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El difícil camino hacia la democracia en Irak

Sunitas, chiítas y kurdos alcanzaron algunos acuerdos y lograron entregar al Parlamento un borrador de una constitución para Irak. Sin embargo, lleno de incertidumbres y con la fuerte presencia de la disputa por el control de las reservas petroleras, el proceso parece lejos de un acuerdo final. Comentario de la periodista Elisa Lieber.

(Emitido a las 8.25)

EMILIANO COTELO
El borrador de la primera constitución iraquí de la era post Saddam Hussein fue entregado la noche del lunes al Parlamento. Los legisladores presentaron el proyecto tan sólo unos minutos antes de que expirara el plazo, pero aún quedan varios puntos sin solucionar. Ahora, los principales grupos políticos del país deben resolver los desacuerdos en un plazo de tres días, para así llevar el proyecto de Constitución a votación.

Para entender cuáles son las diferencias que aún persisten entre las principales fuerzas políticas del país y cuáles son los pasos a seguir en caso de que se logre un acuerdo y en caso de que fracase, estamos en diálogo con la periodista Elisa Lieber.

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Elisa, volvemos a Irak, una zona que teníamos un poco abandonada en nuestros análisis y lo hacemos porque nos interesa detenernos en este borrador de la Constitución que debería haber sido entregado el pasado 15 de agosto, pero el Parlamento tuvo que extender el plazo una semana por la falta de acuerdo. Todo este proceso se está llevando a cabo bajo la mirada atenta de Estados Unidos, que reiteró que la aprobación de la Constitución es fundamental para la estabilización de Irak. De todos modos, aún queda un largo trecho por recorrer. Entonces, empecemos por la presentación del borrador y las diferencias que aún presenta.

ELISA LIEBER:
Las principales diferencias entre chiítas, sunitas y kurdos giran en torno al federalismo; la relación entre las diferentes instituciones del Estado y las propuestas para erradicar la influencia del antiguo régimen de Saddam Hussein.

Pero en realidad, el mayor punto de tensión entre los líderes chiítas y kurdos – por un lado- y los sunitas –por otros- es la cuestión del federalismo.

EC – Hagamos foco en ese problema.

EL - Antes de adentrarnos en el tema, me parece importante destacar que en Irak hay tres grandes grupos étnicos que mencionábamos recién. Por un lado, está la mayoría chiíta que representa al 60% del país y está ubicada en la zona sur de Irak, una zona muy rica en petróleo y con gran influencia iraní.

Por otro lado, están los kurdos en el norte, que gozan de una autonomía de hecho desde la Guerra del Golfo de 1991 y muchos de ellos reivindican su independencia.
Y, por último, está la minoría sunita, situada en el centro del país.  Saddam Hussein pertenecía a este último grupo.

Justamente, este último grupo es el que tiene mayores discrepancias respecto al borrador de la constitución iraquí y, sobre todo, respecto al federalismo.

EC – ¿Entonces los sunitas son los que presentan mayores discrepancias?

EL – Claro. Los sunitas se oponen fuertemente al federalismo por temor a que genere una división del país y los chiítias y kurdos lo defienden a ultranza.

El borrador de Constitución define al país como un estado "republicano, parlamentario, democrático y federal", pero no da detalles sobre el grado o la naturaleza del federalismo que los kurdos y algunos chiítas están buscando en determinadas zonas.

Entonces, lo que los sunitas no quieren es un federalismo con autonomías muy fuertes porque entonces se quedarían aislados. Y quedarse aislados podría significar hundirse en la pobreza, ya que la región sunita no tiene mayores riquezas petroleras.

EC – Como siempre, el tema del petróleo está en primera plana.

EL – Sí, el petróleo está en todas partes y parece que es el eje de casi todas las crisis actuales. Y en Irak –obviamente- está en primera plana. Recordemos que Irak es el tercer productor mundial de crudo.

Pero volviendo a la Constitución iraquí, la minoría sunita se opone a un modelo de estado federal por miedo a que se la margine de la vasta riqueza petrolera del país, como decíamos. Según los sunitas, la Constitución debe declarar explícitamente que Irak es un país que no puede separarse. Además, dicen que este texto no contribuye a la reconciliación y temen que el sur chiíta se alíe con Irán, que también es chiíta.

EC -  Entonces, el tema del reparto de las ganancias petroleras también debe estar candente.

EL – Sí, pero en este punto se llegó a un acuerdo ante de presentar este borrador. La repartición de las riquezas petroleras será efectuada por el gobierno central. Por lo menos, ahí se logró un consenso. Y también se logró un compromiso respecto al papel que debe jugar el Islam en el Estado. En el borrador se recalca que ninguna ley puede ir contra sus preceptos, ni siquiera los Derechos Humanos.

EC – Eso último en cuanto a los consensos, pero tu decías al principio que además del federalismo, hay otras discrepancias sobre este proyecto de constitución.

EL – Sí, exactamente. Todavía subsisten diferencias sobre la calificación del Baas, el partido de Saddam Hussein: ¿si se pone en una misma bolsa a todo el partido o no? ¿Qué quiere decir esto? Si se prohíbe al partido Baas en general o solamente al Bass de Saddam Hussein.
Otro de los temas en discusión es la jerarquía del presidente, el jefe del gobierno y el presidente del Parlamento. Resta definir claramente cuál es el rol de cada uno. Por ahora estos tres puestos están ocupados por un sunita, un chiíta y un kurdo.

EC – ¿Por qué se necesita el apoyo sunita si los chiítas cuentan son mayoría en el país?

EL – De hecho, los chiítas son más de la mitad de la población iraquí y además tienen una fuerza imponente en el Parlamento. Entonces, si los chiítas se alían con los kurdos, contarían con una mayoría abrumadora. Y –como tu decías- no necesitarían del respaldo sunita para aprobar la constitución.

De todos modos, los analistas coinciden en que si se toma ese camino, si se aprueba la constitución sin el apoyo sunita, las consecuencias podrían ser negativas. ¿Por qué? Porque representantes sunitas dijeron que si el proyecto de constitución actual era aprobado, llamarían a los iraquíes a rechazar el documento cuando fuera sometido a referendo en octubre próximo. Y esto no es una amenaza vana porque si dos tercios de los votantes de tres de las 18 regiones de Irak rechazan la constitución, entonces el texto quedaría invalidado. Y los sunitas tienen mayoría en por lo menos cuatro provincias y podrían vetar la Constitución.

EC – Pero supongamos que no ocurre nada de esto. Supongamos que se logra un acuerdo entre chiítas, sunitas y kurdos sobre la Constitución. ¿Cómo sigue este proceso?

EL -  En principio, hay que esperar hasta el jueves. En realidad, por ahora, no se fijó fecha para otra sesión del Parlamento ni para una votación, pero varias fuentes indicaron que las discusiones se prolongarían por tres días.

Si se logra un acuerdo en tres días, la Cámara tiene que aprobar el borrador por mayoría simple.
Dos meses después, en octubre, este texto será sometido a referéndum popular. Si el pueblo lo acepta, se convocará a nuevas elecciones a mediados de diciembre y el nuevo gobierno asumiría a fines de año. Este es el escenario optimista.

Pero si el pueblo no acepta la constitución, todo el proceso comenzará otra vez y hay que llamar a elecciones legislativas, para que los nuevos legisladores redacten una nueva Constitución. Entonces, comenzaría nuevamente esta calecita.

Para terminar, no quiero dejar de mencionar un actor fundamental en este proceso, el gobierno estadounidense. Es importante destacar que el gobierno de Bush confía en el éxito de este proceso, para así comenzar a retirar a sus fuerzas de Irak después de dos años de invasión.

EC – Sí, y también tiene que asegurarse el fin de la violencia en las calles.

EL –  Ayer murieron 28 iraquíes y dos soldados estadounidenses. Hoy falleció otro soldado del ejército norteamericano.