Dos semanas después Londres repitió la historia del terror, esta vez sin víctimas
Sabiendo que ese puede ser el último viaje, los londinenses siguen subiéndose al tren, metro u ómnibus para continuar con sus vidas. Ayer la ciudad volvió a ser conmocionada por cuatro atentados, esta vez fallidos. Según el periodista uruguayo Roberto Bello, de la BBC, la situación se vive con miedo, rabia, y resignación. "Uno tiene que seguir haciendo su vida, tiene que seguir trabajando pero no es nada agradable saber que si te toca la lotería fatídica, podés quedarla".
(Emitido a las 7.35)
EMILIANO COTELO:
La prensa británica destaca hoy que los terroristas que ayer devolvieron el pánico a Londres al menos cuatro, pero podrían ser más se encuentran prófugos y podrían volver a atentar.
Mientras algunos diarios señalan que las explosiones fueron llevadas a cabo por un segundo escuadrón de terroristas, otros especulan con la posibilidad de que haya sido otro grupo diferente del del 7 de julio. Todos señalan que el objetivo se ha cumplido, el de devolver el miedo a la ciudad.
En sus editoriales The Gardian valora positivamente la rápida actuación de los servicios de emergencia y también la entereza de los londinenses para volver a su vida normal; mientras tanto The Times asegura que pocos eran los que no esperaban un nuevo ataque después del 7 de julio; y The Independent, por su parte, va más allá y achaca a las fuerzas de seguridad falta de previsión. Tanto este último como The Times hablan de estos atentados como el inicio de una campaña de terror.
Estamos en contacto con Roberto Bello, periodista uruguayo que se desempeña en la BBC, en Londres.
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Roberto, ¿cómo están, cómo andan ustedes después de la "sorpresa" de ayer, dos semanas después de los atentados?
ROBERTO BELLO:
Te digo sinceramente: con miedo, con rabia de vuelta. Es una lotería esto, uno tiene que seguir haciendo su vida, tiene que seguir trabajando, tiene que tomar el metro, el autobús o el tren, porque no hay otra alternativa, pero no es nada agradable saber que si te toca la lotería fatídica podés quedarla.
EC - Hay noticias de último momento en este tema.
RB - Exacto. Un pasajero de un metro informó a la BBC que la Policía disparó contra un hombre, lo persiguió, el hombre subió a un metro en una estación en el sur de Londres; aparentemente dispararon cinco balas. No hay más información pero quizás se trate de una de las personas que estaban siendo perseguidas o que podían tener alguna vinculación con los cuatro atentados frustrados de ayer. No tenemos más información pero la investigación está en marcha, las estaciones y la zona donde estaba el autobús están acordonadas por la Policía y los peritos forenses están trabajando, por supuesto tienen las pruebas, las mochilas cuyos detonadores explotaron pero cuya carga aparentemente falló y no causó mayor daño. La investigación sigue, habrá que ver qué pasa en las próximas horas.
EC - Hay dos estaciones del metro cerradas.
RB - Ayer hubo incidentes en tres estaciones que hoy permanecen cerradas, hay varias líneas que están cortadas o semiparalizadas y ahora esta estación donde dispararon contra esta persona, que se llama Stockwell ayer pasé muy cerca, también está acordonada, incluso la gente que vive en los alrededores fue evacuada y tuvo que pasar la noche en centros de emergencia. Digamos que Londres todavía vive momentos muy agitados.
EC - Las similitudes entre los atentados de ayer y los de dos semanas atrás son varias: se trató en ambos casos de cuatro explosivos, tres de ellos en el subterráneo y el cuarto en un ómnibus, el parecido es notorio. Pero al mismo tiempo llama la atención que los explosivos hayan sido de mala calidad o mal activados y por lo tanto el impacto, para empezar en materia de víctimas, fue completamente diferente, ayer prácticamente no hubo víctimas. ¿Cómo se analiza este paralelismo con estas características tan particulares?
RB - La pista que han dado las autoridades es que incluso se podría tratar de la misma tanda de explosivos, que alguien preparó una gran cantidad de mochilas con explosivos; todo apunta a que son de la misma partida, de la misma serie de los utilizados en los atentados del 7 de julio. Se trata de materiales bastante inestables que prácticamente se pueden conseguir en cualquier farmacia industrial y que en algunos casos pueden ser volátiles, o sea que pueden explotar en cualquier momento, incluso sin ser activados, o por esa misma inestabilidad también pueden fallar. Lo que se sabe hasta ahora es que se trata de exactamente el mismo tipo de explosivos y el mismo modus operandi.
Algunos testimonios de gente que estuvo en el metro dicen que de repente se sintió un olor muy profundo y alguien con una mochila que habría estallado quedó como sorprendido cuando se activó el detonador. La gente empezó a correr desesperada hacia otros vagones y cuando el tren llegó a una estación la persona salió corriendo. Hubo persecuciones, pero la cuestión es que aparentemente se escaparon.
EC - En los atentados de hace dos semanas los terroristas fueron suicidas, todo indica, aunque hay todavía un margen de discusión al respecto. ¿En esta oportunidad el procedimiento iba a ser otro? ¿Qué se sabe?
RB - No, es exactamente lo mismo. Se está hablando de que la gente que activó estos detonadores estaba allí y aparentemente estaba dispuesta a morir en el intento, la sorpresa fue que activó la bomba pero los explosivos no detonaron; de ahí la corrida, la persecución. La Policía tuvo incluso que acordonar un hospital muy cerca de una de las estaciones de metro porque aparentemente uno de ellos había entrado allí. Detuvieron a alguna gente, algunos fueron dejados en libertad, otros siguen siendo interrogados, y ahora tenemos el caso de esta persona que la Policía persiguió y le disparó a mansalva. No tenemos más información, pero esta gente sigue libre y seguramente con ganas de volver a intentar un atentado.
EC - O sea que la hipótesis que se consolida es la de que se pretendía que los atentados de ayer tuvieran las mismas consecuencias de los de hace dos semanas, pero simplemente ocurrió una falla. Una falla que ocurrió en los cuatro focos previstos, es una casualidad muy grande que fallaran cuatro bombas.
RB - Es una gran casualidad. Los expertos dicen que los materiales son muy inestables y quizás estaban preparados desde hace dos semanas, eran de la misma tanda de los del 7 de julio, entonces por alguna razón la combinación química falló y el material ya no era explosivo. En realidad la que sacó la lotería a favor fue la gente que en ese momento estaba en el autobús y en el metro donde estas bombas no estallaron, porque todo indica que era exactamente la misma situación.
EC - En algún momento ayer se especuló con la otra posibilidad: que ésta fuera una tanda leve de atentados, destinada simplemente a mantener el terror, el pánico.
RB - Quizás eso fue lo que quiso decir Tony Blair al afirmar que debemos responder manteniendo nuestras vidas lo más normales posible, que esto había sido una cuestión simplemente para asustar a la gente y seguir inculcando el terror. Pero según varios expertos en el tema terrorismo y la Policía misma los pocos indicios, la información que han aportado en cuentagotas hasta ahora todo indica que se trataría del mismo modus operandi.
EC - ¿Cuál es entonces la reacción en el ámbito político, cuáles son las reacciones de la gente ahora que esa hipótesis ha ido avanzando? Empecemos por lo político.
RB - Lo político ha sido muy cauto. Como te decía, Tony Blair dijo únicamente que había que demostrar que la vida sigue a pesar de todo. Evidentemente las presiones hacia él están aumentando muchísimo, hace poco tiempo si mal no recuerdo el martes o el miércoles una organización de estudios políticos emitió un comunicado diciendo que efectivamente la intervención británica en Irak y en Afganistán había aumentado mucho las posibilidades de que se perpetrara este tipo de ataques aquí en el Reino Unido.
EC - El informe del Chatham House.
RB - Y prácticamente el mismo día, cuando Blair decía "esto no tiene nada que ver con Irak, la gente que dice eso es una cínica", etcétera, los servicios de inteligencia dijeron que no habían tenido ninguna pista, ninguna información que los llevara a concluir que el atentado del 7 de julio iba a tener lugar, pero que veían la intervención británica en Irak y en Afganistán, en particular en Irak, como un gran riesgo para que los atentados tuvieran lugar en Londres. O sea que los mismos servicios de inteligencia contradijeron al primer ministro. Me imagino que a medida que pase el susto y haya espacio para el análisis y la reflexión, Tony Blair la va a tener un poco complicada.
EC - ¿Y qué pasa con el trabajo de los servicios de seguridad, la posibilidad que había o no había de prevenir un segundo atentado o una segunda tanda de atentados como la de ayer?
RB - Nadie lo cuestionó. Al contrario, casi todos los sectores políticos y todos los sectores de la sociedad han elogiado la forma como las autoridades, la Policía, habían hecho todo lo posible. Evidentemente actuaron en función de la información que tenían, no hubo críticas en cuanto a la forma, no es que hayan tenido información y no la procesaron y por eso se les escapó, efectivamente no sabían qué estaba pasando.
Estamos hablando de gente que ni su propia familia sabía lo que estaba haciendo, no tenía idea de lo que estaba pasando, es gente que opera de forma sumamente discreta, que ni siquiera sus más cercanos amigos, sus más allegados saben en qué está metida. Y son cualquier persona, podés ser vos, puedo ser yo, simplemente te metés en un metro con una mochila, activás un explosivo y adiós. Es muy complicado.
Ahora tenemos una gran posibilidad porque las personas que iban a perpetrar los atentados están prófugas, o sea que su captura puede significar un tremendo filón de información, y al mismo tiempo la prueba las mochilas, los explosivos está intacta, los peritos forenses están de fiesta porque tienen una gran cantidad de información que eventualmente puede descubrir la trama.
EC - ¿Dónde estás en este momento?
RB - Estoy en el estacionamiento de la BBC.
EC - ¿Cómo encontraste la ciudad esta mañana?
RB - En cierta forma el shock no fue tan grande como hace dos semanas, el 7 de julio. Evidentemente se complicó un poco, alguna gente tuvo dificultades para llegar a su casa, pero por ejemplo las líneas de metro que no fueron afectadas funcionaron normalmente. La gente hoy se subió al tren como todos los días, evidentemente no con la misma predisposición.
Te cuento una anécdota. Yo estaba en un tren de superficie viniendo a trabajar y de repente alguien fue a sacar una bolsa que había dejado en el portaequipaje y parece que le cayó encima a una señora o le pegó, la señora pegó un grito y todo el mundo quedó paralizado. Todo el mundo está extra-súper-sensible, pero hay que seguir trabajando, hay que seguir viviendo.
Hay que tener en cuenta que los atentados en esta ciudad eran cosa casi de rutina no solamente durante la Segunda Guerra Mundial, sino también durante las campañas del IRA, el Ejército Republicano Irlandés, durante los años setenta, ochenta y comienzo de los noventa. O sea que no sé si será cosa de flema británica o no, pero se nota que el londinense tiene un temple bastante especial, a diferencia de los madrileños, de acuerdo a la reacción que éstos tuvieron ante lo que pasó en marzo de 2004. La reacción de los londinenses ha sido completamente diferente e incluso bastante fría, bastante calmada. Es admirable ver cómo hace alguien quizás con el corazón en la boca para subir a un ómnibus, a un metro, sin saber si va a ser la última vez que pueda contar el cuento.
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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe