Política y legalmente, dos golpes para la administración Bush
La decisión de que un programa de escucha telefónica es inconstitucional y la derrota de un precandidato demócrata que le era funcional en muchas decisiones, complicaron aún más la ya debilitada imagen del presidente George Bush. Contacto con el corresponsal en Boston, Roberto Porzecanski.
(Emitido a las 8.35)
EMILIANO COTELO:
Parece ser que desde su reelección, en noviembre de 2004, la suerte ha abandonado casi por completo a George W. Bush. Sumado a la situación en Irak, al precio del petróleo y a la baja casi constante en su popularidad, entre otras cosas, en las últimas semanas la administración Bush recibió dos nuevos golpes, uno legal y otro político.
Por un lado, un fuerte aliado de la administración sufrió una derrota muy importante y sorpresiva. Por otro lado, en el plano legal, una jueza federal declaró una política que la administración Bush considera "vital para la seguridad nacional" nada menos que inconstitucional.
Vamos a dialogar de estos temas con Roberto Porzecanski, nuestro corresponsal en Boston.
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Roberto, empecemos con la noticia más reciente, el fallo del pasado viernes 17 de agosto que declaró inconstitucional un programa de escuchas telefónicas llevado adelante por la administración Bush.
Si te parece, repasemos de qué se trata el programa.
ROBERTO PORZECANSKI:
Este es un programa llevado a cabo por la Agencia Nacional de Seguridad NSA por su sigla en inglés- para interceptar llamadas que se realizan desde Estados Unidos hacia el exterior o viceversa. Según la Administración Bush las escuchas telefónicas en este programa se llevan adelante solamente cuando se sospecha que al menos uno de los interlocutores tiene vínculos con Al-Qaeda.
Lo que disparó el debate en torno a este programa es el hecho de que estas intercepciones se realizan sin la autorización de un juez.
EC - ¿Y cuándo se hizo pública la existencia de este programa?
RP - En diciembre del año pasado y fue el New York Times quien divulgó la información. Desde entonces ha habido un debate feroz entre la administración Bush y quienes dicen que este programa no solo viola libertades civiles básicas sino que es ilegal e inconstitucional.
Por su lado, la administración Bush dice que este programa no solamente es legal, sino que también es vital para la seguridad nacional, argumentando que de recurrir a los caminos estipulados por ley para llevar adelante escuchas telefónicas, el sistema se volvería engorroso y lento, perdiendo toda utilidad.
EC - ¿Y cuáles son los argumentos que se manejan de ambos lados en cuanto a la legalidad del programa?
RP - El gobierno dice que la legalidad del programa está basada en una autorización que el Congreso dio al presidente Bush en 2001 para utilizar la fuerza militar para combatir a Al-Qaeda y, además, en los derechos constitucionales inherentes del presidente. Este es el argumento esgrimido por Alberto González, que diseñó este programa como consejero legal de la Casa Blanca y que ahora lo defiende desde el cargo de Fiscal General.
EC - ¿Y qué dicen quienes se oponen a este programa?
RP - El ataque a este programa se basa en que es inconstitucional porque el presidente no tiene autoridad para ordenar escuchas telefónicas, una autoridad que le cabe al Poder Judicial. Casi más importante aún, los críticos de este programa dicen que viola una ley de 1978 llamada "Acto de Vigilancia de Inteligencia Exterior" (FISA, por su sigla en inglés) que fue diseñada precisamente para este tipo de circunstancias.
Esta ley establece una corte secreta para revisar casos de este tipo, una corte que históricamente ha aceptado la enorme mayoría de los casos. La ley inclusive estipula, en situaciones de emergencia, que la autorización se obtenga ex-post, es decir, después de que la interceptación fue llevada a cabo. De modo que los críticos dicen que el programa de escuchas telefónicas no solo viola la ley, sino que la viola innecesariamente.
EC - Volviendo ahora al fallo judicial, ¿qué argumentos presentó la jueza?
RP - La jueza básicamente dio la razón a los críticos del programa, diciendo que el programa viola la Ley de 1978 y la Constitución, en particular el principio de separación de poderes y la cuarta enmienda constitucional, que prohíbe búsquedas y careos no razonables.
La jueza agregó, en su sentencia, que en Estados Unidos "no hay reyes hereditarios o poderes no creados por la constitución".
EC - Finalmente Roberto, ¿cómo reaccionó la administración Bush?
RP - Reaccionó de la misma manera que ha reaccionado frente a fallos desfavorables anteriores, por un lado diciendo que va a apelar el fallo (este es el primer fallo sobre este programa) y por otro desacreditando a la jueza que tomó la decisión, calificándola como "una jueza liberal que está promoviendo una agenda partidaria". Cabe aclarar que la jueza Anna Diggs Taylor, de la Corte Federal en Detroit, Michigan, trabajó en el movimiento de derechos civiles, en la campaña presidencial de Jimmy Carter, que fue quien la designó para este cargo.
Algunos republicanos inclusive intentaron capitalizar el momento en que esta decisión fue tomada. Dennis Hastert, quien sería el equivalente al presidente de la Cámara de Representantes, sugirió que la existencia de este programa jugó un papel en la investigación que en el Reino Unido frustró ataques a aviones civiles sobre el Atlántico. Sin embargo Alberto González, fiscal general, se negó a confirmar esta versión.
Los críticos de la administración, por su lado, festejaron esto como una victoria y la calificaron como una segunda victoria significativa ante esta administración, en referencia a un fallo de la Suprema Corte de Justicia sobre los detenidos en Guantánamo, sobre el que hablamos hace unos meses.
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EC - Pasemos ahora a la derrota que Bush sufrió en el plano político. ¿De qué se trata?
RP - Se trata del destino político de Joe Lieberman, que fuera candidato a la vicepresidencia acompañando la candidatura de Al Gore y sobre quien se dice que fue durante unas horas "el vicepresidente electo de Estados Unidos".
EC - ¿Qué pasó con Lieberman?
RP - Hay que recordar que este es un año electoral aquí en Estados Unidos: en noviembre habrá elecciones para renovar parcialmente el Parlamento.
En este contexto hace dos semanas, el martes 8 de agosto, Lieberman perdió la interna demócrata en el Estado de Connecticut frente a Ed Lamont, un candidato mucho más liberal que basó su campaña en su oposición a la guerra en Irak y en acusar a Lieberman no sólo de originalmente haber apoyado la guerra en Irak algo que prácticamente todos los senadores demócratas hicieron- sino de no revisar esa posición y seguir apoyando a Bush casi incondicionalmente.
De hecho, en la campaña de Lamont se repitió incesantemente un video de Bush besando (en la mejilla, claro) a Lieberman antes de un discurso en el parlamento bajo el slogan "Bush, incómodamente cerca".
Es importante destacar que en un país donde es muy difícil que los senadores y diputados no sean reelectos, en particular senadores con tanto tiempo en el Senado y con tanta visibilidad, como es el caso de Lieberman, esta derrota es muy significativa.
EC - Más específicamente, ¿qué significado tiene este resultado?
RP - Bueno, aquí hay quienes dicen que este es resultado muy significativo porque indica que los votantes del Partido Demócrata están desplazándose cada vez más hacia la izquierda, en particular en cuanto a la guerra en Irak y que no están dispuestos a tolerar cercanías con el presidente ni siquiera en sus figuras más representativas. Si esto fuera así, este sería un mensaje importante para candidatos como Hillary Clinton, que en noviembre tiene que defender su puesto en el Senado y que ha sido también insistente en cuanto a la necesidad de permanecer en Irak hasta estabilizar la situación, o "terminar el trabajo", como dicen aquí.
Sin embargo, otras señales indican que este resultado no es tan importante...
EC - ¿A que te referís?
RP - Esencialmente a tres cosas que hacen que este no sea un caso particularmente representativo. En primer lugar, a que el Estado de Lieberman, Connecticut, al sur de Massachussets y al norte de Nueva York, aquí cerca de mí en el Noreste, es un estado particularmente liberal y por ende no representativo.
En segundo lugar, al hecho de que en general quienes votan en las internas tienden a ser los sectores más extremos dentro de cada partido, que son los que tienen la motivación para participar. En ese sentido, es razonable pensar que la izquierda del partido demócrata haya estado sobre-representada en esta elección.
Finalmente, el candidato ganador, Ed Lamont, pudo hacer frente a la maquinaria electoral de Lieberman, aceitada durante más de 15 años, por ser un millonario dispuesto a gastar millones de su propio bolsillo, algo que, claramente, no es un fenómeno generalizado.
EC - Volviendo al principio, ¿por qué decías que esta fue una derrota para Bush?
RP - Porque si Connecticut vota Demócrata nuevamente va a haber un senador menos de la oposición que apoye a Bush y uno más que se le oponga. En un senado donde la mayoría republicana actual es de 11 senadores y donde los senadores en general no siguen lo que en Uruguay llamamos disciplina partidaria, cada voto cuenta.
Sin embargo, la importancia de Lieberman va más allá de su voto. Su apoyo a Bush ayudaba al presidente a dar un tinte bipartidista a muchas de sus decisiones, una opción que cada vez se hace más difícil.
Por otro lado, hay un escenario en el cual este resultado también puede resultar en una victoria para Bush.
EC - ¿Qué escenario?
RP - Como resultado de la decisión que Lieberman tomó inmediatamente después de haber concedido la derrota: se presentará igual a las elecciones como candidato independiente. Esta decisión, que solamente agregó fuerza al enojo que muchos demócratas tienen con Lieberman, puede resultar en una división de los votos liberales y en que Connecticut termine eligiendo, en noviembre, a un senador republicano.