Asunción de Bachelet... ¿sólo un cambio de género?
Chile vivió otra fiesta democrática a 16 años del fin de la dictadura. Esta vez con la llegada al poder de la socialista Michelle Bachelet, la primera mujer en ocupar el cargo. En su agenda aparece el desafío de introducir cambios en lo social y económico en un país cuyo exitoso modelo es referencia continental pero mantiene una de las peores distribuciones del ingreso en América Latina. El corresponsal Horacio Brum explicó por qué, para él, será muy difícil que esos cambios se concreten.
(Emitido a las 7.29)
EMILIANO COTELO:
Si nos ubicamos en la región, este fin de semana lo más destacado fue la asunción de Michelle Bachelet como nueva presidenta de Chile en actos que tuvieron lugar el sábado. A la hora de su discurso al tomar el mando, Bachelet llamó a dejar atrás las separaciones que hubo en el país tras el régimen dictatorial de Augusto Pinochet.
En lo que fue su primer mensaje con jefa de Estado, Bachelet prometió hablar "siempre con el lenguaje de la verdad" y encabezar "un gobierno de ciudadanos, desde los postergados hasta los emprendedores, esa infinita gama de colores, de percepciones y miradas que dan tanta riqueza a nuestra sociedad", dijo.
La nueva presidenta, la primera mujer que asume ese cargo en Chile, es una pediatra de 54 años, inició su saludo de esta forma:
(Audio)
"MICHELLE BACHELET:
Hubo tiempos de nuestra historia en que nos dividimos entre unos y otros, nos mirábamos con recelo, suspicacias, soberbia. En estos 16 años de democracia hemos trabajado juntos para limar las asperezas de una sociedad dividida, de una sociedad que nos separaba entre los aquellos y los nuestros. Es el momento en que todos los sintamos de los nuestros. Hoy soplan vientos distintos, hemos sido capaces de construir una sociedad distinta en donde nos une el noble y común deseo de un futuro mejor para todas y todos en nuestra patria. Una patria inclusiva donde ninguna diversidad esté afuera, donde nadie sienta que su destino está a la intemperie".
(Fin del audio)
Bachelet, dijo que no se deben repetir los errores del pasado y habló de su futuro gobierno.
(Audio)
"MB - Sabemos que en cuatro años no vamos a resolver todos los problemas. Eso nunca estuvo tampoco en mi discurso de campaña pero vamos a dar un paso adelante, un gran paso adelante. Será el gobierno de los ciudadanos, desde los postergados hasta los emprendedores, esa infinita gama de colores, de percepciones y miradas que dan tanta riqueza a nuestra sociedad. Esa ciudadanía, ustedes, tendrá en mí una mandataria que le hablará siempre con el lenguaje de la verdad. Surgirán dificultades. Sin dudas. Todo gobierno las tiene. Las campañas, como decía un gran pensador se hacen en poesía pero los gobiernos se hacen en prosa".
(Fin del audio)
Horacio Brum es nuestro corresponsal en Santiago y con él vamos a dialogar.
***
Horacio, hemos tenido la asunción de Bachelet en un acto que implicó el traspaso del poder de un socialista, Ricardo Lagos, a otra socialista. ¿Qué símbolos hubo en esa jornada?
HORACIO BRUM:
Se podría decir que fue una jornada realmente rodeada de símbolos y de expectativas. Al comienzo lo que más impresionó fue la despedida popular a Lagos. Había gente llorando a lágrima tendida en las calles. Eso fue lo primero y más impresionante. Es una seña de que Lagos es el presidente que deja el poder con la mayor popularidad en América Latina, un 70% según algunas encuestas.
EC Sí, la gente le decía "gracias por todo, vuelva en 2010".
HB Lo que sonaba en esas multitudes era "Lagos 2010". Deja una cierta herencia importante y quizás complicada para esta presidenta que va a tener vivir en cierta forma a la sombra de Lagos durante estos cuatro años.
EC - ¿Y qué margen tiene Bachelet para introducir cambios?
HB Ese es un problema interesante porque ya que hablamos de los simbolismos, por ejemplo el viernes se retiró el comandante en jefe del Ejército, hubo cambio de mando, Lagos lo aclamó como el hombre que incorporó a las Fuerzas Armadas a la vida democrática pero entre los últimos gestos de este militar hubo una visita a los militares que están presos y condenados por violaciones a los Derechos Humanos en la cárcel especial que tienen los efectivos castrenses. Cuando se le consultó hace un tiempo sobre ese tipo de visita, dijo que había que estar junto a los perseguidos y los que sufren. Ese es un símbolo número uno de cuál es el cambio en la actitud de los militares o cuán profundo es esa interrogante.
El símbolo número dos, justamente ayer cuando continuaban las celebraciones del cambio de mando, la Policía reprimió con gases y carros lanza aguas a 200 personas sin casa que habían ocupado un terreno valdío donde querían construir sus viviendas. Consultado el nuevo ministro del Interior y vicepresidente de la República de Bachelet respecto a estos temas dijo que la política del gobierno continuará siendo la misma y reprimiendo este tipo de actitudes.
Símbolo número tres, en el Tedeum de celebración del cambio de mando en la Catedral de Santiago, el arzobispo dio la posición de la Iglesia Católica en cuanto a la protección de la vida en un país donde hay 200.000 abortos clandestinos por año y es el único en América Latina donde ni siquiera hay aborto terapéutico. A la salida de la Catedral, toda la gente del partido de la presidenta, encabezada por los principales senadores socialistas, dijeron que Bachelet no piensa de ninguna manera introducir ningún tipo de legislación sobre el tema del aborto. Ni siquiera el aborto terapéutico.
Ahí tenemos dos o tres cositas que nos dan la pauta de cuán real puede ser este cambio que propagandísticamente sí se generó en la gente.
EC ¿Qué espacio político tiene para llevar adelante transformaciones o giros como los que de algún modo pueden estar en la cabeza de una parte de la sociedad chilena?
HB Esto que te decía se engancha con el espacio político que pueda tener la presidenta. Por un lado, los problemas internos de la Concertación. Hay una Democracia Cristiana que en temas morales y de valores es tremendamente conservadora. Por otro, la realidad del sistema del sistema económico que existe en Chile que no ha sido de ninguna manera desafiado por los gobiernos de la Concertación. La presidenta acaba de nombrar como ministro de Economía a Andrés Velasco que es formado en las mismas universidades estadounidenses en las cuales se formaron los hombres que apoyaron a Pinochet y que generaron el poder económico chileno.
De manera que en ese sentido tampoco se pueden esperar cambios radicales. Hay que acotar que Chile tiene una de las cinco peores distribuciones del ingreso en América Latina, está en la liga de Brasil, Colombia y Guatemala, por ejemplo. Hay una gran mayoría de la Concertación o una mayoría importante en la Concertación en Diputados y Senadores que podría hacer esos cambios, pero el problema está dentro de lo que es la realidad de Chile. Nadie se atreve, por ejemplo, a manipular el modelo económico. Y en lo que es moral, cambios sociales y demás hay siempre una especie de sombra de la Iglesia Católica a través de la Democracia Cristiana. Y la Democracia Cristiana ya se está preparando para en el año 2010 tratar de introducir su propia candidata, su propia presidenta, que fue derrotada en las primarias por Michelle Bachelet, la ex canciller Soledad Alvear.
A tanto ha llegado este tipo de maniobras y conspiraciones que en las últimas dos semanas se estuvo peleando virtualmente en la Concertación por quién iba a ser el presidente del Senado, el que le iba a entregar el mando a Bachelet, que finalmente resultó ser el ex presidente Eduardo Frei, de la Democracia Cristiana. De manera que la Democracia Cristiana está luchando por una toma de posiciones dentro de este nuevo esquema de poder, que dificultaría virtualmente los cambios radicales que la gente cree que la presidenta puede hacer.
EC - Pero, ¿la presidenta Bachelet tiene intenciones reales de llevar adelante cambios radicales?
HB - La presidenta personalmente probablemente las tenga, podríamos afirmar incluso que es una persona bastante más a la izquierda que Ricardo Lagos, tiene antecedentes propios, familiares y demás. Hay que recordar que su padre, un militar constitucionalista en la época de Allende, fue muerto por tortura por los militares que dieron el golpe, de manera que indudablemente tiene que tener intenciones de realizar cambios. El problema, como te digo, es la realidad chilena, que está tan anquilosada en un determinado modelo que hace imposible virtualmente efectuar cambios demasiado radicales.
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Edición: Mauricio Erramuspe