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Tras una década de rivalidad, Berlusconi y Prodi vuelven a comparecer ante las urnas

Entre este domingo y lunes, los italianos votarán un nuevo Parlamento que, a su vez, renovará el gobierno. Los protagonistas no son novedad. Por un lado el maganate centroderechista Silvio Berlusconi. Por el otro, Romano Prodi, ex primer ministro y luego presidente de la Comisión Europea. Crónica de Mario Lubetkin, director de IPS.

(Emitido a las 8.54)

EMILIANO COTELO:
Una década de rivalidad quedará patente en las elecciones legislativas italianas del próximo fin de semana. El magnate Silvio Berlusconi, actual jefe del gobierno italiano, y el profesor de economía Romano Prodi, ex primer ministro y luego presidente de la Comisión Europea, volverán a medirse en unos comicios que durarán dos días, domingo y lunes, para así darles tiempo a todos los electores a acercarse a las urnas.

Unas elecciones italianas que también tuvieron su eco en Uruguay, con la candidatura de varios representantes uruguayos al Parlamento italiano y el insistente llamado a la comunidad italiana a votar. Pero el tenor en Uruguay, obviamente, no alcanzó los ribetes de agresividad que caracterizaron la campaña electoral en Italia, con acusaciones muy punzantes entre Prodi y Berlusconi.

Para saber cómo es el ambiente en Italia cuando se acercan estas elecciones tan críticas, estamos en diálogo con el periodista Mario Lubetkin, director general de la agencia Inter Press Service, en Roma.

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Mario, ¿dónde te encontramos?

MARIO LUBETKIN:
Estoy fuera de la oficina, en una reunión.

EC - ¿Cómo están transcurriendo estas horas previas a los comicios? Por aquí las noticias en torno a la campaña electoral se han referido, sobre todo, a esas acusaciones mutuas entre los candidatos; acusaciones bastante subidas de tono, por otra parte.

ML - Sí, pero el ambiente es tranquilo. Es una elección rara; en función de la experiencia de elecciones como las de Uruguay, es una elección muy aburrida, muy mediática y poco participativa de los ciudadanos, que son los que finalmente tendrán que decidir cuál será el próximo gobierno en este país.

EC - ¿Y qué lugar ha jugado en todo eso esta parte de la polémica a la que yo aludía?

ML - El punto es el siguiente. Hace seis meses, sorpresivamente, el gobierno de centroderecha hizo una reforma electoral ya aplicable para estas elecciones. Eso modificó los parámetros básicos de cómo se elegía en este país, lo que determinó algo que no tiene antecedentes aquí en Italia, que es que las listas electorales fueron elegidas por los principales directivos de los partidos políticos. Se dice que unas diez personas han de hecho elegido el nuevo Parlamento, ya que cuando se ponía la posición de tal o cual ciudadano para tal o cual lista eso determinaba, de hecho, conociendo aproximadamente los porcentajes que cada uno de los polos opuestos tendrá, quién va a ser diputado y quién no, dejando una franja de duda que es la que va a decidir estas elecciones. Pero todo se disputó en la televisión, prácticamente actos en la calle no ha habido, esas imágenes que hay en Uruguay de los muchachos con banderas y entregando volantes, nada de eso ha habido en estas elecciones, que han sido disputadas a golpe de programas en los principales canales de televisión. Básicamente son seis los canales de televisión, tres de propiedad del presidente saliente del Consejo de Ministros y tres de propiedad del Estado, que naturalmente están bajo manejo y control del gobierno de turno. Por lo tanto la polémica fue allí y posteriormente tuvo impacto en los medios, pero realmente hubo muy poca participación de la población.

Y la dureza del debate tenía también razones muy lógicas, ya que básicamente, según lo que dicen muchos analistas y yo creo que es el análisis más cierto, el resultado electoral se va a determinar por el hecho de si los electores frustrados de la Presidencia saliente del Consejo de Ministros van a ir a votar o no, ya que las encuestas que desde hace ya una semana no se pueden publicar por ley electoral, habían marcado una tendencia consolidada de unos cuatro puntos encima para la centroizquierda sobre la centroderecha. Demostraban dos cosas, primero que no ha habido un movimiento de votantes de la centroderecha a la centroizquierda, no ha habido ese tradicional movimiento del voto centrista que oscila entre un polo y otro, sino que más que nada se ha dado el hecho de que muchos votantes de centroderecha están decidiendo quedarse en sus casas y no ir a votar. Ese será el factor determinante que llevará la balanza en una dirección o en otra.

EC - Pero puede llegar a darse, según señalaban algunos analistas, un verdadero empate técnico. En ese caso, ¿cómo se conformaría el mapa político italiano? ¿Qué ocurriría con la conformación del gobierno?

ML - Italia es muy peculiar en política; creo que en Uruguay hemos tomado muchas características de este país y de su forma de hacer política. El empate técnico no es tan así, porque la elección es un cruce de modelo proporcional mayoritario y ahora ha incorporado un modelo regional, por lo tanto lo que va a pasar es lo siguiente: en la Cámara de Diputados quien tenga mayoría se lleva el premio de mayoría y va a tener un sólido resultado de al menos 340 parlamentarios en 600 y pocos, por lo tanto mayoría serena, con una diferencia que podrá estar en unos 50, 60 parlamentarios. Hay que tomar en consideración que Berlusconi legisló en estos últimos cinco años con una diferencia de 100 parlamentarios e hizo aprobar todo un conjunto de leyes muy polémicas, justamente por esa gran diferencia.

El problema está señalado en el Senado, donde los premios de mayoría se dan a nivel regional, combinados con aspectos proporcionales. Eso puede determinar, y ahí están el gran problema y la gran duda, la diferencia de quien gane con relación a quien pierda, porque podría ser, por ejemplo, hipotéticamente, que la diferencia sea de apenas 15, 16 senadores entre bando y bando. Y si tú tomas en consideración lo que señalabas anteriormente, que por primera vez va a haber parlamentarios que vienen del exterior, si bien son una cuota bien pequeñita, de apenas 18, nueve diputados y nueve senadores, de los cuales, si no me equivoco, tres van a ser elegidos en América Latina, esos nueve senadores que vienen del exterior pueden dar la diferencia hacia un lado o hacia el otro, algo que nadie se imaginó cuando se votó la ley que daba derecho al italiano en el exterior, que este pequeñísimo número de parlamentarios pueda decidir algo tan lejano como la realidad política interna italiana.

EC - ¿Cuál ha sido el eje del debate en esta campaña electoral? ¿Qué es lo que ha estado en discusión?

ML - Finalmente hubo dos o tres ejes, de los cuales el más importante fue la discusión acerca de la política de impuestos. Justamente Silvio Berlusconi, que tiene la característica de ser un hombre de marketing y de efecto, jugó sus últimas cartas hace tres días anunciando que quitará los impuestos sobre la transacción de la primera casa, un tema que en este país es muy sensible porque cerca del 80 por ciento de los italianos tiene casa propia. Y al mismo tiempo atacó duramente la propuesta centroizquierdista, denunciando que iba a cargar con tasas de impuestos a los ciudadanos de este país, cosa que la centroizquierda desmintió en forma reiterada señalando.

Ese fue un eje en la parte programática, pero no lo fueron, como se podía haber pensado inicialmente, la guerra de Irak ni otros aspectos que dieron lugar a polémica en los últimos meses y años.

Sobre todo hubo una carga anticomunista muy dura, muy agresiva, por parte del presidente del Consejo de Ministros, por una razón –como han señalado algunos observadores– muy clara: él está peleando por convencer a sus electores de que vayan a votar, sabe perfectamente que es ahí que se juega su futuro. De modo que no se trataba tanto de –y ese fue el tono de su actuación en las últimas seis semanas– dar elementos de programa, de convicción a un votante centroderechista que nunca iría a votar a la centroizquierda, sino de generar elementos de emoción que determinaran que ese votante de centroderecha fuera a votar. Llegando al punto, como quizás haya salido en la prensa internacional, de acusar de imbéciles a todos aquellos votantes que vayan a las urnas los días 9 y 10 a votar a la centroizquierda.

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Edición: Mauricio Erramuspe