Entrevistas

Indonesia: el desafío de una reconstrucción incompleta

En Indonesia hubo 170.000 muertos y desaparecidos por el tsunami. Hoy cuentan medio millón de desempleados. A un año de la catástrofe, varias comunidades siguen aisladas, sin luz ni agua potable. La reconstrucción está en marcha, pero el trabajo pendiente todavía es mucho. El material y el espiritual, porque el "trauma" puede durar una generación entera, comentó el periodista indonesio Kukuh Sanyoto.

Emitido a las 8.48

EMILIANO COTELO: Un día como hoy, 26 de diciembre, pero hace exactamente un año, el 26 de diciembre de 2004, el mundo entero se estremecía ante la noticia de un maremoto de enormes proporciones que azotó sin piedad las costas de varios países asiáticos. Nos referimos al tsunami. A un año de esa catástrofe, ¿qué pasa? ¿La herida sigue abierta?

Desde temprano en la mañana, en Indonesia, India, Tailandia y Sri-Lanka se están desarrollando ceremonias en recuerdo a las más de 200.000 víctimas. Para acercarnos a lo que está ocurriendo en la zona, nos trasladamos a la costa asiática.

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EC - Estamos en comunicación con Kukuh Sanyoto, periodista indonesio, corresponsal de CNN en español y de radio Infored, de México, entre otros medios de comunicación.

¿A qué distancia de las zonas afectadas por el tsunami se encontraba usted hace un año?

KUKUH SANYOTO: Yo estaba en la capital de Yakarta, más o menos 800 o 1.000 kilómetros al sur del terremoto. Así que estaba bastante lejos y por lo tanto no fui afectado por el tsunami y mucho menos por las olas.

EC - ¿Cómo impactó en Yakarta ese hecho ocurrido a esa distancia?

KS – Hay que tener en cuenta que Indonesia es un país muy grande. Es un archipiélago compuesto por más de 17.000 islas. Sumatra es la isla más grande. En el este existen cinco islas grandes. Yo me encuentro en la isla de Java. No obstante, estamos hablando de un país con 220 millones de habitantes, mucha gente en Yakarta tiene familia, amigos y algunos incluso negocios en Aceh, de modo que fueron muy afectados por el tsunami.

EC - ¿Cómo es hoy el estado de ánimo de la sociedad en Indonesia a un año del tsunami? ¿Cómo ha pasado este fin de semana, con las festividades de Navidad mezcladas con el recuerdo de aquel horror?

KS – Esta mañana, el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, presidió una ceremonia con un minuto de silencio justo en el lugar que fue arrasado por primera vez por el tsunami, al norte de la isla de Sumatra. A la ceremonia asistieron tanto dignatarios internacionales como cientos de sobrevivientes y sus familias. Posteriormente el presidente hizo una visita a varias de las áreas afectadas, conversó con los sobrevivientes, escuchó los desafíos que todavía enfrentan y vio de primera mano los avances en las tareas de reconstrucción.

Es un día de reflexión sobre lo que ha ocurrido en estos años y sobre los desafíos a enfrentar en el futuro.

EC - ¿Cómo calificaría usted la situación de Indonesia hoy? ¿Persiste el estado de emergencia?, ¿Hay problemas graves aún por resolver en materia de infraestructura y en materia sanitaria?

KS – Sí, todavía queda mucho por hacer. Parte de la infraestructura ha sido completamente destruida. No hay carreteras de acceso a la zona de la costa occidental, que fue la más afectada por el tsunami. No hay instalaciones de agua potable. Todavía no se ha instalado la electricidad. Estamos hablando de comunidades que todavía están aisladas y no tienen acceso a lo logístico. Por supuesto, en Banda Aceh, la capital de la provincia, la situación es un poco mejor, la vida cotidiana está mejorando, la gente va a trabajar, los niños van a las escuelas, hay muchos voluntarios trabajando, reconstruyendo los edificios, las instalaciones. Pero eso es únicamente en la capital. La tarea continúa siendo un gran desafío.

Y con respecto al sistema de alertas que se puso hace unos días, vamos a ver. Porque Indonesia está ubicada en una zona muy cercana al epicentro de terremotos y maremotos, no sólo terremotos tectónicos, sino también volcánicos, ya que hay 212 volcanes activos en el país. Vamos a ver si funciona, es cuestión de ver. Dicen que estos sistemas pueden alertar a la gente 15 minutos antes de que llegue el tsunami. No sé si 15 minutos son suficientes para alertar y alejarse de las zonas afectadas. Pero los recursos para mejorar la situación están. Están las tareas de reconstrucción y las labores para ayudar a la gente y a las víctimas del tsunami.

EC – Recordemos que el tema del sistema de alertas fue particularmente crítico en el desenlace que tuvo el tsunami de hace un año. Los científicos sabían con anticipación que Asia del Sur iba a ser azotada por el tsunami, pero los intentos de dar la alarma fracasaron por falta de organización en la región. Los cables han estado recordando desde entonces que se intentó pasar la información. Los responsables del centro en Hawai han dicho que hicieron todo lo que pudieron pero en su base de datos no contaban con ningún contacto en esa parte específica del mundo. Da la impresión de que se han hecho esfuerzos por tapar ese agujero, ¿no?

KS – Efectivamente. La gente se pregunta cómo se puede dar esa información a la gente, a las comunidades que se encuentran en las costas, que no tienen ninguna manera de comunicarse. Para llegar a las regiones más cercanas se requiere dos días por carretera. Y tampoco existen comunicaciones por Internet; mucho menos por mecanismos sofisticados. Son los desafíos que se enfrentan en este momento. Están los recursos para solucionar esos problemas, pero hay que ver si funciona o no.

EC – El problema es mucho más serio de lo que en principio podía pensarse. Vi en las informaciones de este fin de semana que en algunos de los balnearios de los países que fueron afectados por el tsunami se han instalado redes de altoparlantes, por los cuales, llegado el caso, se va a advertir a la población, especialmente a los turistas, a los visitantes, que hay un riesgo de este tipo. Pero es un sistema muy acotado a algunos lugares muy específicos, cuando las zonas que pueden ser víctimas de un fenómeno de esta naturaleza son mucho más extensas.

KS – Exactamente. En el caso de Indonesia o de Sumatra del Norte estamos hablando de una franja de 250 kilómetros de largo que hasta el momento no tiene electricidad. Entonces vamos a poner estos altavoces...Me parece muy bien, ¿pero cómo? Es posible, pero la pregunta es si esto es factible o no.

EC - ¿Qué ha pasado con el turismo en las zonas de Indonesia que dependen de esa actividad? ¿Cuál es el balance un año después? ¿Qué tipo de demanda ha habido en comparación con años anteriores?

KS – El turismo ha sido muy afectado por el desastre, por la catástrofe. Se está intentando recuperar poco a poco, pero es difícil tratar de evaluar la situación en apenas un año. Muchas reconstrucciones requieren de tres a cinco años. Parece que estamos en el camino correcto de reconstrucción, pero hay que ver a qué nivel hemos llegado.

Otra parte importante es el aspecto psicológico, la dimensión humana. Hay muchos voluntarios trabajando, sobre todo con los niños, para ayudarlos a superar el trauma del tsunami. Estamos hablando de una labor que requerirá más de cinco años, más de 10 años, quizás una generación completa para tratar de recuperar todo eso.

Son los desafíos que todavía enfrentamos. Celebramos un año de reflexiones sobre lo que ha ocurrido, pero las labores y los grandes desafíos se seguirán enfrentando en los próximos tres a cinco años.

EC - ¿Hay una evaluación de la cantidad de víctimas en el caso de Indonesia?

KS – Sí. Hasta ahora el total son 170.000 muertos y desaparecidos. Pero más allá de esa cifra, estamos hablando de medio millón de desempleados. Porque a causa del tsunami muchos campesinos no pueden trabajar en los campos, los pescadores (tienen problemas) para pescar, lo que se agrega a los problemas de desempleo que tenemos desde hace años.

Por otro lado, digamos que lo único positivo de todos estos acontecimientos es que hemos firmado un acuerdo de paz con los rebeldes de Aceh, que reclamaban la independencia. Ha habido cese del fuego, ellos han regresado a sus campos y trabajan junto con la gente para reconstruir la zona.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez