testificar en base a las "leyes escudo" hasta la Suprema Corte de Justicia, que se negó a escuchar su caso.

Todo esto con el telón de fondo de la revelación de quien era "garganta profunda", el arquetipo de fuente anónima, y el impacto que eso tuvo en recordar a todos aquí la importancia que pueden llegar a tener las fuentes anónimas.

El fantasma de Watergate está claramente sobrevolando Washington estos días...

EC - Decías que la revista Time entonces hizo público un intercambio entre el periodista Cooper y su editor. ¿Cuánto se ha clarificado el caso ahora que esos documentos son públicos?

RP - Bueno, la verdad es que no demasiado. De los documentos y de dos entrevistas que el periodista otorgó ayer domingo a CNN y a NBC –en adelanto de su versión de los hechos que se publica hoy en Time- queda claro que Cooper se enteró de que la esposa de Wilson trabajaba para la CIA a través de Karl Rove y que esta afirmación fue confirmada por Lewis Lebby, coordinador general de la Oficina del Vicepresidente. Lo que no queda claro –y esto es central en el caso- es si Rove sabía que Valerie Plame era una agente encubierta de la CIA.

EC - Y para terminar, ¿cómo parece que va a terminar este caso?
 
RP - A esta altura es claro que Bush está respaldando a Rove y no piensa despedirlo para terminar con la controversia.  El propio Rove ha reconocido que habló con varios periodistas del tema, pero su versión es que él se enteró a través de ellos de la ocupación de Valerie Plame y no al revés. Finalmente, si bien sabemos que el propio Rove, el fiscal general Alberto Gonzalez, el secretario de Prensa Scott McClellan y hasta el presidente Bush (aunque él fuera de juramento) han testificado,  y que el fiscal ha dicho que Rove no es el objetivo de la investigación. Claro, hay que ver si esto no cambia a medida que  evolucione la situación.

EC - Un verano caliente en todo sentido por allí, ¿no?

Si, la verdad que si. Entre que la popularidad del presidente sigue bajando, lentamente se aproximan las elecciones legislativas de 2006 y se viene la primera oportunidad de Bush de nominar a un juez de la Suprema Corte de Justicia, el panorama político está más movido que nunca. Parece claro que los periodistas y los legisladores en Washington van a tener que posponer sus tradicionales vacaciones de agosto.

"Q & A: Behind the CIA Leak Case". Análisis de NPR con los detalles de este caso y de sus protagonistas.

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Edición: Mauricio Erramuspe