(Emitido a las 8.30)

EMILIANO COTELO:
La violencia vuelve a sobrevolar Medio Oriente. Las noticias siguen llegando desde dos frentes.

ELISA LIEBER:
Desde el norte de la Franja de Gaza, donde el ejército israelí está llevando a cabo desde el miércoles la operación Nubes de Otoño, que ya dejó nueve palestinos y un soldado israelí muertos, y desde el Líbano donde, si bien no ha habido ataques concretos, las aguas no parecen calmarse a tres meses de terminado el enfrentamiento entre Israel y la guerrilla de Hezbollah.

EC - Vamos a trasladarnos a la región para ubicar esta situación con nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerozolimski.

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Ana, el ejército de Israel lanzó una nueva operación en la Franja de Gaza. ¿Cuáles son las últimas noticias desde el terreno? ¿Qué es lo que está ocurriendo allí?

ANA JEROZOLIMSKI:
Elisa resumió bien el resultado cruento por el momento. Según fuentes israelíes y palestinas está confirmado un soldado israelí muerto ayer al comienzo del operativo, hay alguna diferencia en cuanto al número de palestinos muertos, Israel dice que fueron diez hombres armados y los palestinos dicen que entre los diez hay dos civiles, eso todavía se está estudiando. Concretamente tropas israelíes, con apoyo desde el aire de helicópteros de la Fuerza Aérea, están operando en la zona de Bet Janun, al norte de la Franja de Gaza, contra grupos armados, especialmente Hamas y Yihad Islámico.

EC - ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué el ejército israelí lleva adelante este motivo?

AJ - El declarado objetivo es, según el primer ministro Ehud Olmert y el ministro de Defensa, Amir Peres, tratar de poner fin –aunque algunos son más modestos y hablan de reducir al mínimo posible– al disparo de cohetes Kazaa desde esa zona hacia territorio israelí. Desde Bet Janun, según datos oficiales de Israel –aunque hay disparos también desde otras zonas de la Franja de Gaza–, desde el área incluida en el operativo Nubes de Otoño se han disparado desde comienzos de enero 300 cohetes Kazaa hacia localidades israelíes, se ha llegado incluso al sur de la ciudad de Ashkelon. Israel lo ve como amenaza estratégica y el objetivo es tratar de reducir al mínimo o, si fuera posible, poner fin al disparo de estos cohetes. Los palestinos lo plantean en otros términos, sostienen que Israel quiere arrasar la infraestructura palestina. La guerra de palabras también es un frente en el que se está lidiando.

EL - Este es uno de los operativos más grandes del ejército israelí en Gaza desde que extremistas palestinos capturaron en junio pasado a un soldado israelí. ¿Esto es más de lo mismo o es algo nuevo?

AJ - Es más de lo mismo. La diferencia es que esta semana hay de fondo –no es la primera vez– debates en el seno del gabinete de seguridad de Israel, encabezado por el primer ministro Ehud Olmert, sobre lo relacionado con la necesidad de lanzar un operativo mucho más grande. Los analistas militares y fuentes militares que se manifiestan sobre el tema dan a entender que sólo es cuestión de tiempo hasta que realmente se eche a andar un operativo de gran envergadura que incluya muchas más tropas que las que están ahora en el terreno, que sea más amplio y principalmente que no pueda ser presentado al principio como algo que durará sólo unos días. Ahora es algo muy puntual, se entra, se hace el "trabajo" –intentar eliminar la infraestructura armada que permite el disparo de los cohetes Kazan– y se sale. Si se aprueba ese operativo mucho más amplio, cuando se lance la historia puede ser diferente, aunque la política declarada oficial de Israel es categórica: no volver a ocupar Gaza sino tratar de eliminar la posibilidad de disparo de cohetes desde allí hacia Israel.

EL - Para terminar este capítulo sobre Gaza, las negociaciones para liberar al soldado israelí secuestrado siguen en marcha, ¿cómo influye este operativo que se está llevando a cabo en las negociaciones para la liberación de este soldado?

AJ - Es interesante que hayas mencionado la combinación entre ambos temas. Sin dudas es difícil pensar que no haya influencia de un tema sobre otro, pero no es fácil dar una respuesta categórica. La liberación del soldado a cambio de la liberación de presos palestinos por parte de Israel estuvo a punto de concretarse en más de una oportunidad, una vez la saboteó –según Israel– un pago de millones de dólares por parte de Irán al jefe de Hamas en Damasco, luego fue política siria, ayer el primer ministro palestino dijo en la Franja de Gaza que a pesar de esta escalada en el terreno espera que las negociaciones no terminen, que se pueda concretar el tema. Pero hoy en Damasco se publicaron nuevas exigencias de Hamas. Hoy es prematuro dar el tema como cerrado.

EC - Pasemos al otro punto, la frontera de Israel con el Líbano. También allí se están llevando a cabo negociaciones para la liberación de los dos soldados israelíes secuestrados en esa región a cambio de prisioneros libaneses. Mientras tanto ocurren hechos que hacen temer una desestabilización del proceso hacia la paz que tan trabajosamente se logró. Me refiero a los sobrevuelos de aviones israelíes. El gobierno israelí dice que no va a suspender esos sobrevuelos de ninguna manera. ¿Cómo está planteado este frente?

AJ - Si bien ese frente se puede dar claramente como concretado, al menos el comienzo del cambio en la zona –la ONU tomó posiciones en el sur, el ejército del Líbano tomó posiciones en el sur, ya no se ve a los miembros armados de Hezbollah pegados a la frontera con Israel, lo cual significa menos roce, menos provocación–, eso no quiere decir que las tensiones hayan desaparecido.

Mencionaste muy acertadamente el tema de los dos soldados y los sobrevuelos israelíes. Ambos puntos están conectados, porque según Israel, a pesar de que hay una nueva etapa, dado que los soldados israelíes no sólo no han sido liberados sino que Hezbollah no permite siquiera hacerles llegar cartas, mensajes de la Cruz Roja –lo interpreta como una confirmación de si están vivos o muertos–, seguirán llevándose a cabo estos vuelos destinados a recabar información de inteligencia para ejercer presión con el fin de liberar a los soldados.

Del lado libanés eso es visto como violación de su soberanía, Alemania y Francia se han quejado, han dicho que es una violación del espíritu de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad que puso fin a la guerra, Israel dice que hay violaciones concretas de esa resolución porque se ha reanudado el rearme de Hezbollah, ha comenzado nuevamente a llegar armamento desde Siria a una zona que debería estar controlada por las fuerzas internacionales. O sea que si bien la situación es mucho mejor que antes, estamos a casi tres meses del fin de la guerra, sería sumamente exagerado decir que esto es un paraíso sin problemas.

EL - Por si el panorama no fuese complejo, ayer se sumó otro ingrediente más. La Casa Blanca dijo que hay evidencia creciente de que Siria, Irán y Hezbollah están planeando derrocar al gobierno libanés. ¿Qué se sabe al respecto? ¿Hay datos concretos?

AJ - Quizás lo más interesante es que no se trata sólo de un comunicado. Cuando salen comunicados de este tipo de fuentes un poco anónimas uno se pregunta cuál es el misterio de fondo, y acá no sólo no tenemos sólo ese elemento sino que el propio Hezbollah dijo claramente hace unos días en una emisora televisiva que exige que el gobierno del Líbano, encabezado por el primer ministro Fuad Signora, incluya más representantes de Hezbollah, además de los dos ministros que ya hay en el gabinete y que de lo contrario va a sacar a millones a las calles para ejercer presión. Lo preocupante desde el punto de vista interno libanés es que en este sentido él tiene el apoyo del presidente del Líbano, Emile Lahud, que es considerado en Israel como un elemento prosirio que actúa para desestabilizar la propia dinámica interna libanesa. Fuad Signora tiene una situación muy difícil con la que lidiar.

EL - Hoy se conmemoran 11 años del asesinato del ex primer ministro Isaac Rabin. ¿Cómo se vive esto hoy en Israel?

AJ - Por un lado hay una situación general de recuerdo, la gente es consciente de que con su asesinato se atentó contra normas básicas de la democracia israelí y se cambió el curso de la historia. Al mismo tiempo, lamentablemente, según las últimas encuestas, uno de cada cinco israelíes –cabe suponer gente de derecha o de extrema derecha– está a favor de dar amnistía al asesino.

Vengo de la escuela de mi hijo menor, que se llama Isaac Rabin, y está repleta de fotos, de recuerdos de Isaac Rabin, de canciones por la paz. En resumen, la parte más cuerda de Israel lo recuerda.

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Edición: Mauricio Erramuspe