Internacionales

El ataque a Cana, desde Israel y desde el Líbano

El reciente ataque en Cana, en el Líbano, mató al menos a 37 niños y 16 mujeres que se hacinaban en un sótano. Desde la Fuerza Aérea israelí se dejó abierta la posibilidad de que no haya sido el impacto de sus misiles lo que provocó las muertes, dijo la corresponsal Ana Jerozolimski. Para la periodista Karen Marón, que está en Beirut, llegar al lugar de la masacre fue " realmente escabroso". Por las reacciones que ha visto, cree que " estas próximas 48 horas serán decisivas para que esta guerra se convierta en larga o corta" .

(Emitido a las 8.31)

EMILIANO COTELO:
"El ataque lanzado por la aviación israelí sobre la localidad de Cana, en el sur del Líbano, lleva camino de convertirse en el peor error imaginable del Gobierno de Ehud Olmert. El primer ministro israelí había informado a la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, de que Israel necesitaba todavía entre diez días y dos semanas para finalizar su operación en Líbano, pero la muerte de más de 50 libaneses entre las ruinas bombardeadas de un edificio en el que se escondían en su inmensa mayoría mujeres y niños va a hacer moralmente muy complicado a Washington permitirle a su principal aliado en la región seguir usando su «carta blanca» para desarticular a las milicias proiraníes de Hizbulá".

Esto es el primer párrafo de un editorial que se ha publicado en distintos diarios españoles y que resume una parte de las opiniones que a propósito de los hechos de Cana de este fin de semana están circulando por el mundo en un debate particularmente intenso.

Sigue diciendo el artículo:

"La cerrada defensa del derecho a la defensa en la que sigue insistiendo Washington, aunque ayer instase a Tel Aviv a ser «más cuidadoso» en su respuesta militar, es políticamente inviable tras la fulminante reacción internacional desatada. La habitualmente ambigua Unión Europea se ha declarado en esta ocasión «conmocionada y consternada» y ha considerado «injustificable» el ataque mientras que desde el ámbito musulmán, la Liga Árabe hablaba abiertamente de crimen de guerra y el Gobierno libanés cancelaba inmediatamente el encuentro previsto en Beirut entre el primer ministro Siniora y la secretaria de Estado norteamericana. La explosión de furia en la región ha alcanzado incluso a las Naciones Unidas que, pese a haber perdido hace unos días a varios de sus observadores internacionales también bajo el fuego hebreo, veía cómo sus oficinas eran asaltadas y destrozadas por una muchedumbre encolerizada en el Líbano y en Gaza.

Todo Estado tiene derecho a defenderse de un ataque como el lanzado hace más de dos semanas por Hizbulá, incluso a utilizar el casus beli para lanzar una ofensiva preventiva de ataques más mortíferos contra su población civil, como los que inmediatamente desencadenó la organización terrorista mediante el lanzamiento de misiles Katiusha y Jaibar I. Pero todo tiene un límite y, hasta en la guerra, no todo vale, ni aunque sean errores. Ayer, Israel se llevó por delante la vida de 37 niños y 16 mujeres que se hacinaban en el sótano de un bloque de apartamentos tratando de escapar a la lluvia de fuego que cae sobre sus poblaciones. Que se demuestre que se trató de un error y que el ataque iba dirigido hacia unas posiciones cercanas de Hizbulá puede que le evite al Ejército israelí enfrentarse a una acusación de crimen de guerra, pero la razón de su guerra -con más de medio millar de civiles libaneses muertos- está ya perdida de cara a la opinión pública del mundo entero. Aunque los terroristas se escuden, como lo hacen, detrás de su propia población civil, Israel no puede derivar absolutamente toda la responsabilidad hacia la guerrilla islamista y seguir bombardeando desde el aire, como ninguna sociedad civilizada aceptaría que en un secuestro su Policía disparase a través de los rehenes para abatir a los secuestradores".

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EC - A partir de editoriales como este, titulado "Israel pierde la razón", nos vamos a territorio israelí.

Estamos en contacto con nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerozolimsky. ¿dónde te encontramos?

ANA JEROZOLIMSKI:
En estos momentos estoy en la ciudad de Naharia, a pocos kilómetros de la frontera con el Líbano, que hoy vive un muy relativo y todavía tenso impasse por el anuncio de 48 horas en las que no habría actividad israelí. Y porque por ahora se han registrado sólo unas pocas caídas de cohetes Katiusha en la ciudad, aunque todos dicen aquí que hay que esperar y ver cómo es el desenlace en la continuación de la jornada.

EC - ¿Cómo está repercutiendo dentro de Israel este bombardeo en la ciudad de Cana que tuvo este tan alto y chocante saldo de muertos civiles?

AJ - Repercute con mucha fuerza. Aquí se habla en términos muy categóricos, no sólo de parte de las figuras oficiales que representan al gobierno, el ministro de Defensa, que habló en el Parlamento ayer, el primer ministro Ehud Olmert, sino también de gente...Los comentarios en la calle en términos que dicen claramente que fue una tragedia terrible, que además tiene un efecto pernicioso desde el punto de vista de la influencia en el transcurso de esta guerra. Porque Israel sostiene que si se acepta ahora un cese del fuego inmediato se estaría de hecho dando la victoria a Hezbollah. Hay que seguir –dice Israel– para tratar de debilitar lo más posible –no se habla de derrota total– a Hezbollah; de modo que no pueda seguir amenazando a la población del Norte de Israel. Pero en cuanto a Cana, se la toma como lo que fue, una tragedia terrible. Se destaca en todos los medios israelíes que murieron 56 personas; 37 de ellas niños. Y en cuanto a la posición oficial, los dos argumentos centrales son categóricos. Primero que nada, el Ejército, la Fuerza Aérea, los portavoces militares aclaran "no sabíamos que había allí civiles". Por otro lado, recuerdan que esto sucede porque Hezbollah se esconde entre civiles y dispara de entre ellos hacia los civiles del lado israelí.

EC - Pero está este debate a propósito de cuál es la manera de enfrentar a Hezbollah, teniendo en cuenta que están los civiles de por medio.

AJ - Esa es la gran problemática con la que lidia Israel. Ante todo, en cuanto al tema concreto de esta tragedia tan cercana, Israel sostiene: "no sabíamos que había allí civiles". Se publicaron incluso películas de video de parte del portavoz militar israelí en las que se muestra, con las coordenadas que están detalladas en la imagen, en las que se ve a miembros de Hezbollah disparando cohetes Katiusha desde atrás de un edificio grande de varios pisos de esa localidad, diciendo que están utilizando intencionalmente el disparo de lo que ahora vemos es una zona en la que había civiles hacia concentraciones israelíes. El argumento central de Israel es que no sabía que allí había civiles y que no hubo una orden de disparar al edificio, a pesar de que había civiles, sino que simplemente no se sabía que estaban allí, más que nada por el hecho de que desde hace días Israel está, a través de operativos de la Fuerza Aérea, lanzando volantes desde el aire advirtiendo a la población de todas las localidades que están ubicadas al sur del río Litani a abandonar sus hogares porque –yo leí el panfleto directamente en árabe– "desde vuestras casas, desde vuestras aldeas se están lanzando ataques contra la población de Israel, vamos a tener que actuar –esto es del 25 de julio, el último volante que yo leí–, los exhortamos a irse hacia el Norte del río Litani". Y junto a esa inscripción hay un dibujo [...] que hace pensar en Nasralah, el jefe de Hezbollah, que está escondiéndose detrás de tres civiles atados. Israel trata así de enviar su mensaje en forma muy terminante.

EC - Pero todo indica que lo que acaba de ocurrir va a terminar recortando varios de los apoyos que Israel tenía en la comunidad internacional a la forma como venía manejando este enfrentamiento con Hezbollah. ¿Eso se percibe dentro de Israel?

AJ - Sí, ya se percibe. A diferencia de lo que pasó con otra tragedia similar hace 10 años en el mismo lugar, en Cana, cuando varios civiles libaneses que se habían refugiado en instalaciones de la ONU, en el marco del operativo Viñas de Ira, para escapar del fuego también por un disparo que Israel sostuvo no fue intencional y que cayó por error en esa zona, murieron numerosos civiles, que se detuvo totalmente el operativo. Esta vez la posición oficial israelí es que el operativo continuará. Hace aproximadamente dos horas, cuando yo estaba saliendo de Jerusalén para acá, el ministro de Defensa, Amir Peretz, estaba hablando en el Parlamento y dijo: "Si ahora aceptamos un cese del fuego inmediato, eso significará que los extremistas van a volver a levantar la cabeza", como diciendo "no habremos hecho nada".

Pero desde el punto de vista de la presión política y diplomática ahora Israel tiene una situación más difícil con la que lidiar. Quizás la mejor prueba de ello es que contrariamente a lo que se pensaba ayer, en estos momentos hay oficialmente 48 horas de algo que sería demasiado llamar "alto al fuego", pero sí de un compromiso público israelí ante la secretaria de Estado de Estados Unidos –que quizás aquí es lo más relevante– de suspender por ese lapso las operaciones aéreas; no todo tipo de fuego. Si se identifica un lanzador de cohetes van a atacar, si se disparan Katiusha y ubican desde dónde van a atacar. Pero van a interrumpir por 48 horas los ataques masivos por aire para tratar de dar una nueva oportunidad –así se explicó– a los civiles que no llegaron a salir del sur del Líbano y abrir un corredor humanitario que pueda facilitar la prestación de ayuda a la población afectada.

EC - ¿Al mismo tiempo se va a investigar lo que ocurrió en Cana?

AJ - Según las declaraciones que ya hubo, ayer ya se comenzó la investigación. Fue en el marco de esa investigación que se publicó esa película en la que se veían los disparos, tratando Israel de explicar que se dispara desde concentraciones civiles. O sea que después se comprende que tenía todavía población civil. Otro elemento interesante que surge en el marco de la investigación –conclusiones tajantes todavía no hay, recién ayer empezó la investigación– lo aportó un brigadier general de la Fuerza Aérea que contó un dato interesante diciendo que él mismo no tiene la explicación al respecto. Por un lado, confirmó que la Fuerza Aérea disparó hacia ese edificio, pero dijo que hubo un lapso de aproximadamente siete horas entre el momento del impacto, que fue cuando todavía estaba oscuro, poco después de medianoche, hasta que empezaron a llegar las noticias terribles sobre la muerte de todos esos civiles en Cana. "Yo no sé explicarlo –dijo–. ¿Qué pasó? ¿Por qué recién siete horas después se informó de lo sucedido?" Si acaso todas las muertes por el derrumbamiento del edificio de hecho fueron provocadas por algo que estaba dentro. Israel antes ya había contado que se vio –incluso fueron publicados diagramas impresionantes– sobre cómo miembros de Hezbollah habían construido en estos últimos años una especie de hormigueros, de búnkeres subterráneos bajo las viviendas civiles. Si acaso allí había ocultas armas o explosivos que al final detonaron una explosión por la cual se derrumbó el edificio y murió toda esa gente, o si algunos de los proyectiles disparados por la Fuerza Aérea israelí no estallaron cuando hicieron impacto en el lugar y alguien después hizo algo con ellos o solos un tiempo después estallaron. Este brigadier general planteó algunas interrogantes: por qué recién siete horas después del impacto se desmoronó el edificio o al menos llegaron las noticias. Él mismo dijo: "no tengo una explicación clara al respecto". Dejó abierta la puerta a la posibilidad de que de hecho no haya sido el impacto de los misiles de la Fuerza Aérea israelí sino otra razón lo que provocó la muerte de tanta gente. Desde el punto de vista político y diplomático eso, no es que cae en saco roto la aclaración, pero el daño desde el punto de vista político a Israel ya está hecho.

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Entrevista con la periodista argentina Karen Marón, desde Beirut.

EMILIANO COTELO:
Ahora nos trasladamos al Líbano. Seguimos ocupándonos del bombardeo israelí que tuvo como destinatario un edificio en la localidad de Cana, en el sur del Líbano, y que dejó decenas de muertos, muchos de ellos niños. Este inmueble de tres plantas en el que se encontraban unas 100 personas fue alcanzado por misiles lanzados por cazabombarderos israelíes. La Policía libanesa cifra los muertos en 54, entre los cuales hay 37 niños. La mayoría de estas personas eran mujeres y niños (y se menciona también a minusválidos) que intentaron protegerse del ataque refugiándose en un sótano de un edificio construido hace pocos años.

El diálogo es ahora con la periodista argentina Karen Marón, que desde hace varios días está recorriendo el Líbano y a quien ubicamos en Beirut.

Estuviste en la localidad de Cana en particular.

KAREN MARÓN:
Así es. Estuve siete días en Tiro y cuando estaba regresando a Beirut ayer rápidamente, nos informan de este episodio en Cana, así que regresé. Las imágenes vistas no tienen comparación con nada de lo que ni yo ni muchos de los corresponsales que se encuentran en Tiro (que han cubierto muchas guerras en las últimas tres décadas) hemos visto. Es un paisaje tenebroso, muy siniestro, más teniendo en cuenta que hay vidas de por medio. Todos los seres humanos tienen mucho valor. Uno no se olvida de la mirada triste de los niños en la guerra, pero en este caso ver los cuerpos inertes de los pequeñitos bajo las ruinas y en un estado realmente desastroso es mucho peor y espero que del otro lado del mundo también lo estén viendo.

EC - Las imágenes de televisión nos han impresionado a todos. Las fotografías que se están publicando en los diarios también. Pero tú estuviste allí, lo viste y lo viviste en directo. Cuéntanos qué se ha logrado reconstruir, cómo se dieron los hechos.

KM - El hecho sucedió a la madrugada. Nosotros nos enteramos a la mañana, alrededor de las 7.30, de este episodio. Viajamos desde Tiro a Cana por una carretera de unos 13 kilómetros que está en muy malas condiciones,  porque ha sido bombardeada en estos 19 días de ofensiva militar. Llegar al lugar ha sido realmente escabroso. Los cuerpitos desparramados en todo el lugar del siniestro...Las cifras son hasta el momento parciales. Hay mucha gente que todavía está bajo los escombros;  una situación que se repite en muchos pueblos. Las ambulancias de la Cruz Roja libanesa y otros vehículos de defensa civil han sido atacados. Por eso en los costados de los caminos hay muchos heridos que no reciben atención o cuerpos sin vida. En este caso se pudo llegar al lugar. Pero teniendo en cuenta la edificación y la magnitud de los destrozos, todavía hay mucha gente bajo las ruinas. O sea que no se puede hablar de una cifra total. Hay muchos que todavía están desaparecidos. Y esto fue al día siguiente de que en un campo de refugiados palestinos que están asistiendo a los refugiados libaneses que vienen desde el Sur se había producido el segundo sepelio de más de 108 cuerpos; algunos de los cuales habían estado entre 15 días y una semana descomponiéndose en diferentes pueblitos. Los habían encontrado en las carreteras. También fue un ritual muy emocionante, muy triste. Los cuerpos estaban con un alto grado de descomposición y los enterraron detrás del campo de refugiados en unos cofres blancos. Hay que rescatar el trabajo que están haciendo los voluntarios de la Cruz Roja y de la defensa civil libanesas. Porque aunque en los medios dicen que están haciendo presencia los organismos de ayuda humanitaria internacionales, recién ayer por primera vez se vio a Médicos sin Fronteras en Tiro. Y sólo había dos o tres vehículos de la Organización Mundial de la Salud y dos o tres de Naciones Unidas. El último relato de los desplazados decía: "Nos sentimos abandonados por la comunidad internacional". Una cosa es la información oficial que se emite en los medios y otra cosa es lo que realmente está sucediendo en el lugar.

EC - Has escuchado la explicación que dan las autoridades de Israel en cuanto a que episodios como el que se dio en Cana este fin de semana son algo que el ejército israelí lamenta pero que -en definitiva- tiene su origen en la actividad de Hezbollah; una organización guerrillera y terrorista que se esconde entre la población civil. El gobierno de Israel reafirma que sus Fuerzas Armadas advierten a la población civil de las localidades en las que van a desarrollar bombardeos y acciones de guerra para que se retiren, que lo hacen con tiempo. "Lamentablemente, por lo visto, nuestros alertas no son atendidos", dicen. ¿Cómo se ve ese tipo de consideraciones en el terreno de guerra?

KM - Cada dos o tres días la aviación israelí lanza sobre las poblaciones unos panfletos escritos claramente en árabe que dicen que se retiren de sus casas porque va a haber ataques aéreos. Pero hay que tener en cuenta que hay mucha gente que no se puede retirar de sus casas por falta de medios, por falta de dinero...O porque nadie la quiere llevar. Porque los taxistas si no es por dinero –aquí en la guerra se exacerba muchísimo el tema material, tendría que primar la solidaridad pero en muchos casos lamentablemente no se ve– no la lleva. La gente, o no tiene medios para irse o, si tiene un herido o un muerto en su casa no quiere irse por una cuestión de respeto...Son casos muy particulares aunque tengan el aviso de la fuerza aérea israelí.

Obviamente, hay que ver las dos caras de la moneda. Hezbollah utiliza, contraviniendo las convenciones de Ginebra, poblaciones civiles para hacer el lanzamiento de las Katiushas. Por lo tanto, esas zonas se convierten en objetivos militares. Van, hacen los lanzamientos, se retiran y cuando se recibe la ofensiva militar, las víctimas no son de Hezbollah. No son los combatientes los que mueren sino los civiles. Hace tres o cuatro días escuchaba a muy pocos metros de un  barrio cristiano en Tiro, que es un lugar seguro, lanzamientos de proyectiles Katiusha. Ese día dije: "voy a estar preparada porque en cualquier momento viene la contraofensiva militar israelí". Se utilizan los lugares civiles para hacer esos lanzamientos y después se retiran rápidamente. Y las víctimas siguen siendo, como en todas las guerras, civiles. Entre 20 y 30 niños fallecieron ayer en Cana. Todo tiene varias caras. Pero el tema fundamental es lo que ha pasado en Cana, teniendo en cuenta la tecnología que se utiliza, habría que afinarla mucho más para que no siga habiendo esas muertes. La suma asciende a más de 700 civiles muertos. En Tiro, el director del hospital, Amel Jamal, decía que 19% de la gente que había llegado son niños, 32% son mujeres y el resto hombres de diferentes edades que nada tienen que ver con las milicias chiítas. Eso es algo que el mundo tiene que observar. Israel tiene que cambiar su posición. Porque lo que está haciendo es una matanza de civiles. Lo mismo que estoy diciendo de un lado estoy diciendo del otro. Si estuviera en Haifa estaría diciendo exactamente lo mismo. Pero el poderío militar es tan desproporcionado y es tan sutil lo que está sucediendo, que si esto es una guerra entre Hezbollah e Israel hay que empezar a respetar, aún en esta barbaridad que es la guerra –porque es una barbaridad creada en la mente del ser humano–, las convenciones de Ginebra, el derecho de la guerra y el derecho internacional humanitario, porque se está convirtiendo en una masacre de víctimas civiles.

EC - Es interesante la descripción que tú hacías acerca del accionar de Hezbollah. Es diabólico el mecanismo de lanzar los cohetes desde determinado lugar de la población civil y luego retirarse, sabiendo que las consecuencias van a venir sobre esa población y sobre gente que no tiene nada que ver. Pero quienes están del otro lado tienen que saberlo. Tienen que entenderlo y por lo tanto tienen que adaptar su accionar, sus bombardeos, el tipo de respuesta que vayan a dar, a algo que - a esta altura es evidente para todos en la comunidad internacional- y que no puede terminar con este tipo de muertes, esta cantidad de muertes, este saldo de heridos y de mutilados que la guerra contra Hezbollah en el Líbano viene dejando.

Tú estás en Beirut, ¿qué se está discutiendo hoy a nivel político después de los hechos del fin de semana?

KM - Después de salir de Tiro me dirigí hacia Beirut y me encontré con una manifestación impresionante, con gente portando banderas de Hezbollah. El hecho que sucedió ayer va a marcar lo que va a suceder en las próximas horas. En este momento, hay una interrupción por 48 horas de ataques aéreos israelíes. Pero se generaron furia y resentimiento en la gente, que se ha manifestado en forma masiva destruyendo la sede de Naciones Unidas y otros organismos de base, portando sus banderas de Hezbollah. Incluso no se ha permitido el arribo de Condoleezza Rice. Eso lo decidió el propio gobierno libanés. Pero si se hiciera presente caldearía muchísimo más los ánimos. Estas próximas 48 horas serán decisivas para que esta guerra se convierta en larga o corta, que es la pregunta que se están haciendo todos: ¿cuánto durará esta guerra? Hay muchos que dicen "esta no es mi guerra. Es la guerra de Hezbollah", sobre todo los cristianos libaneses dicen "esta no es la guerra del Líbano con Israel, es la guerra de Hezbollah con Israel". Se están viendo claramente posiciones internas dentro del Líbano. Y esto también es un tema para analizar. Los viejos periodistas que cubrieron la guerra civil dicen que así habían dejado la historia hace ya más de dos décadas, con esta disyuntiva o estas posiciones diferentes entre cristianos y la otra parte, aunque las milicias chiítas nacieron en el 82 después de la ocupación israelí. Este es un tiempo de espera. No pasarán muchas horas para que se decida hacia dónde va este conflicto.
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