(Emitido a las 08.31)

EMILIANO COTELO:
La situación de Medio Oriente nos convoca en los próximos minutos después de un fin de semana pautado por un lado por enfrentamientos muy crudos, con víctimas civiles de ambos bandos, y además por el comienzo de un aterrizaje hacia una declaración de las Naciones Unidas para un cese al fuego, por llamarlo de alguna manera.

Elisa, ¿qué otras pinceladas pautan este momento?

ELISA LIEBER:
La guerrilla libanesa lanzó ayer su ataque más mortífero contra Israel. Murieron 15 personas. Por su lado, Israel respondió hoy a estos ataques del Hezbollah bombardeando nuevamente el sur del Líbano con mucha fuerza.

En el tema diplomático, la ONU anunció ahora que aplazó hasta el martes la votación de la resolución de alto al fuego por falta de acuerdo, sobre todo del lado libanés.

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EC – Ahora nos vamos a territorio libanés en contacto con la periodista Karen Maron.

EL - ¿Cómo se está viviendo la situación? ¿Dónde estás actualmente?

KAREN MARON:
En esto momento estoy en Tiro, la última ciudad costera, a 83 kilómetros de Beirut. Está a 30 kilómetros de la frontera con Israel. En este momento no es solamente una ciudad abandonada sino que está aislada a partir de los últimos ataques que han sufrido las carreteras alternativas.

Cuando llegamos desde Beirut lo hicimos por carreteras alternativas, precisamente porque la autopista principal había sido destruida con ataques de misiles. Ahora también han sido destruidas las carreteras alternativas. En este momento estamos aislados.

EL - ¿Hay ataques en este momento o es una región aislada que quedó en el olvido?

KM – Para nada. La operación israelí de los comandos navales el sábado a la madrugada, con una duración de tres horas, fue un infierno. Se atacó un feudo del Hezbollah en una operación muy clara y rápida aunque las tres horas que duró las pudimos escuchar y fueron atormentadoras. Después de ese día, ya se empezó a ver milicianos armados del Hezbollah, dentro de Tiro, poniendo puestos de control a partir de las 10 u 11 de la noche. La situación se está agravando. Todo el día del ayer y todo el día de hoy, hasta en este momento, se están produciendo explosiones muy fuertes en el extra radio de lo que sería la nueva ciudad. Estamos hablando de que los ataques se están produciendo de un kilómetro y medio a cuatro, que es lo que nosotros podemos escuchar. Obviamente, más allá en el Sur la ofensiva militar es mucho más cruenta.

EL – Con el pasar de los días la percepción que uno tiene es que se intensifican los ataques, en lugar de disminuir.

KM – Esto se vive con mucha expectativa y con mucho temor,  teniendo en cuanta que también se producen lanzamientos de Katiusha sino de misiles. Hay que tener en cuenta que los Katiusha tienen un alcance determinado y nosotros estamos a 30 kilómetros de distancia con la frontera. Se utilizan zonas urbanas para realizar estos ataques y ya hay presencia militar cosa que no se veía hace tres semanas en esta ciudad. Por esos días, si había milicianos del Hezbollah estaban vestidos de civil y pasaban desapercibidos entre los desplazados. Ahora, a partir de una determinada hora de la noche, ya todo es muy claro, ya se está militarizando esta localidad y encima con este aislamiento es mucho más grave porque los que quieren entrar no pueden y los que quieren salir tampoco.

Esto afecta directamente las cuestiones humanitarias. Ayer estuve hablando con Roland Huguenin-Benjamin, que es el portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja en Tiro, y él afirma que hay 100.000 personas al sur de esta ciudad que hace tres días viven en refugios anti-misiles muy precarios, sin alimentos, sin agua, sin medicinas. Solamente les han podido entregar cosas en viajes casi relámpago y con mucho peligro bolsas de comida para cinco personas y por cinco días.

Por otro lado, hay una situación en el Norte, en Zaida, con 50.000 personas desplazadas. Se supone que en este instante está llegando un barco del Comité de la Cruz Roja Internacional al puerto de esa ciudad, proveniente del Lárnaca, un puerto de Chipre, para tratar de asistir a esos desplazados. Pero tenemos 100.000 personas en el Sur que no tienen ningún tipo de atención.

El portavoz de la Cruz Roja hablaba de que no quieren corredores humanitarios permanentes pero sí corredores humanitarios programados para poder paliar estas urgencias humanitarias que están pasando estas miles de personas. Sin embargo, el gobierno israelí no da luz verde para que se realicen esos corredores humanitarios.

Me parece que una de las cosas más graves tiene que ver con esto de la identificación. Como nosotros nos mimetizamos con el ambiente en otros conflictos, como en Irak, aquí milicianos del Hezbollah se mimetizan con autos identificados como de prensa o con TV, lo que pone mucho más en riesgo nuestra labor profesional.

EC – Quería preguntarte sobre cómo se observa desde el Líbano las gestiones diplomáticas y, en particular, este proyecto de resolución en Naciones Unidas que han estado impulsando Estados Unidos y Francia.

KM – Se rechaza absolutamente. El gobierno libanés ya se pronunció con respecto a eso. Y la sociedad libanesa, sobre todo los chiítas que apoyan al Hezbollah, y a su jeque Hasan Nasrala, dicen que este tipo de resolución solamente le conviene a Israel y a la política de Estados Unidos con respecto a Medio Oriente.

EL - ¿Por qué se da ese rechazo?

KM – Lo rechazan porque supuestamente si entrara una fuerza de paz de Naciones Unidas, según la resolución 1559, debilitaría muchísimo al Hezbollah que hoy ya no es un estado dentro del Estado sino que es el Estado mismo. Tiene gran apoyo y una base social muy importante. Entonces, obviamente está directamente en contra del Hezbollah y en contra del pensamiento del 60% de la población en el Líbano.

También se dice que este tipo de acuerdos está relacionado directamente con la política de Estados Unidos en relación a Medio Oriente. Una de las intensiones de Estados Unidos en la región, según muchos libaneses, es balcanizar el Líbano –tengamos en cuenta que está compuesto por 18 comunidades- y darle una parte a los chiítas, otra a los sunitas y otra de maronitas cristianos, cosa muy similar a la que se ha producido, se está produciendo o se producirá en Irak. Entonces, este tipo de acuerdo de las grandes esferas de la política internacional es rechazado por la sociedad.

EL - ¿Y cuáles son las perspectivas, entonces? ¿Cómo se puede llegar a poner un fin a este enfrentamiento si no es por la vía diplomática, o a través de la ONU?

KM – Una cuestión es la lectura que se hace de estos acuerdos a nivel político en el marco internacional. Otra cosa, es lo que está sucediendo en el terreno. Los militantes y los simpatizantes del Hezbollah, que ahora se aferraron mucho más a la idea de su líder Hasan Nasrala, dicen que llegarán a esta guerra, morirán, darán a sus hijos como mártires, y asumirán todas las consecuencias, pase lo que pase. No permitirán, según dicen, que Israel y Estados Unidos sean los dueños de la región.

Por otro lado, hay grupos que intentan –también los hay del lado israelí- y tienen una postura de pacificación y tratar de llegar a un acuerdo y una negociación.

Entonces, teniendo en cuenta una sociedad tan sensible como la libanesa, con tantas etnias, tantas religiones y tantas ideas diferentes, una cosa es lo que pueden estar diagramando y proyectando en Washington o Londres, y otra cosa es lo que sucede aquí con las posturas de los individuos durante estos hechos.

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EC – Recordemos que el texto de la resolución que ha estado negociándose propone la creación de una zona de territorio libanés libre de soldados israelíes y de milicianos del Hezbollah. Una zona donde deberían desplegarse las tropas libanesas y de la fuerza multinacional.

¿Cuál es el principal argumento que maneja el gobierno del Líbano para oponerse a una resolución de este tipo? Es que no incluye la obligación de retiro de las tropas israelíes del Sur del país una vez que se alcance el cese al fuego.

EL – Exactamente. Además, lo que dicen es que se volvería a la situación previa a la retirada israelí del Sur del Líbano en 2000. Por eso quieren que la resolución aclare bien cuál serán los pasos a seguir a futuro.

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EC - Recién estábamos con Karen Marón desde el Líbano. Ahora nos vamos a Israel para dialogar con Ana Jerozolimski.

Ana, ¿dónde estás exactamente?

ANA JEROZOLIMSKI:
Ahora estoy en Jerusalén. Acabo de volver de una reunión con la ministra de Relaciones Exteriores de Israel, Tzipi Livni, que recibía a una delegación  de líderes comunitarios judíos de Uruguay y de Argentina.

Allí, ella planteaba la visión diplomática, a nivel político, de la guerra actual y las probabilidades de un arreglo. Esta reunión se realizó en Jerusalén.
 
EC - Elisa, vamos a ir ubicando los principales elementos que -desde el punto de vista de Israel- pautan el escenario nuevo.

EL - Ayer, Ana, fue uno de los días en que hubo más muertos. ¿Cómo toma la población este incremento de la ofensiva? Porque en los últimos días, desde mediados de esta semana, la guerrilla libanesa intensificó sus ataques en más de un 50%. ¿Cómo influye en la población?

AJ - Diré que hubo días en los que, si medimos la ofensiva en la cantidad de cohetes que aterrizan en territorio israelí, en que el número se duplicó. Hubo días de 100 cohetes, casi 100. En la última semana fueron varios los días en los que el número sobrepasó los 200. Lo más relevante cuando analizamos esto es ver qué dice la gente del Norte de Israel, tanto los que están dentro de los refugios subterráneos o las zonas protegidas dentro de sus propias casas - esas habitaciones blindadas especiales- como aquellos que se fueron desplazados –dicen que son refugiados- al Sur o al Centro del país para huir de los cohetes. Algunos de ellos incluso habiendo recibido impactos directos en sus casas, se enteraron desde lejos que estaban destruidas.

En esta reacción de la población israelí hay dos elementos. Por un lado el cansancio creciente, por supuesto. Y por otro lado la determinación. Evidentemente yo no hablé con todos los habitantes del Norte pero muchos de aquellos con los que hablé expresan esas vertientes: por un lado el cansancio tan grande, porque esta guerra ya lleva casi un mes, y por otro lado la gente comentando que si tiene que estar más tiempo en los refugios lo prefiere que no se acepte un cese del fuego inmediato. Si no se acaba de forma categórica la amenaza de los misiles de Hezbollah, en cuestión de pocos años se tendría que volver a lidiar con esta situación de guerra, dicen muchos habitantes del Norte.

EL – Recién repasábamos la situación en el Líbano respecto a las negociaciones diplomáticas en el marco del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Estados Unidos y Francia presentaron un borrador de resolución que no fue aceptado por el Líbano porque considera que se volvería a la situación previa al año 2000. ¿Cómo se maneja esto desde el lado israelí que sí aceptó este borrador?

AJ – Diría que desde el lado israelí no es que lo consideró perfecto a este borrador pero sin duda vio aspectos positivos. Se habla claramente de una fuerza multinacional de paz que tome posiciones en el Sur del Líbano junto al Ejército del Sur del Líbano. Se habla de un cese al fuego pero no se exige que sea inmediato. O sea que desde el lado israelí se interpreta que hay una visión de futuro, de que la cosa no es sólo terminar la guerra aunque siempre suena tan lógico no querer que haya guerra para que no haya muertos inocentes. La visión de futuro, según Israel, es garantizar que haya una situación que no permita que más adelante pueda estallar una guerra.

Desde el punto de vista de Israel, hay en ese borrador elementos positivos. Yo no sé si se puede hablar de incomprensión, si se puede seguir hablando de sorpresa a esta altura, pero sí un tono muy crítico respecto a la posición que está tomando el primer ministro libanés. En Israel se considera claramente que el Líbano es rehén del Hezbollah y no hay ninguna duda de que el primer ministro no se anima a tomar posiciones que de hecho serían buenas para el Líbano, dicen los israelíes, de exigir que Hezbollah se desarme y si es un grupo que tiene dos ministros en el gobierno y diputados en el Parlamento, que actúe como partido político y no como un grupo que tiene su propio Ejército y usa su territorio para atacar a Israel. Esa es la visión del lado israelí. Por eso mencionaba la incomprensión respecto a la actitud del gobierno libanés.

EL - ¿Hay sensación de que se está llegando al fin de este conflicto? Leíamos algunos medios internacionales en los que se hablaba de que en el ámbito israelí, a nivel político, hay como una sensación de que esta semana se llega al final de este conflicto. Al menos, se está empezando a manejar algunas fechas. ¿Esto es así?

AJ – Desde el momento en que se reúne el Consejo de Seguridad,  que ya existe este borrador de resolución elaborado por Francia y Estados Unidos, evidentemente es una señal de que a nivel diplomático político se están intensificando los esfuerzos para hallar una salida a la guerra.

Por otro lado, incluso hubo analistas  militares que mencionaron la posibilidad de que se deba explicar el incremento de los disparos del Hezbollah como otra señal de que esa milicia comprende que las cosas no le están saliendo tan bien en el plano diplomático, que hay presiones de la comunidad internacional para terminar la guerra pero no simplemente exigir el cese del fuego sino también que esto sea parte de un paquete que incluya el desarme del Hezbollah. Quizás por eso tiran todo lo que pueden en los últimos días pero certeza de que esto sea el final, no hay. Quizás lo que sea más claro es lo que se vivía anoche en Haifa que sufrió seis impactos director de cohetes, después de seis días de estar en calma relativa, sólo con alguna falsa alarma.

Los próximos días dirán realmente si el fin se acerca. Desde el punto de vista israelí la posición oficial es que hay todavía objetivos militares por alcanzar en términos de debilitamiento de la infraestructura militar de Hezbollah. La mejor prueba de que Israel no alcanzó todavía ese objetivo es la lluvia de cohetes que sigue aterrizando en Israel. Si bien son menos los de largo alcance que aterrizan –con gran efecto psicológico- los de corto alcance que son los Katiusha, de hasta 20 kilómetros de alcance, hostigan la zona Norte, la más cercana a la frontera.

Yo estuve allí hace unos días y es impresionante. Dejé de contar los impactos de Katiusha que oía y las veces que era activada la alarma... Y lo más alarmante es que se a veces se oye el impacto de Katiusha sin que haya habido tiempo a activar a la alarma.

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Edición: Mauricio Erramuspe