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Medio Oriente: principio de alivio en Líbano y tensión en Gaza

Tras la guerra que durante poco más de un mes enfrentó a Israel con el Líbano, el gobierno de Ehud Olmert está a punto de concretar su retirada del territorio libanés. El ejército de ese país, en tanto, recupera el control que antes estuvo en manos del Hamas. Sin embargo, mientras la tensión en esa zona parece disminuir, los enfrentamientos internos en la Autoridad Nacional Palestina vuelven a tensar la situación en Gaza. Contacto con la corresponsal Ana Jerozolimski.

(Emitido a las 8.35)

EMILIANO COTELO:
Cuando la situación parecía estar bajo control en un frente, se encendió la chispa en otro. Parece confirmarse aquello de que Medio Oriente no tiene respiro.

Un mes y medio después de finalizada la guerra entre Israel y Hezbollah, el ejército israelí terminó este fin de semana su retirada del sur del Líbano. Pero mientras las noticias parecen auspiciosas en ese territorio, ahora los disturbios ocurren en Gaza. En esta oportunidad no se trata de un choque entre las fuerzas israelíes y las facciones palestinas, sino de una escalada interna palestina entre Hamas, que controla el Parlamento, y las fuerzas de seguridad leales a Al Fatah, dependientes del presidente Abu Mazen.

Estos enfrentamientos internos dejaron 11 muertos y más de 150 heridos en las últimas 48 horas.

Estamos en contacto con nuestra corresponsal en la zona, Ana Jerozolimsky.

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Ana, empecemos por la situación en territorio libanés. Las Naciones Unidas confirmaron la retirada israelí de ese territorio pero aclararon que en realidad todavía no es total. ¿Por qué se habla aún de un retiro parcial?

ANA JEROZOLIMSKY:
Por algo pequeño numéricamente hablando pero que oficialmente hace que la retirada deba ser completada, porque quedan tropas israelíes en el extremo oriental de la frontera con el Líbano, concretamente en la parte libanesa de la aldea Ghajar, que desde siempre o desde hace muchos años ha estado dividida en una parte libanesa y una parte israelí. Esto es porque se trata de un punto especialmente delicado. Es una aldea dividida lo cual supone pasajes complicados, una sensibilidad especial, y no se han logrado todavía los arreglos entre Israel, el ejército libanés y las fuerzas internacionales de las Naciones Unidas. Se espera que eso se concrete en los próximos días, al menos así lo dicen fuentes oficiales israelíes. La intención es sacar las tropas también de allí lo antes posible.

ELISA LIEBER:
Esta retirada parcial puede ser vista como un regreso al punto de partida, al momento previo a los enfrentamientos. Tanto Hezbollah como el presidente del Líbano, Emile Lahoud, sostienen que la presencia israelí en esa zona es inaceptable. Entonces, ¿algo cambió respecto de esta situación previa a los enfrentamientos entre el Hezbollah y el ejército israelí, a esa guerra que tuvo en vilo al mundo por unos días o meses?

AJ – Hay dos niveles. Por un lado sin duda cambió mucho desde el comienzo de la guerra, lo cual no quita que Hezbollah trate de mostrar la presencia israelí en la parte libanesa de la aldea, aunque sepa que se trata de muy pocas tropas que Israel quiere sacar muy pronto, como si hubiera todavía un casus belis, una razón para salir a la guerra.

Recordemos que oficialmente Hezbollah, incluso antes de la guerra, decía que Israel sigue controlando las fincas de Shab’a en el extremo oriental, donde está esa aldea Ghajar. En las fincas de Shab’a, se decía que Israel siguió controlando esto incluso cuando se retiró del Líbano en mayo del año 2000, pero oficialmente la ONU decía que la retirada había sido completa.

Esa zona de hecho oficialmente, a pesar de que Hezbollah la presenta de otra forma, no es parte del territorio libanés sino de Siria. Es más, a raíz de esos argumentos de Hezbollah en el transcurso de los últimos años, antes de la última guerra, cuando decían que la presencia israelí en las fincas de Shab’a podía ser motivo para una nueva guerra, Israel trató de ver una fórmula intermedia: si con eso se terminan los problemas, veamos si podemos darlo al Líbano aunque oficialmente es de Siria, resultado de la guerra entre Israel y Siria hace unas décadas. Pero Siria se opuso claramente, poniendo en una situación incómoda al Líbano, diciendo "eso no es territorio libanés".

EL – Más allá de esta situación de las tropas israelíes que todavía permanecen en esa zona, se desplegó una fuerza internacional y se desplegó el ejército libanés. ¿Cómo son vistos estos despliegues? ¿Hay optimismo?

AJ – Cuando se trata de una zona como esta hay que tener un optimismo reservado, cauteloso, pero hay motivos para ser optimistas por el hecho dramático, aunque numéricamente no sea tan masivo es simbólico que por primera vez en más de 30 años el ejército del Líbano, que supuestamente debería ser el único con poder y autoridad para portar armas dentro del territorio libanés, ha bajado al sur y es quien tiene posiciones en la frontera con Israel, en lugar de Hezbollah.

En este sentido ya hay un elemento positivo. Hay que mencionar la fuerza internacional de las Naciones Unidas, de hecho una ampliación de la fuerza que existía ya antes de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en el Líbano. Pero todo depende de la dinámica en el terreno, la presencia de la tropa no garantiza éxito en la implementación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad, que fue la que puso fin a la guerra.

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EC – Vamos a recordar brevemente cómo se llega a la situación actual, qué es lo que está ocurriendo ahora entre Hamas y Al Fatah dentro de los territorios palestinos.

AJ – Podemos hablar nuevamente de dos niveles. Por un lado, la explicación inmediata es que a raíz de las manifestaciones duras, de tono muy fuerte, en las que participaron o promovieron esta vez ya no sólo maestros y funcionarios de la Autoridad Nacional Palestina a diferentes niveles civiles, sino los propios miembros de la fuerza de seguridad palestinos por el hecho de no recibir sus salarios, aunque en las últimas semanas ha habido un pago parcial, pero en los últimos siete meses habían recibido sólo un sueldo. La explicación inmediata fueron esas manifestaciones, cuando fueron protagonizadas también por los policías, ya no sólo por funcionarios públicos civiles, Hamas dio orden de desplegar la fuerza especial de choque que hace unos pocos meses había sido motivo de una crisis entre las partes. Son aproximadamente 3.000 efectivos especialmente notorios en la Franja de Gaza –están también en otros lados, pero la Franja de Gaza es el punto neurálgico– y hubo choques frontales con 12 muertes y más de 150 heridos.

Yo decía que hay dos niveles porque esta es la razón inmediata de los choques, pero de fondo hay algo mucho más profundo, una prueba de poder entre Hamas, que a raíz de las elecciones de enero es gobierno y amplia mayoría en el Parlamento palestino, y el movimiento Al Fatah, encabezado por el presidente palestino, Abu Mazen.

EL – Esto llama un poco la atención porque sucede relativamente poco después de que el presidente palestino Mazen y el primer ministro Ismail Haniye, de Hamas, proclamaran casi con bombos y platillos su decisión de formar un gobierno de unidad nacional. Ahora escuchar sobre estos enfrentamientos llama un poco la atención.

AJ – Para quien está inmerso en la dinámica diaria de la situación conflictiva interna palestina no es una gran sorpresa. Claro, una semana después de hablar con bombos y platillos, con apretones de manos y sonrisas entre Abu Mazen e Ismail Haniye, puede sonar raro, pero yo recuerdo que cuando se hizo ese anuncio dramático recibí un llamado telefónico de un medio de América Latina con el que tengo corresponsalía diciendo: "Ana, una nota urgente sobre esto", y yo reaccioné como tirando un poco de agua fría: "esperen, ya hubo diez de ese tipo".

Durante unos días parecía que iba a prosperar en algo diferente, pero cayó la situación en lo mismo que había pasado en ocasiones anteriores, aunque desde el punto de vista de la magnitud de los choques violentos y su resultado cruento ha sido la etapa más difícil. Hoy el secretario del gabinete palestino, asesor especial del primer ministro Ismail Haniye, dijo que la solución a esta crisis es llegar a un acuerdo sobre la unidad nacional palestina. Pero las diferencias de fondo son numerosas, son profundas y no está claro todavía si más allá de estas declaraciones, que creo que tienen mucho de verdad de fondo, se podrá llegar a poner algo en práctica.

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Edición: Mauricio Erramuspe