(Emitido a las 7.58)

EMILIANO COTELO:
Los últimos efectivos del Ejército israelí abandonaron esta mañana la Franja de Gaza, poniendo término así a 38 años de ocupación.

El último tanque de Israel abandonó la Franja de Gaza hoy a las 4.25 hora de Greenwich, con lo que se puso fin a esta ocupación que se mantenía vigente desde la Guerra de los Seis Días, en 1967. El último militar que salió del territorio ocupado y cerró el portón fronterizo de Kisufi fue el comandante de la división de Gaza, brigadier general Abib Kohabi, quien entregó el mando al jefe de las fuerzas de seguridad palestina, general Suleiman Hiles.

En Perspectiva hemos estado siguiendo todo este proceso de retirada con Ana Jerozolimski, y nos interesa conocer sus impresiones en este momento, desde ese lugar que ahora ya controlan los palestinos.

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Ana, ¿dónde estás exactamente?

ANA JEROZOLIMSKI:
Estoy en la localidad palestina de Dir el Balah, en la parte central de la Franja de Gaza, ya he pasado por diferentes zonas, estuve en lo que eran hace poco los asentamientos de la parte norte de Elei Sinai y Nisanit, también hace poco en el asentamiento aislado, muy cerca de aquí, de Kfar darom, con la sensación que nos embarga no sólo a nosotros sino a todos aquellos con quienes hemos hablado desde que entramos a la Franja de Gaza de que éste sin duda es un día histórico.

EC - ¿Cómo se encuentran las construcciones que existían en ese lugar? ¿Han sido demolidas todas?

AJ – No, Israel dejó, previo acuerdo con los palestinos, aproximadamente cien edificios públicos –no sólo las sinagogas, sobre las que había una serie de polémicas dentro del propio Israel– que se pensaba podían servir para determinadas necesidades palestinas, pero los palestinos anunciaron que han decidido que van a demolerlos todos porque para ellos son símbolos de la presencia militar israelí. Evidentemente eso llevará días.

Hoy entramos a esos sitios en los asentamientos cuyas casas ya fueron destruidas hace algunas semanas, y en las partes donde aún quedaba algo en pie las escenas eran y son de miles y miles de habitantes palestinos que llegan para tratar de ver qué se pueden llevar buscando cosas entre los escombros y más que nada diciendo "ahora podemos entrar a zonas que antes nos estaban prohibidas".

EC - ¿Están teniendo lugar festejos?

AJ – Sí, todavía no hay celebraciones ordenadas, con un estrado principal con discursos ordenados, pero hay celebraciones populares, no en el marco de una ceremonia formal. A nivel popular vemos por todas las calles por las que hemos pasado por la Franja de Gaza –inevitablemente entramos por el norte, por el puesto de control Erez, que es el punto de contacto entre el territorio israelí y el territorio palestino de la Franja de Gaza, que seguirá funcionando y por ahí vamos a seguir entrando los periodistas hacia diferentes partes de la Franja de Gaza– gran cantidad de palestinos en las calles, en jeeps, en diferentes vehículos, llevando las banderas de los diferentes grupos armados, se mezclan los jeeps del Yihad Islámico, de Hamas y de Mártires de Alaksa con las de la propia Autoridad Palestina y su policía. Celebraciones populares con parlantes, incluso con canciones de tono fuerte contra Israel, pero se supone que pasado mañana habrá grandes celebraciones formales, una ceremonia grande en lo que hasta hace poco era el asentamiento de Neve Dkalim.

EC – Los cables y las fotografías de las agencias internacionales de noticias están mostrando episodios de quema de sinagogas, justamente.

AJ – Así es. Hace unos minutos vine de Kfar darom, que era uno de los asentamientos más cargados, más símbolo del conflicto entre las partes porque estaba en un lugar aislado de la parte central de la Franja de Gaza y allí en la sinagoga hay una gran destrucción pero no hubo lo que sí pasó en otros asentamientos donde se prendió fuego totalmente a las sinagogas. En esta sinagoga de Kfar darom todavía quedan los restos de la batalla que libraron los jóvenes israelíes que se habían instalado en forma ilegal contra los soldados que trataban de evacuarlos, está el alambre de púa que ellos pusieron en el techo, con restos de la cinta anaranjada, que era el color elegido por los que combatían la retirada contra el gobierno. Allí abajo –parecía surrealista– se podía reconocer claramente ese techo de la sinagoga desde donde había tirado de todo a los soldados y a los policías que trataban de evacuarlos, pero en la planta baja había un grupo de varios oficiales palestinos, con uno de los cuales hablamos –una conversación especialmente interesante–, y grandes señales de destrucción. Esa sinagoga no fue incendiada, otras sí.

	La corresponsal de El Espectador en Medio Oriente entrevistando a militantes de la Yihad Islámica.

Digo surrealista porque en una esquina donde estaba hacía poco el Arón Hakódesh que es el sitio donde se colocan los rollos de la ley que son sacados cada vez ante la oración, un policía palestino colocó un cartón en el piso –en circunstancias más ordenadas suele ser una alfombra– y buscando el punto de dirección hacia la Meca se arrodilló a elevar la plegaria musulmana.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Mauricio Erramuspe