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La explosión de un oleoducto en Nigeria dejó unos 200 muertos

Cerca de 200 personas murieron, este viernes, al explotar un oleoducto en las afueras de Lago, la capital económica de Nigeria. Familias enteras, de una localidad cercana, perecieron al instante. La Cruz Roja anunció que los trabajos de rescate aún no finalizaron.

La explosión se produjo en las cercanías del puerto de Atlas Cove, a unos siete kilómetros al Sur de Lagos y donde están situadas muchas terminales de embarque de crudo, cuando el grupo cargaba bidones llenos de combustible robado en botes de madera, cuyos motores habían sido dejados en marcha para facilitar la huida.

La explosión de uno de los bidones, probablemente causada por el calor de un motor, se extendió al oleoducto y de éste a una localidad aledaña a la terminal portuaria, donde familias enteras murieron carbonizadas de forma instantánea.

La Cruz Roja afirmó que se había logrado extinguir el fuego, pero que todavía no se han rescatado a los posibles sobrevivientes.

El accidente de este viernes no es el primero que ocurre en Nigeria. El peor siniestro ocurrió en el 2000, en una aldea del sureño estado de Delta del Níger, donde más de 3.000 personas murieron cuando una tubería explotó en circunstancias similares a las de hoy.

En 1998, más de 1.500 personas murieron quemadas en otro incendio de combustible derramado de una tubería en la aldea de Jesse, también en el estado de Delta.

En el 2004 se registraron dos explosiones, ambas con poca muertes y en el 2003 una con unos 100 muertos.

Las tragedias ocurren porque los oleoductos nigerianos son frecuentemente perforados por delincuentes que roban los combustibles y los venden en el mercado negro, aunque también son saboteados por grupos tribales que mantienen disputas con las multinacionales petroleras que operan en la región.

En el caso de hoy, el oleoducto era propiedad de la compañía estatal Nigerian National Petroleum Corporation y el comisario de la policía local afirmó que el siniestro se produjo cuando un grupo de personas perforó la tubería para extraer combustible.

Estos sabotajes ocurren porque la riqueza petrolífera del país no beneficia a las poblaciones de las áreas productoras de crudo, que viven en la pobreza y como único medio para sobrevivir recurren al robo de combustibles para venderlos en el mercado negro, a pesar de los graves riesgos que conlleva perforar un oleoducto.

(Fuentes: BBC y El Mundo)