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Se acerca el plazo para la retirada israelí de la Franja de Gaza

A 10 días de que termine el plazo autoimpuesto por Israel para retirarse de los asentamientos en la Fraja de Gaza, el proceso genera división y muchos colonos continúan oponiéndose. La medida impulsada por Ariel Sharon también divide al oficialismo y provocó la renuncia del ministro Benjamin Netanyahu. La corresponsal en Medio Oriente, Ana Jerozolimski visitó la zona y contó cuál es el clima que se vive allí.

(Emitido a las 7.55)

EMILIANO COTELO:
Nos instamos en Israel, donde se viven días decisivos porque a partir del próximo 17 ese país les devolverá a los palestinos los territorios de la Franja de Gaza ocupados en 1967 y obligará a salir de esa región –una región pobre, superpoblada y aislada– a unos 8.000 colonos. Se trata de una decisión histórica que dividió profundamente a la población.

En total Israel desmantelará 21 colonias creadas hace más de 30 años. Y ahora el gobierno ha dado un paso decisivo: el ejército comunicó ayer por carta a los dirigentes de los 21 asentamientos que a partir de la medianoche del 14 de agosto dispondrán de 48 horas para abandonarlos. De no acatar voluntariamente la orden, su presencia será considerada ilegal desde el día 17 y se los forzará a salir de las colonias.

Ana Jerozolimsky, nuestra corresponsal en Israel, ha estado en esa zona en las últimas horas.

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Ana, ¿cuál fue el ambiente que encontraste?

ANA JEROZOLIMSKY:
Así es, estuve todo el día en Gushkativ, ese bloque de 21 asentamientos en la Franja de Gaza. Demás está decir, el ambiente era tenso, pero yo diría que sorprendente para quien viene de afuera, en el sentido de que la gente trata de seguir, en la medida de lo posible, su rutina diaria. Si bien ya vimos negocios cerrados, otros liquidando a más del 50 por ciento su mercadería, un restaurante al que íbamos a ir con otros colegas porque ya lo conocíamos de veces anteriores estaba cerrado, ya había desaparecido, la gente sigue yendo a su trabajo. En una fábrica de empaquetamiento de verduras orgánicas –que son muy exitosas en la zona de Gushkativ– nos contaban que tienen pedidos para la semana que viene y para dentro de varios meses. Paralelamente hay mucha tensión.

EC - ¿Qué testimonios recogiste? ¿Qué te parece lo más interesante desde el punto de vista humano de esa situación?

AJ - Ante todo hay un mosaico de opiniones, aunque la opinión predominante es la de los que dicen "no nos vamos a ir por nuestra propia voluntad". Digo mosaico de opiniones porque he visto por ejemplo en los asentamientos de la parte sur de Gushkativ, del bloque de colonias en la Franja de Gaza, camiones con los muebles y las valijas de familias ya prontas para salir, o sea que hay gente que ya está empaquetando, que ya se está mudando. Además, ya días atrás estuve realizando entrevistas con gente que se mudó fuera de los asentamientos de la Franja de Gaza. Pero la opinión principal es la de aquellos que dicen: "Nosotros no podemos irnos por nuestra propia voluntad de nuestra casa, nos quedaremos hasta último momento, van a tener que llegar los soldados a tocar nuestra puerta. Lo cual no quiere decir que alguien los vaya a golpear –nos aclaran muchos de ellos–, les vamos a ofrecer a los soldados café y luego, si no hay más remedio, saldremos por la puerta", aunque hay quienes dicen "nos van a tener que arrastrar hasta afuera".

EC - ¿Qué pasa con quienes ya salieron de la zona? ¿Efectivamente han encontrado buenas condiciones de realojamiento, por lo menos temporalmente?

AJ - Sí, ante todo se les han ofrecido diferentes opciones a los habitantes de esos asentamientos para que puedan asentarse, pero la queja principal de ellos, más allá de aquellos –por ejemplo uno de origen argentino, Luis Alalu, a quien entrevisté hace pocos días– que dicen que la indemnización que reciben en dinero no les alcanzará para comprar una casa ni por asomo parecida a la que tienen ahora. La queja principal es que el gobierno no se ha organizado para ofrecer alternativas colectivas, o sea que la gente pueda pasar en forma comunitaria, un elemento muy importante en la forma de vida de esta población en Gushkativ. En todo lo que es el tema del realojamiento va a haber serios problemas.

EC - ¿Y las repercusiones políticas? Porque se ha producido hace muy pocas horas la renuncia del ministro de Hacienda, Benjamín Netanyahu. ¿Cómo ha caído? ¿Cuáles son las repercusiones?

AJ - Sin duda eso es un evento de importancia en el plano político interno, porque quizá sea el comienzo de un proceso que eventualmente conduzca al adelanto de las elecciones. Recordemos que la dimisión de Netanyahu no es simplemente algo personal, aunque Sharon, el primer ministro, dice que no tiene nada que ver con la ideología, que lo hace por sus intereses personales. Yo me refiero a que no es algo que empieza y termina en Netanyahu, sino que puede incidir en la división interna del partido de gobierno, el Likud. Yo vengo de una rueda de prensa con quien sustituye a Netanyahu, el viceprimer ministro y ahora flamante ministro de Finanzas, Ehud Olmer, quien dijo –y nos reíamos los corresponsales presentes porque era evidente que estaba esperando una pregunta sobre Netanyahu, hay una rivalidad entre ellos disimulada con lindas frases pero muy evidente desde hace tiempo–: "La diferencia con Netanyahu es que cuando se levanta ya tiene una encuesta según la cual va a actuar –refiriéndose a una encuesta del matutino Haretz que dice que si ahora hubiera elecciones los votantes del Likud lo preferirían a él y no a Sharon–, mientras que Sharon decide según el interés nacional de Israel". Demás está decir que hay quienes critican esta presentación de los hechos.

EC - Netanyahu renunció discrepando con la retirada de Gaza; ¿concretamente con qué aspectos de la retirada? ¿Con la retirada en sí o con algún aspecto?

AJ - Él habló más que nada del hecho de que la retirada se lleve a cabo en el marco de una iniciativa unilateral de Israel, no el marco de un acuerdo de paz o de garantizar que haya así tranquilidad entre Israel y los palestinos, dijo que divide al pueblo de Israel –lo cual, por cierto, es verdad–, que esto puede causar serios problemas internos, que ya los está causando y que va a convertir a la Franja de Gaza en una base del terrorismo islámico, van a aumentar los peligros. Considera que si bien hay que buscar la paz, ésta no es una forma de lograrlo. Así lo escribió en la carta de dimisión que le presentó a Sharon. Hay quienes lo apoyan y quienes consideran que esos argumentos no son ciertos y que lo que le interesa es la política interna.

Pero más allá de esas discrepancias yo diría que estos argumentos tienen su valor, existen riesgos, pero por otro lado la pregunta es, si se trata de dar un paso que a largo plazo pueda mejorar la situación –yo mencionaba a Olmer, el sucesor de Netanyahu, el viceprimer ministro, quien dijo "es verdad que nadie puede garantizar que a raíz de la retirada de la Franja de Gaza y el desmantelamiento de los asentamientos comience ya la paz, pero está claro que esto puede dejar sentadas las bases para una nueva era para los palestinos", oportunidad que aprovechó para decir que "esto es un paso dramático del lado israelí y una oportunidad histórica para los palestinos. Si continúa el terrorismo, los palestinos estarán cometiendo su peor error histórico y estarán fracasando en la posibilidad de avanzar y mejorar la situación para su propio pueblo".

Notas relacionadas:
Israel avanza en su retirada de Gaza. Contacto con Ana Jerozolimski (26.07.05)

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe