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Escándalo sexual sacude a la sociedad israelí

Recién suspendido en sus funciones, el presidente de Israel, Moshé Katzav, anuncia que se defenderá y refuta las acusaciones de violación y acoso sexual que pesan en su contra. Tiene cinco hijos, nietos chicos y un matrimonio de 37 años. "No voy a permitir que me ejecuten sin juicio", dijo. Contacto con la corresponsal Ana Jerozolimski.

(Emitido a las 8.46)


EMILIANO COTELO:
Nos instalamos en Medio Oriente, pero no para hablar de enfrentamientos entre israelíes y palestinos. Nos ocupa el escándalo sexual que protagoniza el presidente de Israel, Moshé Katzav.

Ayer la Comisión de Asuntos Internos del Parlamento israelí aprobó una resolución por la que el presidente queda suspendido en sus funciones.

ELISA LIEBER:
De esa forma, la comisión respondió a una petición del propio Katzav para ser eximido mientras se aclaran las acusaciones de delitos sexuales presentadas en su contra.

EC - ¿De qué se trata este escándalo que tiene en vilo a la sociedad israelí? ¿Cómo se está manejando a nivel político? Vamos a examinarlo con nuestra corresponsal en Israel, Ana Jerozolimski.

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EC - Comencemos por lo básico, ¿de qué se acusa al presidente de Israel?

ANA JEROZOLIMSKI:
De varios delitos. El más grave es la violación de una mujer que trabajó bajo su autoridad hace varios años, cuando era ministro de Turismo. En el acta de acusación (que aún no ha sido presentada pero que está siendo registrada como borrador y que si decide al respecto el fiscal del Estado será la oficial) se habla de delitos sexuales, aparte de la violación, de acoso sexual, así como también de abuso de poder contra cuatro mujeres. Había testimonios de otras 10, pero de cuatro en total se habrían hallado pruebas, según el fiscal del Estado, que pueden ser llevadas a un tribunal y conducir a que se declare culpable al presidente Katzav.

EL - Las acusaciones son bastante fuertes. ¿Qué dice Katzav a todo esto? ¿Se defiende?

AJ - No sólo se defiende sino que desmiente en forma categórica, absoluta, inequívoca, todas las acusaciones. Hace unos días, en la residencia oficial del presidente en Jerusalén, habló por primera vez en más de seis meses de forma abierta de todo este escándalo que lo envuelve personalmente. Lo que dijo después fue presentado por titulares de prensa en términos como, por ejemplo, "todos son culpables". No sé a qué se refería. Dijo que lo están persiguiendo, que es la mayor persecución en la historia del Estado de Israel, que lo están difamando, que lo quieren ejecutar sin juicio. Acusó a la Policía de haber decidido conducir su declaración como culpable, a la prensa de lapidarlo sin escuchar su versión. En resumen, desmiente terminantemente todas las acusaciones y dice: "Hasta mi último aliento, aunque tenga que librar una guerra mundial, voy a demostrar mi inocencia".

EL - Recordemos que Katzav es casado y tiene cinco hijos.

AJ - Así es. Tiene cinco hijos, tiene nietos chicos, es un hombre de 61 años que está casado desde hace 37 años. En esa rueda de prensa a la que hacía referencia recién, en ese ataque frontal a la prensa (que considera que lo está declarando culpable de antemano haciendo lo que llamó un juicio campal) dijo –en lo que creo que fue un error táctico, ganarse enemigos directos en la prensa–: "¿Cuántos de ustedes vivieron 37 años un matrimonio bueno como el mío?", y habló de amor, de una buena relación. Sin duda es una situación sumamente difícil.

Y ya que mencionamos que es casado, además es de una familia tradicionalista. Varios de sus hijos van con kipá, el solideo de los judíos religiosos; lo cual evidentemente agrega una dimensión mucho peor a esta situación. En un artículo aparecido en la prensa el fin de semana, uno de los periodistas más prestigiosos y respetados de Israel dijo que en esa rueda de prensa él miraba a Gila, la esposa, y su "corazón dolía más que nada por ella. Lloraba en silencio".

EL - ¿Qué opina el primer ministro israelí, Ehud Olmert? Dijo que debía renunciar. ¿Cómo se para ante este escándalo?

AJ - No usó la palabra renunciar, dijo que el presidente Moshé Katzav, dadas las circunstancias que se han creado, no puede seguir desempeñando su cargo, no puede permanecer en la residencia oficial del presidente. Ha habido interpretaciones, análisis –quizás meramente semánticos– de comentaristas que dicen que Olmert no dijo claramente que tiene que renunciar o dimitir, que al decir "no puede seguir desempeñando su cargo" puede de hecho haberse referido –y Olmert mismo después no lo aclaró– a lo que sucedió concretamente, a darlo de baja temporariamente, que fue lo que el mismo Katzav pidió al Parlamento y fue aprobado por la Comisión de Asuntos Internos, se lo declaró momentáneamente imposibilitado de desempeñar su cargo.

Oficialmente sigue siendo el presidente, pero hay una sustituta, Dalia Itzik, la presidenta del Parlamento, que está desempeñando las funciones hasta que se dé al presidente una audiencia especial ante el fiscal del Estado para presentar su versión de los hechos.

EL - ¿Cómo sigue este tema ahora? ¿Cuáles son las opciones para acusar formalmente al presidente?

AJ - Según la ley israelí –algo que demuestra que nadie concebía que se pudiera llegar alguna vez a una situación de este tipo, y ni que hablar por un delito como violación–, no existe la posibilidad de presentar un acta de acusación contra el presidente en ningún cargo, por ningún tipo de delito, mientras ejerza sus funciones. No está contemplada la posibilidad en el Código Penal de Israel, por lo cual las opciones son que dimita, que sea destituido o que todo el proceso jurídico se prolongue hasta después del 31 de julio de este año, cuando termina oficialmente sus funciones.

La primera opción –que es lo que se concretó por ahora– es una baja temporaria. El problema es que es por tres meses. Si la audiencia con el fiscal del Estado no se concreta antes el Parlamento debería extender el lapso. O quizás en el ínterin prospere la iniciativa de varios diputados, que ya han firmado una petición al respecto –aunque hay varias etapas en el trámite legislativo–, de destituir al presidente Katzav.

Él concretamente dijo que dimitiría únicamente –y se comprometió a hacerlo– si se presenta el acta de acusación. Dijo: "No voy a permitir que me ejecuten sin juicio". Por eso se rehúsa a dimitir antes de que se confirme si realmente será acusado.

EL - ¿Cómo perciben este caso los israelíes, la sociedad?

AJ - La sensación es impactante, es difícil encontrar una palabra que lo resuma. Quizás lo mejor sea citar a un jurista de la cátedra de Derecho de la Universidad de Haifa al que entrevisté hace pocos días, el profesor Emmanuel Geroz, a quien le pregunté cómo se siente ante todo como israelí, antes que como jurista, y realmente le costaba encontrar las palabras, dijo: "Mal, muy mal, siento que el cielo se nos está cayendo sobre la cabeza".

Katzav oficialmente, por ser el presidente del Estado –que aquí no es un cargo de gobierno, es un cargo protocolar–, es considerado el símbolo del Estado; alguien que va más allá. Si bien el origen de Katzav es político –fue ministro y diputado del Likud–, quien está en el cargo es considerado una figura que simboliza al Estado, una figura con la que pueden identificarse todos los israelíes más allá de posiciones partidarias. Y hasta este escándalo era visto así, como un presidente muy popular. La gente dice: "Por él, por su familia, pero más que nada por nosotros, por los ciudadanos mismos, ojalá esto no sea cierto. Porque si es verdad es una vergüenza indescriptible".